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viernes, julio 4, 2025

Pisos y plataformas digitales captan el negocio de la prostitución

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La realidad de la prostitución ha cambiado desde la pandemia de la covid: pisos y clubs pequeños han cobrado protagonismo mientras que la actividad en la calle se ha reducido de manera significativa en Barcelona. Los grandes burdeles con decenas de mujeres también han pasado a la historia. De esta manera los proxenetas quedan más ocultos y es más complicado acceder a las víctimas de explotación. En este diagnóstico coinciden los Mossos d’Esquadra, la agencia Àbits del Ayuntamiento de Barcelona y entidades sociales como El Lloc de la Dona-Germanes Oblates, una de las pioneras en el acompañamiento de trabajadoras sexuales.

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Los Mossos d’Esquadra han liberado a ocho mujeres procedentes de países sudamericanos que eran forzadas a ejercer la prostitución en dos locales de Barcelona y han detenido a tres personas relacionados con esta trama de explotación sexual. Según han informado este domingo los Mossos, han sido detenidas dos mujeres y un hombre, de entre 35 y 60 años, a quien se les atribuyen delitos de tráfico de seres humanos en la vertiente de explotación sexual, pertenencia a grupo criminal y delitos de tráfico de drogas.

Aunque las realidades de la prostitución son múltiples, los elementos dominantes en la actualidad son la procedencia de Colombia, Venezuela, Perú y de otros países latinoamericanos de la mayoría de mujeres; el papel relevante que juega internet y las plataformas en línea, y la concentración de esta actividad en viviendas convertidas en prostíbulos. “Son mujeres jóvenes con hijos que en muchos casos han empezado con el cibersexo en sus ciudades de origen, que conocen a una captadora que les ofrece venir a España donde les aseguran que ganarán mucho dinero. Llegan a Barcelona y tienen plaza en un piso durante 21 días, luego van a otro en la misma ciudad o viajan a Francia, Italia, Alemania, Kosovo…”, explican fuentes del Grupo de Tráfico de Seres Humanos de Barcelona de los Mossos. El denominador común es que son migrantes con escasos recursos que contraen una deuda de entre 3.000 y 8.000 euros para pagarse todos los gastos del viaje y que, una vez en España, trabajan gratis hasta que logran saldarla; lo normal es que no tengan un horario marcado y que estén siempre disponibles, detallan las mismas fuentes. Una cosa es que se dediquen al trabajo sexual de manera voluntaria y otra que se vean sometidas a un control las 24 horas del día, a ser explotadas, añaden.

Los Mossos subrayan que antes de la covid la prostitución era más visible, en la calle o en macroburdeles, por lo que resultaba más fácil detectar a personas víctimas de trata.

Los pisos son gestionados por mujeres o pequeños grupos que tienen otros negocios, principalmente centros de estética, peluquerías, barberías…, donde blanquean el dinero que obtienen en los prostíbulos, señala la policía autonómica.

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Celeste López

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Entre enero y el pasado 31 de octubre, los Mossos han instruido en Barcelona ocho atestados por tráfico de seres humanos en el ámbito sexual frente a los 15 de todo el 2023 o los seis del 2022. Los casos por explotación tramitados se elevan a 38 en el 2024, de los cuales 18 de menores de edad. Una de las operaciones de mayor envergadura en la que la que la explotación sexual confluía con el tráfico de drogas culminó el año pasado gracias al testimonio de una mujer procedente de Colombia a la que le prometieron un empleo de cuidadora de ancianos, pero que al llegar a Barcelona fue obligada a ejercer la prostitución en un local del barrio de Gràcia. Logró escapar y su denuncia facilitó las pesquisas de los Mossos para desmantelar a un grupo criminal que utilizaba a las mujeres para transportar en el interior de su cuerpo cocaína y luego las explotaba sexualmente. La líder que dirigía el negocio está en prisión y la víctima que denunció es una testigo protegida. La historia no acabó aquí, en el burdel también se cometió un asesinato.

Los Mossos desmantelaron en junio este local, en el distrito de Sant Martí, en el que se obligaba a mujeres a ejercer la prostitución

Los Mossos desmantelaron en junio este local, en el distrito de Sant Martí, en el que se obligaba a mujeres a ejercer la prostitución 

Mossos d’Esquadra

Los mossos han tramitado 38 casos por explotación sexual, 18 de los cuales a menores de edad, hasta octubre

El Lloc de la Dona-Germanes Oblates, entidad de larga trayectoria galardonada recientemente con el premio Solidaris de ONCE Catalunya, atiende y ofrece formación laboral a mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución, además de visitar periódicamente pisos y clubs para repartir material, informar a las trabajadoras de sus derechos, asesorarlas en temas de salud y jurídicos y detectar si sufren violencia. Durante el 2023 prestó apoyo a 716 personas, de las cuales el 64% en situación administrativa irregular y el 20% demandantes de protección internacional. La mayoría, en concreto el 47%, procedían de Colombia; un 32% de otros países latinoamericanos, principalmente Venezuela, Perú y República Dominicana, y el 16% de África. Estiman que el 18% han sido víctimas de trata.

De los centenares de inmuebles dedicados a la prostitución en el área de Barcelona, el Lloc de la Dona acude a unos 90. “Queremos romper el estigma, mostrar que esto es consecuencia de nuestra sociedad, son migrantes sin papeles y pobres, esta es una salida para ellas. Para la mayoría es algo transitorio, nosotras las preparamos con formación básica y con la oferta de diferentes cursos, de moza de almacén, para cuidar a gente mayor, de peluquería…”, explican en El Lloc de la Dona.

Los abusos se repiten aprovechando la vulnerabilidad de las recién llegadas. Desde esta entidad indican que muchas no han ejercido en su país la prostitución y que no son pocos los clientes que exigen que las mujeres consuman droga con ellos, “el ