Un público muy especial colmó este jueves las butacas del Teatro Metropolitan, en la avenida Corrientes. Eran docentes, de distintas escuelas, que fueron invitados a presenciar la obra de Teatro “Druk”, una comedia dramática que retrata la vida de cuatro profesores de una misma escuela secundaria, que atraviesan sus crisis de los 50 años y buscan de un modo -no muy tradicional que digamos- reconectar con sus vidas y su profesión.
La jornada terminó con un debate con el director Javier Daulte y los protagonistas Juan Gil Navarro, Osqui Guzmán, Carlos Portaluppi y Pablo Echarri, moderado por Mey Scapola.

Hay que decir que Daulte le saca brillo al equipo de actores, quienes logran un despliegue y una química única arriba del escenario. Y también cuando -como parte de la puesta escena- traspasan la cuarta pared y transforman al público en sus ocasionales alumnos.
Si esto es lo que hacen cada fin de semana, lo de este jueves resultó casi mágico, porque quienes estaban sentados en las butacas, haciendo de eventuales alumnos, en su mayoría eran los profes.
Hasta el Metropolitan llegaron este jueves docentes y público general interesados en la experiencia de la obra más debate con los actores. La mayoría, docentes que aprovecharon día festivo y las promociones de algunos bancos, y otros que llegaron por sorteos de entradas de una radio y el Colegio Tarbut. La función tuvo 472 espectadores, la sala estuvo al 80 por ciento.

Druk es la adaptación teatral de Thomas Vinterberg y Claus Flygare de la película ganadora del premio Oscar Another Round.
La obra arranca en el cumpleaños de 50 de uno de los cuatro compañeros, todos ellos atravesando -cada uno a su modo- la crisis de la mediana edad. En medio del cumple, Nicolás (Portalupi) recuerda la curiosa teoría de un psiquiatra que postula que los humanos nacemos con un déficit de alcohol del 0,5%, de modo que para funcionar de manera óptima y para impulsar la creatividad, sería necesario ingerir esa cantidad cada día.
Deciden entonces poner la tesis a prueba. Primero con ese 0,5%, y después sumando más y más porcentajes para seguir “buscando evidencia científica” de la relación entre la ingesta de alcohol y la salud y creatividad de las personas.

Lo que se puede ver en esta obra es cómo, en la búsqueda por mejorar tanto en lo personal como en lo pedagógico, los cuatro se terminan atreviendo a correr todos lo límites. Van sumando grados de alcohol en sangre y, llegado un momento, derrapan.
Druk muestra momentos típicos de la vida escolar hoy. Desde la presión que sienten los alumnos en los exámenes, hasta la que sienten los docentes por hacer atractivas sus clases, la que ejercen los padres. Y finalmente, la que tiene cada uno de los personajes por encontrar un sentido a sus vidas.
El debate
Terminada la obra, y tras los aplausos de rigor, rápidamente arrancó el debate, el plato fuerte que muchos fueron a buscar. Fue allí que Portaluppi contó que, estando mezclado entre la gente, cuando él hacía de profesor y el público eran sus alumnos, sintió «la respiración de la gente» y que eso le hace muy bien como actor.

¿Cuál es el momento más difícil de la obra?, le preguntó Mey Scapola a los actores. Los cuatro coincidieron que es esa escena precisa en la que derrapan -porque terminan definitivamente borrachos- y en la que los actores muestran un despliegue asombroso. Es el momento de mayor desgaste físico, dijo Echarri.
El debate giró en torno a la obra, la escolaridad y el vínculo de los protagonistas con el mundo educativo. Scapola también les preguntó acerca de los personajes que les tocó en el guion y si, acaso, hubieran preferido interpretar a otro profesor.
El primero en responder fue Echarri, que hace de profesor de Historia y dijo que eso no lo cambiaría: que a él le hubiera gustado ser un profesor de historia, porque le encantaría poder saber mucho de la historia y poder transmitirla a los demás.
El personaje de Juan Gil Navarro es profesor de educación física. Con un guiño al público, el actor dijo que otra cosa no podría ser. El personaje de Carlos Portaluppi es profe de Psicología, y tampoco le gustaría cambiar.
El que cambiaría es Osqui Guzmán, dueño de una actuación brillante. En Druk hace de un vivaz profesor de música, sin hijos, pero apasionado por la suerte de sus alumnos. Dijo que a él le hubiera gustado ser profe de Psicología, el rol que ocupa Portaluppi.
A los actores también se les preguntó por sus épocas de estudiantes, y sobre maestros que los hayan marcado. La anécdota más jugosa fue la de Echarri. Contó que él estudiaba en una escuela técnica de Avellaneda y cotidianamente iba al centro porteño a acompañar a su tía en su negocio.

Pero un día advierte que quien atendía la juguetería de al lado era su temible profesor de Matemática. La tía no tuvo mejor idea que ir a encararlo y, desde entonces, ese profesor de Matemática lo tuvo de punto frente a sus alumnos.
Hubo un momento para agradecer a los docentes. Con algo de emoción, los cinco protagonistas de la noche les dieron las gracias a sus maestros, “del colegio y de la vida”, coincidieron.
La última pregunta, el cierre del debate, fue que definieran a los maestros con una palabra. “Ayuda”, tiró primero Javier Daulte. “Amor” dijo Osqui Guzmán. Portaluppi lo pensó un poco, y también dijo “amor”. Después, Gil Navarro y Echarri ni lo pensaron. “Amor” también gritaron al unísono. Y todo terminó con un muy fuerte aplauso.
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