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viernes, junio 6, 2025

“No soy la sombra de nadie: tengo mi propio camino”: Mora Peretti, sin filtros, habla del apellido, el bullying que la hizo más fuerte y el amor

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Entre el amor a su padre, el peso de la fama no elegida y un renacer creativo que la conecta con su deseo más íntimo, la actriz Mora Peretti rompe (y trasciende) el molde de la “hija de”. Encontró su voz entre frustraciones, resiliencia, amor y terapia y hoy se muestra en plena reinvención.  

Con 21 años, una madurez que sorprende y una intensidad que terminó de integrar, Mora habla con GENTE de su vínculo real con Diego Peretti (62), el bullying que la marcó, el amor romántico que hoy cuestiona, y la libertad de fundar su propio camino sin pedir permiso.

Porque, además de actuar, actualmente dirige, estudia cine en la escuela de Eliseo Subiela, tiene su propia productora –integrada completamente por mujeres– y planea su primer documental. Ya no necesita sacarse la mochila de la herencia: aprendió a llenarla con lo propio.

«Me gustaría tener el éxito que él tiene, la estima de la gente. Pero sé que mi camino no va a ser igual», comparte Mora con orgullo al hablar sobre la popularidad de su padre. Además de actuar, estudia cine y ya armó una productora con amigas, bautizada WIF Producciones (por las iniciales de Women in Film).

Mora Peretti, todo sobre su padre: “Siempre sentí que tenía que estar a la altura de mi viejo. Hoy entendí que lo único que él quiere es que yo sea yo”

Hay algo entre Mora y Diego Peretti que es hermoso de ver. No sólo la complicidad –ese código silencioso que se intuye en la campaña de fotos que hicieron juntos para una marca de perfumes–, sino el respeto. También la admiración y el juego.

Pero si bien la experiencia fue amorosa y divertida, Mora tiene claro que su camino no puede (ni quiere) ser un espejo del de su padre. “Obvio que me encantaría tener el respeto, la carrera y la cantidad de laburo que él tiene. Pero yo no estoy adentro del medio todavía. Estoy construyendo algo distinto”, asegura.

–¿Cuándo fuiste consciente de que llevar el apellido Peretti te ponía en una especie de vitrina no elegida, incluso antes de que el mundo supiera quién eras?

–Durante el jardín y la primaria, como siempre fui al mismo colegio, se había naturalizado entre los padres y los chicos todo eso de que mi papá era mi papá, entonces en ningún momento cobraba alguna magnitud. Cuando pasé a la secundaria, en séptimo grado hice un curso para entrar al Buenos Aires.

Y me acuerdo que mi viejo me había llevado al colegio. Ahí, mientras esperaba afuera, fue que escuché decir por lo bajo: “Ella es la hija de Peretti”. Pero bueno, algunas veces, en algunos grupos humanos lo he padecido, y en otros no tanto.

–Digamos como que te tuviste que ir curtiendo en el camino…

–Como afilando el olfato, te diría. Estar alerta. Saber por qué se me acercaban y cómo venía la mano. Pero aprendí que hay algo energético, o al menos yo lo siento así. Cuando hablo con alguien, detecto de esa manera si tengo o no ganas de vincularme con esa persona.  

«A veces pienso que tenemos puntos de vista completamente distintos… y aún así, siento que tengo una cabeza parecida a la suya», explica Mora Peretti, que acaba de regresar a su protagónico teatral, bautizado El juego.

La complejidad del bullying: «Sentía que era yo la del problema. Después entendí que sólo no encajaba en ese mundo»

La infancia de Mora fue un campo de prueba. Cuenta que en la primaria sufrió algunas situaciones de bullying. “Digamos que me hacían una pequeña diferencia para mal. Tal vez no era tanto por ser “hija de”. Pero viste que la gente también se acerca por interés, y debo decir que he tenido algunas decepciones cuando la amistad pasa por ese lado”, analiza al adentrarse en el tema.  

“Fui muy sensible desde siempre. En la primaria, por no tener el cuerpo ‘estilizado’ que tenían mis compañeras, recibí ciertos destratos. No lo llamaría bullying fuerte, pero sí esa crueldad silenciosa que te hace sentir menos. Y encima yo iba y se lo contaba a mi vieja, y ahí me odiaban más», relata.

Durante años me peleé con la idea de que tenía que ir al psicólogo. Yo no era la que jodía, yo era la que sufría. ¿Por qué tenía que ir yo? A esa edad no entendía que necesitaba herramientas para ponerle palabras a lo que me pasaba”, continúa.

