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jueves, noviembre 13, 2025

Nueva amenaza al tesoro verde de Gallecs

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Rodeado de una densa trama urbana, el espacio agroforestal de Gallecs, entre el Vallès Oriental y Occidental, ha conseguido resistir, durante casi 50 años, ante diferentes amenazas urbanísticas y de gestión, gracias a las luchas vecinales. Es uno de los últimos reductos naturales que combina actividad agraria, residencia y ocio, aunque su destino era otro. 

En 1970, el gobierno franquista quería construir una ciudad de 130.000 habitantes. Expropió 1.500 hectáreas y provocó una gran crisis con el abandono de las tierras, por parte muchos masovers, que encontraron trabajo en la industria. Las manifestaciones ciudadanas y ecologistas, con detenciones e, incluso, cárcel, frenaron la construcción y salvaron los campos y las masías. El terreno quedó mermado, prácticamente, a la mitad porque, con los años, la Generalitat y algunos ayuntamientos aprobaron zonas industriales y urbanizaciones de los municipios vecinos. En 1980, este espacio, de gran riqueza ambiental, fue transferido a la Generalitat, a través del Incasòl. El Consorci de Gallecs, órgano gestor, está integrado por los departamentos de Territori y de Agricultura y los ayuntamientos de Mollet del Vallès, Parets del Vallès, Lliçà de Vall, Santa Perpètua de Mogoda, Palau-solità i Plegamans y Montcada i Reixac

Ahora mismo, Gallecs es un tesoro verde con 774 hectáreas -698 protegidas por un Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN) de la Generalitat-. El 40% de la agricultura ya es de producción ecológica y el resto es tradicional. A pesar de ser un referente como parque agroecológico en Europa -con un millón de usuarios anuales- que despierta el interés de los investigadores, sigue recibiendo nuevas presiones. Por una parte, los vertidos de purines, -en aumento en estos últimos años-, han provocado un exceso de nitratos que contamina el agua y pone en peligro las parcelas de producción ecológica. 

Este diario ha tenido acceso a los análisis de la calidad del agua de cinco pozos de la zona, encargados en abril, y los nitratos superan hasta cinco veces el nivel máximo de 50 mg/l que la OMS recomienda para que su consumo no sea tóxico. El pozo de Can Beira tiene 328 mg/l de nitratos, el de Torre d’en Malla; 315, el de Can Xambrers; 223, el del Nucli Can Carol; 217 y el de Can Jornet; 189.

Unió de Pagesos advierte se que “no pueden obligarnos a optar solo por la producción ecológica”

El vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Gallecs, Iván Llagostera, que representa a un centenar de habitantes, denuncia que “el vertido de purines es abusivo y constante y no ha parado de crecer en los últimos cuatro años. Nos los han llegado a tirar en las puertas de nuestras casas y son un peligro para la salud y para los campos ecológicos”, lamenta. “El agua de los pozos no es apta para el consumo humano ni para el riego y esto no puede ocurrir en un espacio que defiende el desarrollo rural sostenible y que quiere garantizar el relevo generacional de los payeses de Gallecs”, argumenta. 

En la misma línea argumental se sitúa la Comisión de Defensa de Gallecs. Está integrada por una veintena de veteranos activistas (entre otros, la exalcaldesa de Parets; Rosa Martí, el músico Jaume Arnella, el cocinero Pep Salsetes o el exconcejal de ERC, Ramón Arribas) que lucharon a finales de los 60 contra el plan franquista de la ciudad satélite. Algunos, ocuparon las masías abandonadas, vivieron en comunidad y ayudaron a los payeses que resistieron, a pesar de la expropiación forzosa.

Vertido de purines en los campos

Vertido de purines en los campos 

Asociación de vecinos de Gallecs

Anhelan que la tierra se respete. “Estamos en contra de los vertidos descontrolados de purines. Los empresarios del sector porcino tendrían que asumir la gestión de estos restos y tratarlos en una depuradora para excrementos ganaderos”, expresan. La comisión reclama al Incasòl “una gestión que preserve la biodiversidad, el patrimonio y el cultivo ecológico”. Santi Olivé es payés de la finca de Can Jornet y es uno de los pocos de Catalunya especializado en el cultivo de trigos antiguos, de producción ecológica. Pide que “haya una reordenación de la propiedad porque los agricultores de Gallecs hemos estado en un impás administrativo durante muchos años, como en el limbo. Aunque mi bisabuelo compró la finca, yo no soy propietario, ni siquiera masover. No puedo pedir un préstamo ni una hipoteca”, lamenta.

