La tendencia de las cotizaciones que muestran los distintos cortes de carne en las góndolas minoristas de la Patagonia, y en especial el asado, es todavía una incógnita para muchos especialistas en el tema. La comercialización de carne, en especial en Neuquén, representa para el consumidor un laberinto lleno de incertidumbres. En pocas cuadras se pueden verificar diferencias de precios de hasta 5.000 en el kilo para un mismo corte. Es que hay un cambio en la forma de atrapar clientes, con nuevas modalidades, en especial la venta por pieza completa. El mostrador en algunos casos se ha transformado en un pasamanos: llega una nalga feteada completa, y así como llegó, se vende. Eso no quita que los números de la pizarra demuestren que en Neuquén capital –por exclusivas razones del poder adquisitivo de la clientela–, la carne está más cara que en Buta Ranquil, Chos Malal, Zapala y Junín de los Andes.
“Pasa que en Neuquén hay gente con otro poder adquisitivo”, razona Juan Berloqui, dueño de La Granja de Juanito en Chos Malal, donde el kilo de asado cuesta 15.500 pesos. A 400 kilómetros de distancia, en la carnicería El Ruso, ubicada en Collón Curá 296 de Neuquén capital, la oferta de asado por pago en efectivo o transferencia es de 16.900 pesos. De otro modo, el precio es de 19.500. “Casi todo es mucho más caro en Neuquén, pero porque es una provincia del petróleo, entonces piensan que todos somos petroleros, y a todos les aumentan el 100%”, explicó Eduardo, encargado del negocio, quien acotó: “Vos cruzás a Río Negro, a Cipolletti, y toda la carne está un poco más barata”.
Y mejor ni mirar las pizarras de una carnicería de Jacobacci, localidad de la región sur de Río Negro, donde el kilo de asado se ofrece a 12.600 pesos el kilo. Una verdadera ganga. “Y eso que a Neuquén la carne llega más barata”, agregó desde Zapala Gerardo Aguilera, titular de la empresa Distribuidora Patagónica, que abastece de carnes a casi toda la zona cordillerana de la provincia y llega con sus repartos hasta el norte neuquino. La media res, al gancho, en el interior provincial ronda los 8.800 pesos el kilo, mientras que en Neuquén capital se puede obtener a unos 300 pesos menos el kilo.
Confirmó que en Buta Ranquil “hasta la semana pasada”, el asado estaba a 17.500 pesos, con toda la carga de flete encima. La diferencia con Neuquén capital es de 2.000 pesos en un kilo. Para Aguilera, esa diferencia “creo que es por el poder adquisitivo. El carnicero de Neuquén consigue la carne más o menos al precio de acá, pero lo que pasa es que le aplica un porcentaje un poco más elevado para el consumidor”.
Fernando Barrera es titular del “Autoservicio Huemul”, de Junín de los Andes. Consultado sobre los precios que se cobran en la capital provincial, dejó en claro que “nosotros acá, en nuestra localidad, no llegamos nunca a esos precios”, y abonó la idea de que las listas de precios se ajustan al bolsillo promedio de los consumidores, y que donde hay más poder adquisitivo, los números se van para arriba: “Por ejemplo, está más caro en San Martín de los Andes, acá al lado. Pero bueno, son mercados distintos y son poderes adquisitivos distintos”. En sus pizarras el asado con hueso está a 15.000 pesos y la nalga a 14.500. “Viene mucha gente de San Martín a comprar acá (la distancia es de 40 kilómetros), porque se ahorran hasta 5.000 pesos por kilo”. Y para una familia, en una compra de 10 kilos, la diferencia puede llegar a los 50.000 pesos.
Beatriz Salas desposta, sierra y cuchillo en mano. Baila y hace videos mientras fabrica chorizos. Arma promociones y también se hace un tiempo para atender a periodistas inoportunos. Y da en el clavo en buena medida con su punto de vista. Los precios de la carne pueden, incluso, variar de un barrio a otro por el costo de los alquileres. Por lo tanto, y con más razón, de una ciudad a otra. Y ese costo se traslada a la mercadería. El alquiler de un local comercial en Neuquén capital no es el mismo que uno en Chos Malal. Una vez más, el fatídico componente de los sueldos petroleros jugando como una variable determinante en el costo de vida en general, incluso para los que nada que ver con el petróleo.
Beatriz está en Centenario y tiene la carne al mismo precio que en otros puntos de venta del interior provincial. Puede ofrecer el asado a 15.000 pesos el kilo “porque hay que trabajar mucho y buscar precios”. Ella en parte lo logra porque encontró un proveedor que le trae la mercadería desde el frigorífico municipal de Luis Beltrán. “Hay muchos repartidores con distintos precios”, advierte.
