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Paraguay enfrenta un desafío energético que podría condicionar su desarrollo económico en los próximos años. Según un reciente informe de la Unión Industrial del Paraguay (UIP), si el país no suma nuevas centrales termoeléctricas a gas natural antes del año 2030, corre el riesgo de frenar su crecimiento y sufrir apagones frecuentes.
La demanda eléctrica en Paraguay ha aumentado de manera acelerada, superando con creces las proyecciones históricas. Este fenómeno preocupa a las autoridades, que ahora buscan alternativas viables para sostener el desarrollo económico e industrial del país. Entre esas opciones, la generación térmica a partir de gas natural importado aparece como la más inmediata y viable.
En este contexto, Vaca Muerta -la cuenca neuquina ubicada en Argentina- emerge como el proveedor regional más confiable y con mayor proyección para abastecer la creciente demanda energética paraguaya. La posibilidad de importar gas argentino por gasoducto se convierte así en un eje estratégico para la política energética de Asunción.
Corredor hacia Brasil
El viceministro de Minas y Energía del Paraguay, Mauricio Bejarano, respaldó el diagnóstico de la UIP y advirtió que la demanda eléctrica ya crece a un ritmo inédito. “De un promedio del 7% anual en las últimas dos décadas, pasamos a un crecimiento del 20% solo el año pasado”, señaló. “Sin generación adicional, no podremos sostener este crecimiento”, añadió.
Ante este panorama, Paraguay impulsa el desarrollo de un gasoducto que le permita no solo importar gas desde Vaca Muerta, sino también convertirse en un corredor de exportación hacia Brasil. Su posición geográfica como país de tránsito le permitiría jugar un rol clave en la integración energética del Cono Sur.
El proyecto contempla un gasoducto bioceánico que conectaría la región de Vaca Muerta con San Pablo, atravesando territorio paraguayo. Esta iniciativa apunta a abastecer a uno de los mayores centros industriales de Brasil, mientras fortalece la matriz energética paraguaya.
Además, existen alternativas más rápidas y de menor costo, como una conexión directa con el Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA) a la altura de Formosa. Esta opción permitiría inyectar gas para generación eléctrica en Paraguay a partir de 2029, especialmente en horarios de alta demanda.
“El cruce del río para conectar con el GNEA podría tener un impacto inmediato y económico. Las moléculas podrían empezar a convertirse en electrones desde 2029, aportando sobre todo en las puntas nocturnas”, explicó Bejarano.
Situación preocupante
Mientras Bolivia pierde fuerza como proveedor regional, el shale gas argentino se posiciona como la gran promesa para abastecer de energía al Cono Sur. Vaca Muerta, con sus enormes reservas, ya comienza a trazar vínculos internacionales para expandir su alcance.
El informe del Centro de Estudios Económicos de la UIP advierte que el consumo eléctrico en Paraguay ya superó las proyecciones de la Administración Nacional de Energía Eléctrica (ANDE). En 2023, el consumo fue de 26.143 GWh, frente a los 24.725 GWh estimados inicialmente para ese año.
Para el período 2019-2030, ANDE había proyectado un crecimiento del PBI industrial del 5,3% anual, acompañado de un incremento en la demanda eléctrica del 6,6% en potencia y del 6,8% en consumo. Sin embargo, el crecimiento económico fue más intenso de lo esperado.
De no mediar inversiones urgentes en infraestructura energética, el país podría ingresar en una etapa crítica entre 2030 y 2035. El escenario proyectado incluye escasez eléctrica, interrupciones en el suministro y un fuerte impacto negativo sobre la economía.
“Si no se toman decisiones urgentes, nos encaminamos hacia una situación donde la energía será el principal cuello de botella del desarrollo nacional”, concluye el reporte de la UIP. Así, Paraguay acelera su agenda energética con una mirada firme en Vaca Muerta, en busca de garantizar su futuro eléctrico y económico.
Por Infoenergía