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martes, agosto 12, 2025

Pablo Semán: “Milei no tiene ante quién perder, porque el peronismo está pagando años de políticas que fracasaron”

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Rivales. Javier Milei y Cristina
Rivales. Javier Milei y Cristina Kirchner, líderes principales de la política argentina

En la cuenta regresiva hacia las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre y las legislativas nacionales de medio término del 26 de octubre, Pablo Semán ofreció un diagnóstico incómodo para el peronismo y revelador sobre el clima político argentino. “Javier Milei no tiene con quién perder y la oposición no encuentra un referente para sus planteos, como tampoco encuentra un planteo plausible y verosímil”, sostuvo el sociólogo y antropólogo, que desde hace décadas estudia las transformaciones del electorado.

Para Semán, el problema excede la coyuntura: “El peronismo todavía está pagando las culpas que le adjudica la población y buena parte de los votantes de Milei, y una parte de los que votaron a Massa. Son culpas que la sociedad le atribuye por sus últimos gobiernos, no solamente por el último. El peronismo entero paga los últimos 15 años de las políticas del kirchnerismo que fracasaron”.

Pablo Semán fue entrevistado por
Pablo Semán fue entrevistado por Infobae

Ese lastre se traduce en una tendencia persistente, afirma: “No olvidemos que el peronismo también perdió una elección en 2015, por menos que en 2023, pero también la perdió. Y además perdió en 2013, 2017, en 2021. Hay una pérdida creciente de votos durante más de 10 años. Es un repudio creciente. El único gesto que hicieron para resolverlo fue echarle la culpa de todo a Alberto Fernández. Uno podría decir que Alberto no fue un buen presidente, aunque eso es discutible, pero la verdad es que el peronismo venía perdiendo elecciones desde antes que Alberto pudiese ser presidente”.

Semán fue entrevistado por Infobae a propósito de un extenso estudio de campo realizado por Rubikon-Intel en las seis provincias donde se registraron los mayores niveles de ausentismo. El informe fue titulado “Exhaustos” y, según el experto, fue elegida esa palabra de manera deliberada. “Lo puse a propósito porque describe a gente que no tiene más para dar, que le han sacado todo, le han hecho todas las promesas y no tiene más para dar”. Este colectivo, para el sociólogo, puede ser clave en las elecciones que vienen.

En ese marco, según Semán, el peronismo hasta ahora carece de recursos para revertir la tendencia al repliegue. “Tiene menos repertorio y menos figuras para incentivar a sus propios exhaustos. El clima de disputa interna permanente es innegable y se ve. Falta una perspectiva de poder y también falta renovación de ideas. Muchísima gente que no votó a Milei, votó para que la situación cambie, votó para que mejore, y el peronismo hoy no está dando respuestas alternativas a su programa vencido y al de Milei”, describió.

El desafío es doble: “El peronismo tiene un problema, que es —al mismo tiempo— dar una solución económica y formar una mayoría. Pero ese problema no es solamente técnico o de propuestas. Se trata de poder decir algo distinto de lo que decían antes y decir algo que sea verosímil y plausible contra Milei. Y eso no está ocurriendo”.

Semán advirtió que en Argentina, muchas veces, “las elecciones las pierden los gobiernos, no las ganan las oposiciones”. Sin embargo, consideró que Milei aún se beneficia de ventajas institucionales y simbólicas: “Uno puede decir que Milei no tiene mayoría en el Parlamento, no tiene los gobernadores, pero el diseño institucional de Argentina tiene un presidente poderosísimo. Milei no sacó las leyes porque es un genio o porque la sociedad entera las pedía —que en parte una parte de la sociedad tal vez las pedía— sino básicamente por el poder del Poder Ejecutivo”.

Para el sociólogo, la comparación con la gestión anterior no es simétrica: “Alberto Fernández no tenía las mismas herramientas que Javier Milei. Milei tenía de su lado la opinión pública y Alberto Fernández no. Una de las críticas que se le hace a Alberto Fernández es no haber trasladado la legitimidad de la jefatura de la pandemia, por ejemplo, a la intervención de Vicentín. A los diez minutos que se le ocurrió hacer eso, ya había una pueblada”.