Sobre la complejidad que encierra al bullying explica que, cuando lo padeció, ni siquiera existía como tal esa palabra, por lo tanto en el colegio ni siquiera había protocolos para tratar el tema. “No es que los chicos son malvados y quieren que la otra persona se sienta mal pero al mismo tiempo hay un resultado”, profundiza.

Y analítica, Mora comparte su punto de vista: “¿Cuál es la respuesta al bullying? ¿Cuál es la solución? Todavía me lo pregunto al día de hoy. No porque lo sufra, porque tengo una gran fortaleza a raíz de lo que pasé en primaria, pero entiendo que es un círculo vicioso del cual es muy difícil lograr salvar a alguien.

«A veces pienso que tenemos puntos de vista completamente distintos… y aún así, siento que tengo una cabeza parecida a la suya», explica Mora Peretti, que en junio regresa a su protagónico teatral, bautizado El juego.

Del teatro que la «salvó» a su próximo proyecto: un documental sobre su padre y una pregunta existencial, pero de todos los días

A los 10 años empezó teatro. Y ahí, se sintió en su mundo por primera vez. “Encontré un espacio donde no tenía que encajar, sólo existir. Me salvó. Y hoy me sigue salvando”.

Después vinieron los castings. Y con ellos, las frustraciones. “Tuve mi crisis vocacional a los 21, no a los 17. Me agarró cuando vi que los proyectos que conseguía no me gustaban. Pensé: ¿y si actúo toda la vida en cosas que no me mueven nada? ¿Qué hago con eso? Ahí apareció la dirección”, cuenta.

Ahí fue que decidió entrar a estudiar cine a la escuela de Subiela. También formó su productora, curó cortos y armó un tándem femenino con el que disfruta pasar de un lado al otro de la cámara, siempre con la obsesión por el detalle que, según sostiene, abraza y la caracteriza.

–¿Y qué te gustaría dirigir? ¿Tenés alguna idea, algún guion escrito?

–Tengo muchos guiones escritos que no tienen final todavía. O escenas que no corresponden a ningún cortometraje, pero este año tengo como proyecto hacer un documental sobre mi papá. No sé si lo voy a terminar siquiera…

–¿A qué Diego pensás contar?

–Así como vos naciste siendo la hija de tu papá y todos lo hicimos, me pasa que cuando yo nací no es que mi padre empezó siendo médico y cuando yo tenía diez años cambió de profesión y la pegó, y tuve un cambio rotundo en mi vida. Entonces, me gustaría hacer un documental que responda a la pregunta “qué se siente que mi papá sea mi papá”, que cuente cómo es el padre detrás del actor.  

–¿Y cuál fue ese periplo hasta acá?

–El camino fue primero entender cuál era mi apellido, enojarme por ser la sombra, comprenderla y aceptarme, y luego abrazarme a la idea de que no soy ninguna sombra, sino que tengo que ir con mi propio camino.

Acerca del amor, Mora es clara: «Me estoy redescubriendo. Si algún día vuelvo a enamorarme, quiero que sea alguien con quien pueda compartir una conversación creativa». Todas las fotos de esta nota son parte de la campaña para Parfumerie que protagonizó junto a su padre, Diego.

“Estuve muy enamorada, pero me alejé de mí”

Acerca de lo sentimental y de si una pareja tiene que ser admirada para que funcione en su esquema de vida, Mora revela que en su última experiencia lo creativo no estaba en juego.  

“Tuve una relación muy seria, con alguien muy distinto a mí. No quiero hablar mal, pero me alejé de mi centro. Dejé de escuchar la música que me gustaba, de ver las pelis que me hacían bien. Y me di cuenta tarde”, confiesa Mora, cuestionando el amor romántico.

–Viste que los vínculos que tenemos, también aparecen para espejarnos; de alguna manera son maestros. ¿También lo ves así?

–Sí, de esta persona aprendí muchas cosas. Al ser tan opuesto a mí, yo siendo tan emocional, y él un poco egocéntrico, me enseñó sobre el amor propio. Y eso es algo que rescato positivamente. Lo digo aunque sepa que ninguno de los dos extremos sean buenos.

Hoy Mora no está en pareja, pero sabe qué esperar. “Me estoy redescubriendo. Si algún día vuelvo a enamorarme, quiero que sea alguien con quien pueda compartir una conversación creativa. Que me inspire. No necesito que sea del cine, pero sí que tenga algo que admire. Sino, me muero”, lanza.

¿Apps de citas? “Ni en pedo. ¿Te imaginás que alguien me encuentra en OKCupid y sube un screenshot? Me muero. Ser ‘medio pública’ implica resignar ciertas cosas. Aunque obvio, si un día me copa, lo haré igual”.

Agradecemos a Javier Furgang (The Remake)

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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