En una charla íntima con Ángel de Brito en su ciclo Ángel Responde (Bondi Live), Julián Weich sorprendió al abrir su corazón y reflexionar sobre una etapa difícil que atravesó en su vida. Con la serenidad de quien hizo un profundo proceso personal, el conductor habló sobre la depresión, la búsqueda de ayuda profesional y las herramientas que lo ayudaron a salir adelante.
Entre esos recursos, recordó una experiencia particular que lo marcó: “Yo me hice registros akáshicos en el 2019”, comentó. Y enseguida explicó en qué consiste: “Para el que no sabe, lo voy a tratar de sintetizar: vos le decís a una persona que tiene alguna habilidad para abrir los registros akáshicos tu nombre, fecha de nacimiento y otro dato, y te cuenta de tus vidas pasadas”.

Weich aclaró que no fue lo único que hizo para sanar. “Como yo había contado que tuve depresión, más allá del psicólogo, del psiquiatra y de todo lo que hice como corresponde, estuve medicado un tiempito muy corto, de seis meses”, reveló, con honestidad. “No tengo vergüenza en decirlo ni nada. Y me di cuenta de que hay mucha gente deprimida, mucha gente que la está pasando mal”, sumó en ese sentido.
El conductor aseguró que hablar públicamente de salud mental es necesario, porque “rompe el silencio” que todavía rodea el tema. En ese sentido, explicó que los registros akáshicos lo ayudaron a encontrar otra perspectiva.
“Cuando yo conté esto de los registros akáshicos, lo hice porque me ayudó también a comprenderme desde otro lugar. No digo que sea la solución, pero a mí me sirvió para entender algunas cosas”, añadió.
En otro pasaje del diálogo, recordó un momento clave que, según él, cambió su forma de mirar la vida: “La mujer que me hizo los registros me preguntó así, de una: ‘¿Usted piensa mucho en suicidarse, Julián?’ Y yo le dije: ‘Sí, todo el tiempo’. Cuando tengo un problema grave, pienso: ‘Me mato’. Pero no es algo que haga. Nunca tuve un intento ni nada. Pero ese pensamiento es bastante denso y molesto”.

Aquella charla le dejó una enseñanza que hoy aún lo acompaña: “Me dijo: ‘No lo haga, porque en todas sus vidas anteriores lo hizo siempre y no resolvió nada’. Eso para mí fue espectacular. Me hizo entender que no era un problema que tengo ahora, sino algo que viene de atrás, como una mochila”.
Con la mirada puesta en el presente, Julián explicó cómo cambió su manera de enfrentar esos pensamientos: “Cuando ahora, que casi no se me cruza, llega ese pensamiento, digo: ‘¡Ah, no! No es mío’. Y vivo más feliz. Considero que es muy bueno creer en todo lo que tenga que ver con lo que no se ve”, cerró, dejando una reflexión profunda sobre la resiliencia y la importancia de pedir ayuda.





