
En el sur de Lima, entre las colinas áridas de Villa María del Triunfo, se extiende el cementerio Nueva Esperanza, conocido también como Virgen de Lourdes. Esta necrópolis, inaugurada en la década de 1960, nació como respuesta a las necesidades de miles de migrantes peruanos que llegaron a la capital en busca de una vida mejor. Con más de 60 hectáreas —una extensión mayor que la del Estado del Vaticano, que cuenta con 44 ha—, está considerado el cementerio más grande de América Latina y el segundo del mundo.
Cada 1 de noviembre, durante el Día de Todos los Santos, el camposanto recibe a más de dos millones de personas que llegan para recordar y celebrar a sus seres queridos. En esas fechas, las autoridades de Villa María del Triunfo implementan planes de seguridad y desvíos de tránsito para garantizar el acceso y la tranquilidad de los visitantes.

El cementerio Nueva Esperanza surgió como una solución colectiva de los primeros pobladores del distrito, fundado en 1961. Procedentes de distintas regiones del país, compartían historias de migración y mezcla cultural, lo que terminó por definir la identidad del lugar. Hoy, además de un millón de nichos, el recinto cuenta con mausoleos y una capilla donde se ofician ceremonias religiosas.

Al recorrer este espacio es posible advertir la diversidad de expresiones funerarias, que van desde tumbas en el suelo hasta elaborados mausoleos. Las celebraciones de Todos los Santos, que comienzan desde el amanecer, convierten al cementerio en un escenario donde la muerte y la vida se entrelazan. Familias enteras llegan con flores, comida, música y danzas propias de sus lugares de origen. Así, el cementerio trasciende su rol como espacio de reposo y se consolida como un referente cultural y turístico de Lima.

“Recibimos al menos dos millones de visitantes durante el Día de Todos los Santos”, afirmó la administración del cementerio a Infobae. Esta fecha genera el mayor movimiento del año y dinamiza la economía local: vendedores de flores, alimentos típicos y músicos se concentran en los alrededores para acompañar los homenajes.

No todos los cementerios del Perú comparten la misma historia ni la misma escala. Nueva Esperanza destaca por la variedad de manifestaciones culturales que alberga, reflejando la pluralidad del país. En su interior confluyen rituales católicos y costumbres populares. Durante la festividad es común ver arpas, violines y otros instrumentos tradicionales acompañando los homenajes, donde incluso se realizan danzas típicas.

Para quienes no pueden asistir en persona, los trabajadores del cementerio realizan labores de mantenimiento y, en algunos casos, ofician ceremonias que se registran para enviar a las familias. El recinto contiene zonas destinadas a entierros recientes y otras reservadas para antiguos moradores del distrito, conformando un mapa viviente de la expansión urbana de Lima y de su memoria colectiva.

La masividad del cementerio se traduce en cifras: ocupa un área equivalente a dos veces el Parque de las Leyendas o unos 85 estadios nacionales y alberga al menos un millón de nichos. A nivel mundial, solo se le adelanta en tamaño el cementerio de Wadi Al Salam, en Irak. Nueva Esperanza es único en América Latina, tanto por su extensión como por el número de visitantes que recibe en fechas emblemáticas.
Las autoridades y administradores han sumado esfuerzos para transformarlo en un destino no solo para deudos, sino también para quienes buscan comprender la riqueza cultural del país a través de sus ritos funerarios.

Durante la festividad de Todos los Santos, la venta de gastronomía peruana y productos artesanales dinamiza la economía de Villa María del Triunfo. Este movimiento beneficia tanto a los comerciantes que ofrecen artículos religiosos como a quienes organizan espectáculos musicales y actividades culturales.
El cementerio Nueva Esperanza también ha sido reconocido por el Gobierno peruano y por organizaciones internacionales como un lugar emblemático para la memoria colectiva y el turismo cultural. Su tamaño, la cantidad de visitantes y la diversidad de expresiones que concentra lo convierten en un símbolo de la relación entre la vida, la muerte y la identidad nacional en el Perú.

Debido a su magnitud, el camposanto enfrenta constantes desafíos logísticos. En la edición más reciente de Todos los Santos, las rutas de acceso fueron modificadas para evitar congestiones. Por el sur se habilitó el ingreso a través de la avenida 26 de Noviembre, con desvíos por calles internas del distrito. Por el norte, el acceso principal fue la avenida Unión, facilitando el tránsito para quienes venían desde el centro de Lima o distritos vecinos.
El horario de atención también fue ajustado: de lunes a viernes de 8:00 a 14:00 horas, y los fines de semana hasta las 13:00. Estas disposiciones buscan salvaguardar la seguridad de visitantes y trabajadores, muchos de los cuales se vieron afectados durante la pandemia por las restricciones sanitarias.

El cementerio Nueva Esperanza de Villa María del Triunfo se encuentra accesible por las siguientes vías:
Autobuses: líneas 8626, 8701, 8702, 8711 y 8715, con paraderos próximos al recinto.
Metro: la Línea 1 del Metro de Lima ofrece conexión directa con la zona.





