Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, fue detenido tras ser señalado como el presunto autor intelectual del asesinato de tres jóvenes en Florencio Varela. Su historia revela cómo la violencia y el crimen organizado moldearon su vida desde la infancia en Perú.
Tony Janzen Valverde Victoriano, conocido como “Pequeño J”, era uno de los narcotraficantes más buscados del país hasta su detención. Nacido en Trujillo, Perú, creció en el asentamiento Nueva Indoamérica, un territorio marcado por la violencia y el crimen organizado. Su familia, incluyendo a varios tíos con antecedentes penales, estuvo vinculada a actividades ilícitas desde siempre.
En 2018, el asesinato de su padre, Janhzen Valverde, líder de la banda “Los Injertos de Nuevo Jerusalén”, lo marcó profundamente. En redes sociales prometió venganza, mostrando un vínculo fuerte con la cultura criminal y la admiración por figuras como Pablo Escobar y Tony Montana, de donde surge su apodo “Pequeño J”.
Según la investigación, Tony ingresó a Argentina sin registros legales y se asentó en villas porteñas y barrios del sur del conurbano bonaerense, incluyendo Florencio Varela. Allí habría operado una red narco similar a la que conocía de Perú, dedicada a la venta de drogas, extorsión y disciplinamiento interno de bandas.
El 19 de septiembre, tres jóvenes fueron asesinadas en Florencio Varela. Las autoridades señalan a Pequeño J como presunto autor intelectual del triple crimen, vinculado a disputas narco y venganzas familiares. Su captura en Perú se dio en un operativo transnacional coordinado entre autoridades argentinas y peruanas, donde también fue detenido Matías Agustín Ozorio, su mano derecha.
El caso evidencia cómo las redes criminales pueden operar más allá de fronteras y refleja la transmisión intergeneracional de la violencia. Con apenas 20 años, Pequeño J enfrenta cargos que lo colocan en el centro de uno de los crímenes más brutales de la historia reciente argentina.