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El asado uno de los cortes más preciados por las familias argentinas. La disparidad de precios es muy grande en la región.
A 17 kilómetros de distancia, y desde el mostrador de El Ruso de Neuquén capital, el encargado Eduardo se ataja detrás de una oferta de asado a 16.990 el kilo pagado en efectivo: “Nosotros tratamos de manejar los precios un poco más baratos, pero tampoco nos podemos regalar”. Y muestra las opciones de la nueva modalidad de comercialización, que es por pieza completa, ya sea por bolsa o despostado a la vista. “Las pulpas por pieza nosotros las feteamos, las cortamos. La bola de lomo o la cuadrada, por ejemplo, está a 9.990”, siempre en efectivo o transferencia. Sobre otros competidores que también venden por pieza completa, aclaró que “algunos no cortan nada. Venden el envasado así como viene. Lo que hacemos nosotros es despostar la media y vender ahí al público”.
Al igual que el resto de los consultados, tiene una misma explicación para el diferencial de precios que tanta queja despierta en las redes sociales: “En Neuquén capital casi todo es mucho más caro, pero porque es una provincia del petróleo. Entonces piensan que todos somos petroleros y a todos les aumentan el 100%”.
¿La carne de la Patagonia es más barata?
Otro fenómeno se pudo detectar luego de esta larga serie de consultas, y es que la carne que se produce en el norte de la Patagonia puede ser igual de competitiva en precios respecto de la que ingresa del norte de la barrera sanitaria.
Aguilera, desde su distribuidora de Zapala, explicó que en la zona centro de la provincia “hay feedlots grandes. Se debe faenar el 50% de acá de la zona y el otro 50 viene de afuera. De afuera me refiero a lo que viene de Río Negro”. Con estos productos sobre los camiones, y sin comprar a frigoríficos que están al norte de la barrera, salen a reparto y las carnicerías de localidades muy alejadas pueden ofrecer precios más bajos de los que pueden tener las grandes cadenas que operan en la capital provincial.
Ante la tentación de los “salarios petroleros” también han aparecido nuevos jugadores en el eslabón inicial de este negocio. Así lo detecta Fernando del Autoservicio Huemul de Junín de los Andes, quien compra su hacienda, la lleva a faenar a Piedra del Águila y luego la ofrece al público.
“Han entrado otros actores al negocio que son grupos financieros o económicos, que ponen engordes, o invierten en engordes. Entonces ya deja de ser ese trabajo artesanal que hace el productor. Esa gente viene a ganar plata. Y bueno, nada, al meterse ellos en el mercado, obviamente, cuando no hay oferta, los precios suben mucho”, sintetizó.
Recordó que hace 30 años que está en el rubro de la carne “y soy uno de los primeros que empecé a pedir que se desarrollen los engordes cuando teníamos la barrera sanitaria acá en Picún Leufú, porque nosotros no teníamos carne con hueso. Nosotros hace 25 años atrás teníamos animales gordos (aptos para faena), nada más que en enero y febrero. Después el resto del año teníamos que trabajar deshuesado”. Sin embargo, la ganadería regional avanzó, a pesar de afrontar mayores costos de producción, en la actualidad “algunos meses del año tenemos el precio del kilo vivo igual que en la provincia de Buenos Aires”.
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lLa carne que se produce en el norte de la Patagonia puede ser igual de competitiva en precios respecto de la que ingresa del norte de la barrera sanitaria.
Afirmó que “hoy en día las cadenas tienen un gran competidor, que son todas las carnicerías chiquitas, porque están más abajo con los precios”, y explicó en parte las presiones que existen sobre la barrera sanitaria, porque “si abren la barrera, ellos con el sobrante de la exportación que tienen, como es el asado, podrían competir de mejor forma”.
Berloqui comparte el diagnóstico sobre las diferencias en los precios al mostrador: “Yo siempre digo, Neuquén (en materia de precios), no tiene techo. Con el tema de Vaca Muerta, tenés otro poder adquisitivo. En cambio, acá en Chos Malal, la mayoría depende del Estado, no hay grandes empresas, por eso a veces hay que achicar los márgenes para poder vender y estar competitivo”.
Conocedor del mercado, explicó además que hay detrás de la nueva forma de comercialización que permite anunciar grandes ofertas: “Las van haciendo con envasados vacíos, donde también tenés menos costo, porque vendés por bulto, por hormas cerradas, y no te comés los costos de la grasa y del hueso”.