Esta semana se realizarán reuniones con los pastores trashumantes del norte neuquino y Zapala para definir la fecha del operativo provincial de transhumancia, tradición que combina producción ganadera, cultura y vida familiar.
En noviembre, la provincia de Neuquén celebra el mes de la transhumancia, una tradición ganadera y cultural que constituye un patrimonio inmaterial de la región y del país. Durante esta semana se llevarán a cabo reuniones con los crianceros, los pastores trashumantes del norte neuquino y Zapala, para definir la fecha del operativo provincial de transhumancia.
La trashumancia no es solo un modo de producción; es una forma de vida en la que familias completas trasladan sus rebaños siguiendo los ciclos naturales del clima.
Durante el invierno, los pastores se trasladan a las tierras bajas del centro de la provincia, mientras que en verano ascienden hacia la montaña en busca de pastos tiernos en las faldas de la cordillera.
Los crianceros se dedican principalmente a la producción de ganado caprino, y en menor medida a ovino y vacuno. Los grandes arreos, tanto hacia la veranada en la montaña como hacia la invernada en los valles, constituyen espectáculos conmovedores por la magnitud de los rebaños y la destreza de los pastores.
Si bien las condiciones de vida son duras, con traslados que pueden durar entre dos semanas y un mes, con el tiempo se han implementado mejoras: viviendas en zonas de veranada, escuelas trashumantes que siguen a las familias para garantizar la educación de los niños, y planes de turismo ecológico que permiten a los visitantes conocer esta forma de vida y participar de actividades como arreos, ordeñe, esquila, fabricación de dulces y quesos, teñido y tejido de lanas, y cultivo de plantas aromáticas.
La transhumancia, más que una técnica de producción, representa la integración de cultura, familia y trabajo, consolidando un modelo de vida que sigue vigente y que la provincia busca preservar y difundir.





