Mediante un comunicado en sus redes sociales, la entidad subrayó la necesidad de reducir la velocidad de embarcaciones en el Refugio de la vida Silvestre Bocas del Polochic y la Reserva de usos Múltiples del Río Sarstun.
Además, incluyó el Refugio de la Vida Silvestre Punta de Manabique, el Parque Nacional Río Dulce y la Bahía de Amatique, mientras enfocó su reclamo en los vacacionistas que visiten esos sitios durante la próxima Semana Santa.
El Conap explicó que en la actual temporada hay una alta concentración de manatíes en esos seis lugares y la navegación a altas velocidades podría provocarles golpes y heridas.
Las autoridades desde el pasado año lanzaron un plan que busca preservar el llamado manatí antillano, cuyo nombre científico es Trichechus manatus manatus.
La especie, según informes oficiales, habita en las aguas del mar Caribe, río Dulce y el lago de Izabal, en el noreste de este territorio centroamericano.
“Actualmente calculamos que hay un poquito menos de 60 ejemplares de manatí viviendo en Guatemala“, afirmó a fines de mayo de 2024 la directora ejecutiva de la la Fundación para el Desarrollo de las Zonas Secas y Semiáridas de de Mesoamerica, Jenifer Calderón.
Amplió que hace dos décadas la población de esta especie era más o menos de 150, según un estudio publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 2006.
La caza ilegal para el consumo de la carne, las redes usadas para la pesca y la alteración y contaminación de su ecosistema los pusieron al borde de la extinción, señaló Calderón.
El mamífero acuático, conocido también como “vaca marina”, se encuentra incluido en la categoría 1 “en peligro crítico” de la lista de especies amenazadas del Conap en Guatemala.
La lista roja confeccionada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo catalogó como vulnerable.
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