Conocido localmente como danta, destaca como un arquitecto silencioso que entre las sombras de la selva maya, la cual abarca también territorios de México y Belice, construye el futuro de los bosques, subrayó la entidad.
No usa herramientas, sino sus huellas. No levanta muros, sino vida, acotó además Conap, en relación con esa especie (Tapirus bairdii), llamada asimismo el jardinero de Mesoamérica.
Sin embargo, señaló, lamentablemente se encuentra en peligro de extinción, cuando es clave para la salud de ecosistemas como la Reserva de Biosfera Maya, hogar del 80 por ciento de su población en este país.
Su lento ciclo reproductivo, 13 meses de gestación y un año de crianza, lo hace vulnerable, describió, por lo cual cada ejemplar perdido es una herida profunda para la biodiversidad, amplió.
Herbívoro incansable, el tapir modela el bosque, dispersa semillas, mantiene el sotobosque, pero la deforestación, la cacería y el avance de actividades humanas lo tienen al borde, remarcó el Conap.
Su supervivencia depende de acciones urgentes, insistió, mientras expuso que desde el 2015 el monitoreo en la selva maya revela su crítico estado.
Cada 27 de abril se recuerda el Día Internacional del Tapir, sobre todo de las tres especies que se encuentran en América Latina.
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