La Patagonia atraviesa una de las peores crisis laborales de los últimos años en la industria de hidrocarburos como resultado de la retirada de YPF de campos maduros, la caída sostenida de la producción y la baja del precio internacional.
La Patagonia atraviesa una de las peores crisis laborales de los últimos años en la industria de hidrocarburos. La combinación de la retirada de YPF de campos maduros, la caída sostenida de la producción y la baja del precio internacional del crudo ha dejado un saldo alarmante: más de 7.000 empleos directos en riesgo o ya perdidos en Chubut, Santa Cruz, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego.
Entre Chubut y Santa Cruz se estima que cerca de 6.000 trabajadores fueron despedidos o se acogieron a planes de retiro voluntario. A estos se suman otros 700 despidos en Vaca Muerta y unos 500 puestos amenazados en Tierra del Fuego. El impacto económico y social es profundo, y las perspectivas a corto plazo no traen alivio.
El retiro de YPF y la reconfiguración del mapa laboral
El repliegue de YPF, particularmente en Santa Cruz, aceleró un proceso de deterioro que se venía gestando hace años. La compañía nacional lanzó allí el mayor plan de retiros voluntarios del país: entre enero y marzo, cerca de 2.800 trabajadores, en su mayoría vinculados a campos maduros, dejaron sus puestos. Este vaciamiento genera un vacío difícil de llenar, aun si nuevas operadoras se hacen cargo de las áreas.
El impacto no quedó circunscripto a Santa Cruz: también afectó a Chubut, donde los despidos ya alcanzan las cuatro cifras y podrían duplicarse en los próximos meses. La tendencia, señalan autoridades locales, es clara: las empresas buscan reducir costos y operar con menos personal.
“Estamos viviendo una merma de entre 3.000 y 3.500 puestos de trabajo en Comodoro Rivadavia. Muchos de esos trabajadores son jefes de familia. La ciudad ya lo siente”, advirtió el intendente Othar Macharashvili. “YPF dejó las cuencas maduras para enfocarse en el no convencional. Las demás operadoras están copiando esa curva de recorte”, explicó.
El desmantelamiento del empleo petrolero
La situación también afecta a Tierra del Fuego, donde el gremio de Petroleros Privados manifestó su preocupación por la situación de 500 trabajadores que operan en el bloque CA-12, el más importante de la isla. El futuro de esos empleos depende ahora de que la estatal Terra Ignis y el gobierno provincial logren asociaciones con otras operadoras que garanticen la continuidad de la producción.
Incluso en Vaca Muerta, la joya del desarrollo energético argentino, se encendieron las alarmas. Más de 700 despidos ya se concretaron en las últimas semanas, según el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa. Las condiciones laborales se flexibilizan, las tareas se multiplican y los contratos se achican.
Los números no cierran
El telón de fondo es la caída del precio del barril. En la Cuenca del Golfo San Jorge, el costo de producción en campos maduros ronda los USD 71 por barril, mientras que el Brent cotiza por debajo de los USD 65. En ese escenario, invertir en esas áreas dejó de ser rentable para muchas empresas. Incluso con un diferencial positivo para el crudo pesado patagónico, los márgenes son mínimos.
Y las proyecciones tampoco ayudan. JPMorgan redujo sus estimaciones para 2025 y 2026, ubicando el precio del barril en USD 66 y USD 58, respectivamente. Esta tendencia pone en jaque a todo el mapa petrolero argentino, incluso a las promesas de expansión del no convencional.
El desafío: reconvertir sin excluir
Frente a este panorama, los gremios y autoridades advierten que no se puede hablar de desarrollo energético sin incluir a los trabajadores. “Yo no puedo transformar todo y no pensar en la gente”, remarcó el intendente de Comodoro.
La crisis laboral del petróleo patagónico pone sobre la mesa un dilema estructural: cómo mantener el empleo y la inversión en un contexto de cambios tecnológicos, caída de precios y redefinición de prioridades empresariales. La transición energética será inevitable, pero —como insisten desde la región— no puede hacerse dejando a miles de trabajadores en el camino.