Doscientos cuarenta y nueve días pasaron desde que Novak Djokovic hizo historia al colgarse el oro olímpico de París 2024, el trofeo número 99 de su carrera. Conquistada esa medalla, que era su gran cuenta pendiente porque se le había escapado demasiadas veces en el pasado, el serbio salió a la caza de un nuevo gran objetivo, su 100ª corona. Más de ocho meses después, ese icónico título sigue esquivándolo, a tal punto que parece estar maldito.
El último golpe a la ilusión de Nole de sumar ese hito a la larguísima lista de logros de su legendaria trayectoria fue la derrota en la segunda ronda del Masters 1000 de Montecarlo, que le propinó el chileno Alejandro Tabilo con un contundente 6-3 y 6-4 en apenas una hora y 27 minutos.
La eliminación demasiado temprana del torneo monegasco, en el que se consagró dos veces (2013 y 2015) y fue finalista en un par de ediciones más (2008 y 2012), dejó al serbio sin posibilidades de celebrar esta semana la centena de conquistas en el máximo nivel del tenis, una marca que solo consiguieron otros dos jugadores, Jimmy Connors (109 ) y Roger Federer (103). Dos leyendas como él, que igual tardaron mucho menos para llegar a esa cifra tan especial.
El estadounidense ganó su 99° título en Queen’s, en junio de 1983, y cuatro torneos y menos de tres meses más tarde, conquistó el 100° en el US Open. No jugó finales entre esas dos consagraciones.
Federer levantó su 99° trofeo en Stuttgart, en junio de 2018, y en octubre de ese mismo año gritó campeón en Basilea. Entre el festejo en tierras alemanas y la victoria en su casa disputó cinco certámenes y dejó pasar dos finales, en Halle (perdió con Borna Coric) y en Cincinnati (con Djokovic).
Montecarlo fue la octava cita del calendario ATP en la que el serbio buscó, sin éxito, su 100° trofeo.

Tres semanas después de la emotiva final olímpica que le ganó a Carlos Alcaraz sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros, desembarcó en Nueva York con la idea de conquistar el US Open y sumar, de paso, su 25° Grand Slam. El australiano Alexei Popyrin lo frenó en tercera ronda y pospuso su doble festejo. “Jugué uno de los peores tenis que he jugado nunca”, aseguró tras la eliminación.
A fines de septiembre desperdició su primera chance concreta al caer en la final del Masters 1000 de Shanghai ante el italiano Jannik Sinner, quien lo superó por 7-6 (7-4) y 6-3. Nole, igual, se fue satisfecho con su nivel y le bajó el telón a “su peor temporada” con la sensación de que aún podía pelear por grandes cosas.
El 2025 lo arrancó en Brisbane, con una caída en sets corridos ante el estadounidense Reilly Opelka en cuartos de final. Luego tuvo que retirarse en las semis del Australian Open tras ceder el primer set ante Alexander Zverev por un desgarro muscular en la pierna izquierda. Y sumó después otra derrota muy rápida ante Matteo Berrettini en su debut en Doha.
«Todavía trato de cuidar mi cuerpo diariamente, aunque indudablemente sea más desafiante ahora. Aún intento dar mi máximo dadas las circunstancias. Pero las cosas no son iguales que hace 10 o 15 años», reflexionó tras despedirse del certamen qatarí.

Tuvo otras dos oportunidades en los primeros Masters 1000 del año.
En Indian Wells cedió en el debut ante el neerlandés Botic van de Zandschulp, 85° del ranking. “Las cosas han sido diferentes para mí en los últimos años, me ha costado jugar al nivel deseado. La mayoría de las veces es un verdadero desafío. Una lucha”, afirmó.
En Miami, llegó a la final jugando bien y antes de ese partido se mostró ilusionado. “Desde que gané mi 99, he estado jugando con la perspectiva de llegar a los cien títulos. Estuve cerca en la final de Shanghai. Jugué semifinales de Australia. He estado intentando encontrar el nivel de tenis necesario para poder luchar por un trofeo, un gran trofeo. Estoy muy contento por la forma que vengo jugando. No he perdido ni un set. Es una gran oportunidad. A ver qué pasa”, afirmó.
Pero el checo Jakub Mensik, de 19 años y quien jugaba apenas su segunda final (la primera en esa categoría), lo superó por 7-6 (7-4) y 7-6 (7-4) y lo dejó con las manos vacías.
La derrota de este miércoles ante Tabilo en Montecarlo fue otro baldazo de realidad. “Esperaba una actuación digna, no esto. Había un rival difícil y sabía que podía jugar mal, pero no tanto. Simplemente horrible. Sensaciones horribles. No tengo ninguna explicación. Lo siento por los espectadores”, reconoció sin filtros.
En Mónaco se le escapó la octava chance y ahora deberá esperar dos semanas para su próximo compromiso, el Masters 1000 de Madrid. En la Caja Mágica buscará romper la maldición del 100° título. ¿Será la novena la vencida?