Uno de los ejes centrales de la mirada de Semán es la baja participación electoral, un fenómeno que, según su mirada, puede crecer si los partidos no modifican su estrategia. “Si lo dejan solo, el ausentismo crece. Si todos siguen haciendo lo mismo, el ausentismo crece. Ahora, también es cierto que no hay un solo partido político de la Argentina —y sobre todo de los protagonistas— que no esté al tanto de que hay un tema con el ausentismo. Hay que ver qué es lo que hacen”.

En su análisis, la inacción es la constante: “Por los antecedentes, veo que el peronismo no resolvió la renovación de figuras ni la de planteos. Puede atinar a criticar la motosierra y dentro de ciertos parámetros obtener algún resultado. Hay voto a Milei que se habrá revertido, peronistas que antes no votaron y que ahora vayan a votar, es probable. Pero siempre va a ser contra el fantasma del ausentismo”.

Aquí aparece, de acuerdo con la perspectiva de Semán, un riesgo que no es solo electoral, sino institucional. “Deslegitimar las instituciones democráticas, tratar de ganar una elección democrática erosionando el valor del voto, a la larga no es bueno para nadie. Salvo que alguien esté realmente interesado en transformar el régimen político y relativizar el valor del voto para que a la gente no le tenga sentido votar”, advierte.

Milei reunió a sus candidatos
Milei reunió a sus candidatos en La Matanza

Para Semán, el oficialismo trabaja activamente para contener ese riesgo y aprovecharlo a su favor: “En lo muy inmediato, las estrategias del Gobierno están destinadas a acotar el ausentismo, con polarización y con trabajo territorial. El Gobierno necesita movilizar a los más reticentes a votar y sabe que hay un voto que era de ellos y que ahora no los quiere votar, pero que tal vez los vote si logran hacer creer que el kirchnerismo está por ganar”.

El lanzamiento de la campaña en La Matanza es, para el analista, un gesto claro: “Milei necesita antagonizar con el kirchnerismo, que el kirchnerismo parezca que va a ganar. El Gobierno va a hacer grandes esfuerzos por movilizar en el territorio. Eso es lo que están haciendo los Menem, Pareja y todos los que armaron en la provincia de Buenos Aires. Se montaron en alianza con los peronistas, con el PRO y todo lo que estuviera disponible. Los instrumentos se pluralizaron y se le dio un énfasis al territorio que antes no tenía”.

El contenido, en cambio, será nacional: “Harán hincapié en el logro contra la inflación, en las cuestiones de seguridad, pero centralmente lo que están planteando es un antagonismo con el kirchnerismo y el peligro de que gane el kirchnerismo. Así buscan que el voto, si no entusiasta, al menos sea útil entre los exhaustos”.

En la mirada de Semán, todos los gobiernos tienden a creer que su presente es eterno y actúan sin prever las consecuencias. “Cristina Kirchner en 2013, con el ‘vamos por todo’; Mauricio Macri después de 2017; y ahora este gobierno, que parece no tener problemas en quemar todo. A todo el mundo se le va de las manos el resultado de sus intenciones. Las consecuencias son un plano mucho más abierto que el que piensan los actores”.

En ese terreno incierto, el peronismo encara la campaña sin un discurso renovado y con un electorado que lo castiga desde hace una década. Y Milei, aunque con desgaste y votantes menos entusiasmados, se beneficia de un escenario donde, como resume Semán, “no tiene con quién perder”.

En la lógica que describe Semán, la política argentina transita un equilibrio precario. El oficialismo gobierna con la intensidad de un actor que no admite plazos y que lee la coyuntura como una oportunidad única. La oposición mayoritaria —el peronismo— sigue mirándose en el espejo retrovisor, sin advertir que el reflejo se va apagando. En ese espejo todavía aparece la épica de otro tiempo, pero por ahora no hay proyecto que traduzca ese pasado en futuro.

El riesgo es que la elección bonaerense de septiembre y las legislativas de octubre no se definan por la confrontación de ideas o de programas, sino por la capacidad de un actor de movilizar a un electorado exhausto y la torpeza del otro para entusiasmarlo. Si eso ocurre, la democracia se achica: el voto deja de ser una elección entre alternativas y se convierte en un trámite de supervivencia política.

Milei, por ahora, juega solo en esa cancha. Y en la desorientación discursiva del peronismo encuentra su principal aliado.

Redacción

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