El aroma de sospecha que escribíamos ayer que afectaba a Santos Cerdán se ha convertido con el paso de las horas en pestilencia de corrupción. El informe de la UCO –por fin, conocido– deja en evidencia al desde ayer exsecretario de organización del PSOE por su vinculación en la trama y también deja muy tocado al partido socialista y a su líder, Pedro Sánchez. El presidente de Gobierno habló –también por fin– ante la prensa y pidió perdón a la militancia y a la ciudadanía. Es cierto que no aparece incriminado en el sumario, pero hay que anotar en su debe la negligencia de haber apostado por dos secretarios de organización como José Luis Ábalos y Cerdán. Si Sánchez conocía sus andanzas, tiene que dimitir, y si no, como trató ayer de explicar, ha fallado en su responsabilidad de controlar su partido.
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