Junio es un mes en el que la mayoría de los ciudadanos miran con esperanza el calendario porque anuncia vacaciones. Planificar un viaje es, a veces, mejor que hacerlo —sobre el papel todo es perfecto— y es fácil imaginarse en destinos de maravilla, de playa, de montaña o urbanos. Entre estos últimos, la luminosa diversidad del barrio londinense de Notting Hill está en la agenda de no pocos turistas. Notting Hill —el barrio— alcanzó fama con Notting Hill —la película— y se convirtió en un destino de postal, por la fotogenia de unos coloridos portales en los que, al parecer, viven personas. Y esas personas, cuando tienen problemas para entrar en el portal de su casa porque tienen que esperar a que unos visitantes jueguen a ser Hugh Grant o Julia Roberts, acaban irritadas. Tanto que varios vecinos del barrio han decidido ya pintar las fachadas de sus domicilios de negro, cambiando la luminosidad y el colorido por el luto. Con eso, esperan alejar a los viajeros faltos de respeto. Y quizá, animar a más vecinos a hacerlo.
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