En su nueva novela, el autor y compositor Gustavo “Gato” Nuñez indaga en la relación entre un psicoanalista y su paciente, dos escritores que se descubren a sí mismos en el límite entre la ficción y la verdad. Un relato que desnuda viejas heridas
En Pampa y la vía, Gustavo “Gato” Núñez se atreve a cruzar dos planos que rara vez se encuentran sin colisionar como la terapia y la literatura. Lo hace desde una premisa tan arriesgada como atractiva: un psicoanalista que, tras años de buscar su historia, la encuentra en la vida de su paciente.
Tato (el analista) y Demián (el paciente) se vuelven, a su modo, espejos que devuelven verdades incómodas, no solo sobre sí mismos, sino sobre un país entero.
El texto propone una doble lectura. Por un lado, la del vínculo entre dos hombres atravesados por la palabra y, por otro, la de una Argentina que aún carga con los fantasmas de cuatro décadas marcadas por la impunidad.
Núñez se anima a mirar de frente esas heridas y, sin caer en el panfleto, expone las zonas grises donde se mezclan poder y silencio.
A medida que avanza la narración, el relato adopta el pulso de la novela negra. No se trata solo de un cambio de género, sino de un gesto literario, como si el propio autor comprendiera que la verdad, en este país, casi siempre hay que buscarla entre sombras.
En esa oscuridad, la historia de amor que atraviesa la novela aparece como un contrapunto feroz, marcada por los daños colaterales de un pasado que no termina de pasar.
Gustavo “Gato” Núñez, autor y productor del circuito del teatro independiente de la Ciudad de Buenos Aires, es además compositor, miembro de SADAIC y de la Sociedad Argentina de Escritores, periodista y redactor creativo. Toda esa trayectoria se filtra en su obra. Pampa y la vía está escrita con el pulso del escenario, la precisión del guion y la intensidad del monólogo interior.
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