
Las tensiones diplomáticas en el continente americano tomaron un nuevo rumbo después de las declaraciones del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sobre las dificultades que enfrentan las negociaciones con Washington. A raíz de esos señalamientos, el mandatario colombiano, Gustavo Petro, reaccionó con dureza y apuntó directamente contra el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, al que acusó de actuar como un freno para el diálogo hemisférico.
El pronunciamiento del mandatario colombiano se conoció tras la advertencia de Lula, que expresó: “No habrá avances en las negociaciones con Estados Unidos si Marco Rubio forma parte del equipo. Él se opone a nuestros aliados en Venezuela, Cuba y Argentina”.
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Petro, desde su cuenta oficial en la red social X, publicó un mensaje que amplificó el debate diplomático: “Marco Rubio se ha convertido en un obstáculo sectareo en el encuentro pacífico entre los EEUU y las Américas. EEUU ha quedado aislado en la ONU con la votación sobre el bloqueo a Cuba: 165 países por el desbloqueo, solo siete jinetes del apocalipsis a favor (sic)”.

El presidente colombiano apuntó así contra una figura clave del Partido Republicano, al señalar que su influencia política habría impedido un acercamiento real entre la Casa Blanca y los gobiernos latinoamericanos. Para Petro, la posición del senador refleja una visión anclada en el pasado que impide un diálogo más equilibrado con la región.
Cuando Petro escribió que “EE. UU ha quedado aislado”, se refiere a que casi toda la comunidad internacional —165 países— votó a favor de poner fin al bloqueo a la isla de Cuba, mientras que solo unos pocos (siete países), entre ellos Estados Unidos y algunos de sus aliados más cercanos, votaron por mantenerlo.
Al llamar a esos pocos países “los siete jinetes del apocalipsis”, el mandatario utilizó la expresión simbólica —muy normal en él, en opinar con metáforas— para criticar el aislamiento político de Estados Unidos, al sugerir que su postura representa una actitud contraria a la paz y a la cooperación entre las naciones.

En su mensaje, el presidente no solo respaldó las palabras de Lula da Silva, sino que amplió su crítica hacia la política exterior de Estados Unidos, especialmente por el deterioro de su relación político-económico con ese país, ya que desde esa nación, varios líderes políticos, incluido el propio presidente Donald Trump, lo acusó de mantener vínculos con el narcotráfico y de restar autoridad a las fuerzas de seguridad estadounidenses.
Estas acusaciones provocaron, en primer lugar, la eliminación de la ayuda económica destinada a la lucha contra el narcotráfico y, además, la inclusión del mandatario colombiano en la llamada Lista Clinton —registro del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que incluye a personas y entidades sospechosas de tener vínculos con el narcotráfico, prohibiéndoles hacer transacciones con el sistema financiero estadounidense—.

Las tensiones diplomáticas entre Brasil y Estados Unidos llamaron la atención luego de la advertencia del presidente Lula da Silva sobre el papel del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, en las negociaciones bilaterales.
A pesar de haber sostenido un encuentro calificado como “excelente” con el presidente Donald Trump en Kuala Lumpur, el mandatario brasileño aseguró que la presencia de Rubio se convirtió en un obstáculo para avanzar hacia un acuerdo real entre ambas naciones.
Lula mantuvo una reunión de 50 minutos con Trump, en la que abordaron la crisis comercial generada por el tarifazo del 50% impuesto a las exportaciones brasileñas.

Sin embargo, poco después de ese acercamiento, Lula lanzó una advertencia durante la cumbre de Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean): “Las negociaciones con Estados Unidos no avanzarán si Marco Rubio es parte del equipo. Él se opone a nuestros aliados en Venezuela, Cuba y Argentina”.
La declaración dejó en evidencia su desconfianza hacia el influyente político republicano, a quien considera un obstáculo ideológico para cualquier intento de cooperación constructiva.
El mandatario brasileño insistió en que los representantes de Washington “deben comprender y respetar realmente a Brasil”, al tiempo que destacó que su país busca relaciones de igualdad y no de subordinación.

Para Lula, la figura de Rubio representa una postura “imperialista, pro belicista y confrontacional” que contradice el espíritu de diálogo que intenta reconstruir con Trump.





