A punto de cumplirse el 25º aniversario de la declaración de Tarraco como Patrimonio Mundial de la Humanidad, por fin el Ministerio de Cultura y la Generalitat se han puesto de acuerdo en sumar recursos públicos junto al Ayuntamiento para relanzar el valioso conjunto monumental y arqueológico. Con más de 2.000 años de historia, el legado romano de Tarragona, con un mantenimiento costoso y complejo, ha padecido históricamente la falta de inversiones. No ha ayudado en todo este tiempo la falta de feeling , los reproches y la dejadez de las administraciones competentes.
Con los socialistas gobernando ahora en Tarragona, Catalunya y España, el president Salvador Illa, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el alcalde Rubén Viñuales escenificaron ayer en el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) la puesta de largo del reivindicado Consorcio de Gestión del Patrimonio Romano de Tarragona.
El organismo estará plenamente activo en 2027 y gestionará por fin de forma unitaria todo el legado romano
El nuevo ente se empieza a activar ahora, con la definición de sus estatutos antes de que acabe el año. El presupuesto previsto para el 2026 ya superará los 6,2 millones, además de 2,4 millones en inversiones. Hasta el 2027 el nuevo Consorcio de Tarraco no gestionará a la práctica, de forma unitaria, con 89 empleados procedentes la gran mayoría del Ayuntamiento y de la Generalitat, todo el legado romano.
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Trece miembros formarán un consejo general, el principal órgano de gestión, bajo la presidencia de Illa y un comité ejecutivo encabezado por el alcalde. Un consejo asesor, en un escalafón inferior, estará formado por técnicos y representantes de los ayuntamientos que forman el conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad: Altafulla, Roda de Berà y Constantí (Tarragonès).
“Es importante que estemos todas las administraciones porque todas tenemos cosas a decir, no solo recursos a aportar; o bien porque somos titulares del patrimonio o tenemos competencias, o simplemente para coordinarnos”, razonó Illa. “Es un paso histórico, el nuevo instrumento permitirá coordinar esfuerzos, tener una visión integral del patrimonio mundial de Tarragona y también para optimizar recursos públicos para ser más eficientes y ambiciosos en la gestión”, destacó Urtasun.
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El compromiso se traducirá en forma de dinero público para muscular anualmente el nueve ente público, con un volumen de inversiones sin precedentes en los 25 años de Tarraco como Patrimonio Mundial de la Humanidad. El Departament de Cultura y el Ayuntamiento de Tarragona destinarán cada uno y cada año 2 millones de euros. Un millón de euros más procederá de la venta de las entradas al conjunto de Tarraco, si se cumplen las previsiones oficiales.
El Ministerio de Cultura se ha comprometido a desembolsar cada año, hasta el 2027, en tres anualidades, 12 millones. El dinero se destinará principalmente a la Necrópolis, en proceso de transformación, y el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona, de titularidad estatal y cuya gestión está en manos de la Generalitat. Son unas inversiones a sumar a las ya comprometidas previamente.
Con Mérida y la gestión de su venerado patrimonio romano como referente ideal, Tarragona confía en hacer lucir mucho más su conjunto monumental, superar cierto ostracismo e incrementar el número de visitantes. Los efectos no serán inmediatos, pues los cambios deberán ser profundos.
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La complejidad técnica de sumar cuatro administraciones en un solo ente público explican, al menos en parte, que haya costado tanto poner en marcha el Consorcio de Tarraco. Mientras que el Ayuntamiento, la Generalitat y la Agència Catalana del Patrimoni Cultural conformarán el nuevo organismo, como miembros de pleno derecho, con un sistema de gobernanza compartida, el Ministerio de Cultura y la Diputació de Tarragona lo harán a través de un convenio.
Queda por resolver la vinculación que tendrá el Arzobispado de Tarragona, titular de una parte del conjunto monumental –por ejemplo, tramos de muralla– y la cuantía que destinará la Diputació. El objetivo fundacional es el de trabajar en “una visión integral del Patrimonio Mundial de Tarraco desde todas las perspectivas posibles: relato, gestión y funcionamiento, así como los parámetros de calidad, difusión y comunicación”. De la teoría se deberá pasar a la práctica para acabar con la sensación de que Tarraco está permanentemente en obras.
El president Illa entonó el mea culpa por el papel jugado hasta ahora por las administraciones. “No lo hemos hecho lo suficientemente bien en Tarragona”. “Hemos de lograr que cada vecino se sienta orgulloso de vivir en una ciudad patrimonio del mundo”, añadió el alcalde Viñuales.