Hay paisajes que se quedan grabados en la memoria. Los del Empordà lo son. Basta con mirar alrededor para ver cómo el azul intenso del Mediterráneo se funde con el verde de los pinos. Y, entre los campos de viñedos y olivares, aparecen pequeños pueblos que aún conservan parte de su pasado medieval. Mientras, el macizo del Montgrí se erige como el gran guardián de la historia, soportando las embestidas de la tramontana. Un escenario vibrante donde surge Viu Empordà: casas con alma que invitan a quedarse un poco más.
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