El otro punto de tensión en Gallecs es el nuevo modelo de gestión agraria que promueve Territori. La Generalitat quiere “regularizar las diferentes situaciones posesorias irregulares existentes”. Hace décadas que, de los 36 labradores, solo media docena mantienen la licencia de uso agrícola vigente, por lo que el Govern no ha recibido ninguna contraprestación económica, en décadas. Por eso, el año pasado, el Incasòl convocó un concurso para regularizar 382 hectáreas agrarias con nuevos arrendamientos. Ofreció 23 lotes diferentes de parcelas inferiores a 50 hectáreas, con producción ecológica obligatoria. Las condiciones del concurso han priorizado la incorporación de jóvenes y mujeres a la agricultura con criterios ecológicos, lo que podría dejar sin opción la mayoría de campesinos que actualmente trabajan en Gallecs de forma convencional. En las próximas semanas, según anuncia el Incasòl, se resolverán las adjudicaciones.

GALLECS, EL LATIDO DE LA TIERRA

Para entender la complejidad y el interés de este espacio de Gallecs hay que viajar medio siglo atrás. Tras el anuncio del régimen franquista de una urbanización inminente, se vivieron momentos de crisis e inestabilidad porque “no echaban de nuestras casas y la tierra que habíamos trabajado varias generaciones, a cambio de muy poco dinero y mucho maltrato. Pero mi madre se plantó y resistimos”, recuerda Marina Duñach, de 82 años, que se crio en la masía de Can Jornet. Las masías que quedaron vacías acabaron siendo ocupadas por jóvenes que creían en el movimiento comunal y en la ecología. Estos activistas ayudaron a los payeses que habían resistido, como la familia de Duñach, y, en 1978, organizaron una de las mayores protestas ecologistas de Catalunya del momento, con 8.000 asistentes. Hoy, muchos de aquellos activistas superan los 70 años, pero su espíritu de lucha sigue firme. Uno de ellos, el cineasta y pedagogo Agustí Corominas, impulsa en libro y en documental “Gallecs, el batec de la terra”, que recogerá este viaje de casi de 50 años, con sus protagonistas. “Gallecs es un referente de la lucha por la tierra, desde el punto de vista de ordenación del territorio y de modelo agrícola. Haremos un salto hacia el pasado y cómo aquellas luchas proyectan un futuro para el espacio agroecológico actual”, explica, con orgullo.

Ante esta situación, Unió de Pagesos (UdP) interpuso, en 2024, un contencioso administrativo contra este procedimiento de la nueva adjudicación de parcelas. En enero, presentó alegaciones al plan del Parque Territorial de Gallecs porque “se extralimita y se adjudica competencias que no le corresponden”. En agosto, el sindicato organizó una tractorada de protesta para exigir que se paralizase el concurso del Incasòl. 

El sindicato argumenta que “las explotaciones tienen el derecho de diversificar sus cultivos y métodos de producción para adaptarse a las condiciones del mercado y particularidades personales. No nos pueden obligar a optar, únicamente, por la producción ecológica”. Respecto a los purines, desde el Unió de Pagesos apuntan que “la norma que regula el PEIN no obliga, en ningún caso, a hacer agricultura ecológica ni prohíbe el uso de fertilización orgánica”.

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Por su parte, fuentes del Incasòl anuncian que la “regularización de la situación posesoria de los terrenos, mediante el concurso, ayudará a consolidar un modelo de gestión agroecológico en todo el parque que nos permitirá toda la gestión agraria, incluida la de los vertidos de purines”. La gerente del Consorci de Gallecs, Gemma Safont, defiende que en estos últimos años se ha consolidado una “apuesta firme para gestionar el territorio, buscando un equilibrio entre la agricultura, la conservación del medio natural y el uso público, con el reto de consolidar un parque agroecológico en todo su ámbito, en beneficio de toda la ciudadanía”. 

Según Safont, Gallecs se ha convertido “en un referente de investigación e innovación en la agricultura ecológica”. El nuevo plan del Consorci para ordenar el espacio apuesta por “el acceso a la tierra de los productores pequeños y medianos, como se ha definido en el concurso público, para fomentar la economía local y circular de Gallecs y su biodiversidad natural y cultivada” con producción ecológica.

Redacción

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