“Sería más interesante escribir que era una niña aventurera, que jugaba al fútbol y que escalaba los árboles, pero lo cierto es que yo era una niña presumida. Aunque jugara al fútbol y tuviera algún diente mellado, me gustaba el rosa y las princesas”, empieza Ofèlia Carbonell (Premià de Mar, 1994) su ensayo Les catalanes no es pinten (Pòrtic). Con este título, más de uno podría pensar que la autora no utiliza sombra de ojos ni pintalabios alguno, pero lo cierto es que, aunque bastante discreto, sí lo hace. El mundo del maquillaje y de las cosas bonitas, tal y como empieza su texto, es algo que siempre le ha llamado la atención. Tanto, que lleva años siguiendo en redes a mujeres que tratan de hacer teoría del maquillaje y de la belleza.
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