Un anuncio vigente en redes sociales hecho por un coleccionista español ofrece comprar las obras que el pintor y poeta, Julio Romero de Torres (España , 1874-1930), representante del simbolismo, expuso o vendió en Argentina.

El anuncio está recibiendo muchas respuestas y algunas propuestas de obras falsas. El coleccionista es Blas García, un destacado cirujano plástico que nació en la ciudad española de Córdoba –el mismo lugar que Romero de Torres– quien es el propietario, entre otras , de «El Retrato de Adela Cardone», una pintura que durante muchos años estuvo colgada en las paredes del Club Español de Buenos Aires hasta que fue vendida y posteriormente adquirida por él en una subasta de Sotheby’s.
La intención del coleccionista no es solo comprar. Dice: “Si sale la oportunidad de poder adquirir y repatriar alguna obra más a España, pues, desde luego, no sería despreciable, pero el objetivo fundamental es saber cuántas obras de Romero de Torres hay allá y cuál es su estado. La idea se me ocurrió gracias a una sugerencia que me hizo mi querida amiga Mercedes Valverde, que es la mayor experta a nivel mundial de la obra de Julio Romero de Torres, que un día me dijo: Las obras perdidas ojalá supiésemos dónde están, quién las tiene, datarlas, si se han perdido o están en familias, en salones colgadas, que no se han movido en ochenta o cien años.”
“El mayor éxito de ventas de Romero de Torres se produjo en Argentina, lugar que visitó dos veces. La mayoría de sus obras están catalogadas pero existen un 15-20% que no sabemos dónde están”.
Sobre el camino de las obras de Romero de Torres, en la colección de Blas García, este señala: “Tengo más de 10 obras y otros tantos dibujos. Dos de las más importantes tienen relación directa con Argentina. “El retrato de Adela Cardone” es una obra que se expuso en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1912 y estuvo circulando por España en numerosas exposiciones internacionales, además de pasar por Múnich, Londres, Santiago de Chile y acabó en la Argentina, en 1924, en el Club Español de Buenos Aires. Por el motivo que sea, este decidió deshacerse de esa obra y fue subastada a través de Sotheby’s y tuve la grandísima suerte de poderla recuperar. En la Argentina, se le habían hecho algunas restauraciones, con muchos repintes, siguiendo unos criterios muy poco conservadores. En España, gracias a Marta Ortiz, que es la mayor experta en restauraciones de obras de Julio Romero –ha restaurado más de 50 obras–, se pudo recuperar todo el esplendor de la obra, con la ayuda de viejas fotografías.
Otra obra muy importante es «Sulamita»; que estuvo perdida, se vendió en la Argentina. No sabemos cómo, pero pasó de Argentina a Milán, a una colección muy importante, y de esa colección de Milán, pude comprarla y se pudo repatriar a España. Es una obra de una belleza impresionante que ha sido tapa de varios libros, entre ellos.
Mujeres fuera de “orden”
“Creo que he soñado y no he ido”, dijo Romero de Torres sobre su permanencia en la Argentina. Durante aproximadamente una década, su pintura en América fue comercializada por la desaparecida Galería Witcomb, en Buenos Aires. Aunque el nombre de Romero de Torres apenas aparece en Memorias de una Galería de Arte, Archivo Witcomb 1896-1971, Fundación Espiga, Buenos Aires 2000, sí existe abundante material sobre su presencia argentina, que se puede consultar.

Considerado el pintor más importante nacido en la ciudad de Córdoba en España, dueño de una narrativa “enigmática, misteriosa y poética”, según Mercedes Valverde, conocido con anterioridad en la Argentina, irrumpe con fuerza con una muestra personal que rompe los esquemas de las exposiciones del momento, desde el mismo catálogo escrito por el escritor Valle Inclán, que lo denomina el “único pintor español que mostraba haber visto en las cosas aquella condición suprema de poesía y de misterio que las hace dignas del arte”.
Romero de Torres, carismático y seductor, expone en solitario por primera vez en Buenos Aires 26 obras, entre las que se encuentra “La muerte de Santa Inés”, que la catedral argentina quiso comprar y el pintor no vendió, y “Musidora”, que sí es comprada por el Museo Nacional de Bellas Artes.
A pesar de las múltiples exposiciones que se hacen en la ciudad, la prensa considera ésta como la mejor de arte extranjero celebrada ese año en Argentina. “El pintor no tiene rival cuando quiere revelar toda una psicología, toda la vida interior de uno de sus personajes”.

Romero de Torres siente predilección por el desnudo femenino en sus obras y en Buenos Aires las exhibe. Su obra “Vividoras del amor” (en el que retrataba a cuatro prostitutas) había sido rechazada en España por “inmoral” en la Exposición Nacional de Pintura de 1906 y, dos años después, en 1908, en la misma exposición, ganó la primera medalla por “Musa gitana”, un desnudo integral, hoy en la colección del Museo Reina Sofía.
Las obras exhibidas en la Galería Witcomb “operan en la sociedad porteña de las primeras décadas del siglo XX superando consideraciones relativas a la moda y el consumo suntuario”. Mientras damas patricias encargan y posan para el pintor en pacatos y hermosos retratos, numerosos público se reúne para ver la muestra, que extiende su duración.
“Pero, ¿qué representaban esas mujeres fuera de ‘orden’, pintadas por Romero, para el público de Buenos Aires? En ellas se encuentra una imagen de mujer diferente de la que se tiene en casa: de mirada profunda, oscura y hasta desafiante. Una mujer que se exhibe sin recato, dejando al descubierto algunas partes de su cuerpo, tratada con el respeto plástico de las alegorías, pero de una carnalidad brutal y melancólica a la vez”, señala la historiadora del arte Diana Wechsler.
La misma investigadora afirma: “El exotismo de las mujeres de Romero de Torres se lee en Buenos Aires como marca registrada, pero no solo de autor sino de identidad, y con ella se ve un modelo de representación válido, más allá de las primeras lecturas ligadas al erotismo, como un rasgo de la cultura y la ‘raza’ y, por ende, como un posible ejemplo a seguir por los artistas argentinos. Gitanas, prostitutas, son prototipos de lo marginal, mujeres diferentes cuya representación busca violar ciertas normas y, en este sentido, dentro del público porteño, Romero de Torres era visto como un artista moderno, que hasta había sido inicialmente rechazado, como ponían de relieve los críticos de entonces. El otro aspecto de la modernidad de este artista era el que tenía que ver con la construcción de una imagen de clara identificación con lo regional, con lo nacional, debate que en ese momento estaba en el centro del campo intelectual en muchos países y la Argentina no era la excepción. Desde este lugar es que las obras de Romero entraron no solo en las colecciones privadas, sino también en las colecciones públicas argentinas”.

