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viernes, agosto 8, 2025

Personas mayores en la era digital

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Hablar de ciudadanía digital no es solo hablar de redes sociales o saber usar un celular. Es hablar de derechos, vínculos y voces que muchas veces no son escuchadas. ¿Quiénes participan activamente en esta conversación global que hoy ocurre, cada vez más, en pantallas?

Desde El Club de la Porota creemos que las personas mayores no solo deben estar en esa conversación: deben ser protagonistas. Por sus trayectorias, saberes y experiencias. Porque pueden –y deben– ser referentes en la construcción de una ciudadanía digital crítica, inclusiva y humana. En ese espíritu, celebramos la llegada del I Congreso Internacional de Ciudadanía Digital, que se realizará el 11 y 12 de septiembre en Tanti, Córdoba. Una invitación abierta, federal e intergeneracional para pensar juntas y juntos los desafíos de esta nueva ciudadanía.

¿Por qué es importante hablar de Ciudadanía Digital?

Hablar de ciudadanía digital no es hablar solo de tecnología. Es hablar de derechos, de vínculos, de poder y de las formas en que construimos nuestra vida cotidiana en un mundo atravesado por pantallas, algoritmos y plataformas. Es, también, una manera de preguntarnos qué tipo de sociedad queremos construir y quiénes están quedando afuera de esa conversación.

Las tecnologías digitales ya no son un universo paralelo: están presentes en nuestras relaciones, en nuestras decisiones, en la manera en que aprendemos, trabajamos y nos vinculamos. Pero mientras crece la centralidad de lo digital en nuestras vidas, también se amplifican sus riesgos y desigualdades. Las amenzas y los peligros que trae la interacción con las tecnologías (violencia digital, grooming, ciberbullying, discursos de odio, difusión no consentida de imágenes íntimas, las apuestas virtuales, el consumo de pornografía, la ingeniería social, las ciberestafas) se multiplica, y afecta especialmente a mujeres, niñas, adolescentes y personas mayores. Esto no es casual. Tiene raíces profundas en una cultura que todavía no ha sabido construir un marco ético ni de cuidado en el entorno digital.

Uno de los mayores problemas es que se sigue pensando la tecnología desde una falsa neutralidad. Se cree que las y los jóvenes “ya saben todo” por haber nacido en la era digital, y que las personas mayores “ya no entienden nada”. Ambos supuestos son falsos y peligrosos. Por un lado, las infancias y adolescencias están muchas veces solas en el mundo digital, aprendiendo sin guía, sin filtros, desde lo que mejor comunica, no desde lo que mejor cuida. Por otro lado, seguimos invisibilizando el rol de los adultos, especialmente de las personas mayores como agentes activos, con saberes acumulados, con capacidad de acompañamiento y con una voz fundamental en la construcción de una ciudadanía digital crítica e intergeneracional.

Educar en ciudadanía digital implica construir comunidad. Y eso solo es posible desde el territorio, con estrategias de formación que lleguen a quienes acompañan en lo cotidiano: docentes, promotoras y promotores comunitarios, equipos de salud, trabajadores y trabajadoras sociales. Por eso, desde Fundación LEA impulsamos programas de formación y capacitaciones que buscan fortalecer las capacidades de quienes ya están en la primera línea del acompañamiento. También impulsamos propuestas académicas como la Diplomatura Superior en Ciudadanía Digital, y un nuevo programa dirigido a actores comunitarios de todo el país.

Pero la formación no puede centrarse solo en saber “usar bien” una red social. Lo que está en juego es mucho más profundo: es la construcción de subjetividades, de vínculos y de sentidos comunes. Necesitamos espacios de reflexión crítica sobre qué cuerpos se muestran, qué discursos se habilitan, qué violencias se naturalizan. Necesitamos estrategias preventivas que integren lo educativo, lo institucional y lo comunitario. Y necesitamos políticas públicas que piensen la tecnología como un derecho, no como un privilegio de quienes tienen acceso, dispositivos y formación.

Hablar de ciudadanía digital también es hablar de silencios. Del silencio del mundo adulto ante lo que no comprende. Del silencio de las instituciones que no llegan a tiempo. Del silencio de las plataformas que priorizan el negocio por sobre la protección de derechos. Y es, sobre todo, hablar de las voces que faltan: la de las personas mayores que tienen mucho para decir, la de las infancias que no son escuchadas, la de los territorios que no son tenidos en cuenta cuando se diseñan políticas digitales.

La reciente sanción de la Ley Olimpia en Argentina, la Ley de Grooming son pasos fundamentales, pero no alcanzan. Tampoco alcanzan protocolos de actuación que llegan a las instituciones creados sin tener en cuenta su realidad cotidiana y que juntan polvo en algún cajón. Porque las estadísticas siguen mostrando revictimización, impunidad y desconocimiento. Porque todavía hay quienes, ante la filtración de una imagen íntima, culpan a la víctima antes que al agresor. Porque los algoritmos siguen premiando la exposición, no el cuidado. Y porque el mundo adulto aún sigue desconectado de esta realidad y no asume su responsabilidad en este escenario.

Por eso insistimos en que la ciudadanía digital debe pensarse con perspectiva de género, con enfoque de derechos y con mirada intergeneracional. No podemos seguir abordando estos temas como si fueran “problemas de jóvenes” o “temas de redes sociales”. Son problemas sociales, culturales, políticos y económicos. Y necesitan respuestas integrales, sostenidas, construidas colectivamente.

El desafío que tenemos por delante es grande, pero no imposible. Requiere compromiso político, sensibilidad social y una apuesta ética por el cuidado. Necesitamos construir una ciudadanía digital donde nadie quede afuera. Donde podamos usar la tecnología para acortar brechas, no para profundizarlas. Donde las infancias estén acompañadas, las juventudes tengan herramientas, y las personas mayores recuperen su lugar como referentes sociales y culturales.

Este Congreso es una oportunidad para pensar juntas y juntos ese futuro. Para sumar voces, experiencias y saberes. Para seguir construyendo una ciudadanía digital más segura, responsable, más empática, más equitativa, y profundamente humana.

Por Rosana Barroso es presidenta de Fundación LEA “Lugar por la Educación Argentina”. Directora Académica de la Diplomatura en Ciudadanía Digital y la Diplomatura en Agentes Comunitarios en Ciudadanía Digital de la UdeMM “Universidad de la Marina Mercante” y Docente Capacitadora de ACEP “Asociación Civil de Estudios Populares”

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Redacción

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