Una charla técnica en Lago Puelo reunirá a especialistas de Argentina, Europa y el INTA para debatir el potencial del cultivo agroecológico del olivo en la Comarca Andina. La experiencia de campo en Somuncurá, los aceites nutracéuticos y el aporte de las algas marinas, en el centro de un modelo que promete arraigo rural y valor agregado.
Un territorio que empieza a hablar “en idioma olivo”
La Municipalidad de Lago Puelo, junto a APALP y la Dirección de Producción de El Hoyo, impulsa una jornada inédita: “Cultivo Agroecológico de Olivo en Zonas Frías”, a realizarse el lunes 17 de noviembre, de 8 a 12 h, con formato presencial y transmisión en directo.
El encuentro fue declarado de interés municipal por el Concejo Deliberante de Lago Puelo y de interés nacional por el Senado de la Nación, un gesto institucional que reconoce un fenómeno productivo que dejó de ser experimental para convertirse en una apuesta estratégica: la olivicultura patagónica.
Al frente de la capacitación estará el Maestro Oleario Víctor Tomaselli, referente en manejo agroecológico de olivos y actual Secretario de Producción de Ministro Ramos Mexía, una localidad que hoy es laboratorio vivo de técnicas de adaptación al frío extremo.
“Son tiempos de afinar el lápiz y hacernos las preguntas correctas. El olivo ya nos está diciendo cosas en Patagonia. Hay que escucharlo.”— Víctor Tomaselli
De los 2.300.000 dólares del Polo Patagónico al renacer del olivar
Tomaselli recuerda que en 2022 su equipo recibió un reconocimiento nacional por el proyecto Polo Coliblanco Patagónico, que integraba 13 municipios de Río Negro, Chubut y Santa Cruz. Pese a que ese fondo no reintegrable —por 2,3 millones de dólares— quedó trunco, la producción siguió avanzando.
Hoy la cadena oleícola patagónica muestra hitos concretos:
Comodoro Rivadavia instaló su sala municipal de elaboración.
Pequeños productores de la costa y de la meseta comenzaron a obtener aceites seguros y trazables.
Somuncurá, con 2000 plantas de olivo prosperando a 14 °C bajo cero, se convirtió en un caso emblemático.
“En la meseta de Ramos Mexía superamos 13 y 14 grados bajo cero sin daños. No es magia: es manejo, fenología y un uso correcto de las algas marinas.”
Adaptación: del frío extremo a los aceites de alta calidad
La jornada profundizará sobre temas críticos: fisiología, manejo, diseño de plantaciones y rentabilidad.
Una fenología que esquiva las heladas
Según Tomaselli, las fechas naturales del cultivo en Patagonia juegan a favor:
Floración: entre el 8 y el 23 de noviembre
Cosecha: fines de marzo / primeros días de abril
Heladas tempranas: suelen empezar el 16 de abril
Heladas tardías: no afectan la floración
La clave, explica, es el manejo del sitio: evitar “bajos redondos”, manejar la aireación, usar coberturas pedregosas y fortalecer el sistema radicular.
El rol decisivo de las algas marinas
Parte del diferencial patagónico proviene del procesamiento de Macrocystis pyrifera, un recurso costero de Chubut que entrega 21 aminoácidos y 6 hormonas naturales.
“Las algas disparan una catarata de respuestas adaptativas: mejor fotosíntesis, más resistencia al frío, menos estrés biótico y abiótico.”
Variabilidad genética: 16 variedades y un patrón común
Aunque hay más de 2.000 variedades de olivos en el mundo, Tomaselli y su equipo ya evaluaron más de 16 para zonas frías. Los resultados muestran una adaptación general positiva, con un punto técnico clave:
“El viento es nuestro aliado. La polinización del olivo es anemófila. La Patagonia, con su aire limpio y sus ambientes abiertos, nos favorece.”
La piedra, otro elemento característico del paisaje, mejora el drenaje y reduce enfermedades radiculares.
Poda y manejo: un cultivo que necesita ojos atentos
En los primeros dos o tres años “no hay que tocarlo”, porque la prioridad es desarrollar una cabellera radical amplia y funcional. Luego sí se inicia la poda de formación, orientada a:
Facilitar entrada de luz
Evitar sombras internas
Mantener copa abierta
Definir sistema de cosecha (manual o mecanizada)
Tomaselli destaca un concepto central para la olivicultura patagónica:
“El olivo necesita productores cerca. Esto no está pensado para grandes firmas: es un cultivo que transforma comunidades.”
El nacimiento de un aceite nutracéutico patagónico
Quizás el punto más disruptivo del modelo patagónico está en la composición química del aceite.
Los análisis realizados por laboratorios especializados (Íntegris, Mendoza) muestran:
75% de ácido oleico (alto)
5,5% de linoleico (muy bajo)
Polifenoles entre 200 y 520 mg/l
Estos valores ubican a los aceites patagónicos en la categoría de aceites nutracéuticos, reconocidos por sus beneficios cardiovasculares y su estabilidad oxidativa.
“La calidad busca sola su lugar. No necesitamos pelear precios: nuestro aceite tiene identidad y respaldo químico.”
El terroir patagónico: aromas del jarillal, del tomillo, del viento
La agroecología aplicada al olivo integra un principio simple: preservar el monte nativo.
Esa cobertura vegetal aporta aromas que luego quedan fijados en el aceite durante el proceso de biosíntesis, entre enero y marzo.
“El aceite es un fijador de aromas. Si convivió dos meses con el jarillal o el tomillo, algo de eso queda. El territorio siempre se expresa.”
Los catadores ya comienzan a identificar perfiles sensoriales propios, florales y herbales, imposibles de replicar fuera de Patagonia.
Un seminario con voz global
La jornada del 17 de noviembre contará con referentes de:
España (Extremadura y Granada)
Italia (Universidad de Molise, Universidad de Florencia)
Grecia
Universidad Católica de Cuyo (panel de cata)
INTA (biológicos, calidad, manejo)
“Es un esfuerzo enorme. Pero necesitamos que el territorio piense junto: productores, técnicos, estudiantes, público general. Nadie sube al Himalaya solo.”
Una oportunidad estratégica para la Comarca Andina
El olivo en zonas frías no solo busca diversificar la matriz productiva, sino aportar arraigo rural, valor agregado local, empleo estacional calificado y una nueva marca identitaria: el aceite de oliva patagónico.
Con entrada gratuita y cupos limitados, la capacitación invita a productores y técnicos a un debate profundo sobre el futuro de la región.
Casa de la Cultura de El Hoyo
17/11, de 8 a 12 h
Inscripción previa: (formulario oficial)
Informes: (294) 591-9490
La Patagonia vuelve a demostrar que su mayor recurso no es solo el paisaje, sino la capacidad de imaginar un futuro productivo propio. El olivo —una especie milenaria que supo adaptarse a guerras, sequías, montañas y desiertos— encuentra en el sur argentino un nuevo capítulo.
La pregunta ya no es si puede crecer: la pregunta ahora es qué modelo de desarrollo queremos construir a su alrededor.
La participación es gratuita, con inscripción previa a través del siguiente enlace:
https://forms.gle/BwwyqLeXNDJas9K97