En El arte como experiencia, el pintor argentino Antonio Berni señala: “Hasta entonces (1925) yo había creído que los grandes pintores eran Sorolla, Zuloaga, Romero de Torres, que estaban en su apogeo en España y también aquí (en la Argentina)”.
La mayor producción de Romero de Torres, prácticamente hasta el final de su vida —muere a los 55 años—, se comercializó desde Argentina. Después de muerto, la Galería Witcomb siguió vendiendo copias, la mayoría enviadas por su hermano y su hijo, copista.
En una entrevista publicada en La Correspondencia de España, poco después de regresar de América, el artista explica: “No, no me invitó nadie a ir a América. Salió de mí al saber que los marchantes que me compraban mis cuadros a bajo precio, luego los vendían por su cuenta, valiéndoles grandes sumas. Y acerté, como verás, cruzando el charco, pues el recibimiento que en la Argentina se me dispensó superó todas mis ilusiones. …”
Detalles de su visita aparecen en Julio Romero de Torres en Argentina (Museo de Bellas Artes de Córdoba), aunque en el minuto 7:39 se exhibe una obra determinada como falsa.
Actualmente, en el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires, se exhibe hasta marzo, dentro de la muestra Museo Secreto. De la reserva a la sala, la obra “Musidora”, de Romero de Torres, adquirida por la institución en 1922 junto a otras dos: “Los celos” y “Gitana”.
Otras obras de Romero de Torres pertenecientes a la colección Uriarte Piñeiro, depositadas en el mismo Museo Nacional de Bellas Artes en 1941, fueron retiradas de la institución en 1991 por no respetar el cargo de exhibición, condición sine qua non del legado de los hermanos Arturo y Leopoldo Uriarte Piñeiro.
Entre ellas, “Rivalidad”, una de las preferidas del pintor, que actualmente se está negociando para su compra por parte del Ayuntamiento de su ciudad natal, sin que se haya alcanzado, aún, un acuerdo de compraventa con su actual propietario.

Obras falsas y repintadas
Sobre los resultados de su anuncio en redes sociales, el coleccionista Blas García señala a Clarín: “La mayoría son obras falsas, pero eso también ayuda a conocerlas y tenerlas registradas”.
La académica y experta Mercedes Valverde publicará este año 2025 el libro Apócrifo, que rastrea toda la obra falsa del pintor. Ella ha reconocido «cientos de cuadros atribuidos, en su mayoría apócrifamente firmados, que tanto han perjudicado la imagen del artista cordobés».
En una entrevista reciente ha señalado: “Llevo cuarenta y cinco años documentando obras falsas que están en el mercado. Las tengo todas localizadas y fotografiadas”. Su experiencia como experta es reconocida por estudiosos, coleccionistas y las salas de subastas más importantes, como Sotheby’s, Christie’s y, en España, Ansorena, Durán, Fernando Durán, Segre, Abalarte o Alcalá. La mayoría de los trabajos y conferencias de Valverde se pueden consultar y/o ver en YouTube.
Desacreditación de obras atribuidas a Romero de Torres, por Mercedes Valverde

Del cuadro de Romero de Torres que se han detectado más réplicas es “Fuensanta”. La obra es una de las imágenes que más contribuyó a crear el mito del pintor de la mujer morena y una de las que mayor precio ha alcanzado. Es uno de los últimos cuadros realizados por el pintor poco antes de morir y representa –en óleo y temple sobre lienzo– a María Teresa López, quien también posaría para ser “La Chiquita Piconera”.
“Fuensanta” estuvo desaparecida durante mucho tiempo, y en varias ocasiones se descubrieron obras falsas. Mercedes Valverde contó al diario El País sus impresiones cuando encontró la original en una casa argentina en el año 2007, a través de Antonio Jiménez Barca: “Ahí estaba yo delante de ‘Fuensanta’, después de toda una vida de haberla buscado. ¿Que cómo me di cuenta de que era auténtico? Pues igual que un cirujano sabe qué parte del corazón debe intervenir”.
La identidad de la mayoría de las modelos de Julio Romero de Torres se conoce. Entre los encargos que tomó en Buenos Aires, Romero de Torres realizó los retratos de damas de familias tradicionales como Victoria Ocampo, Isabel Pearson Quintana de Paz Anchorena y el de Josefina Menéndez de Braun. También de él es “Ángeles”, el retrato de la niña argentina María Teresa López.

“A lo mejor fracaso y me tengo que venir nadando”, dijo antes de salir de España hacia América. No tuvo que cumplir la amenaza.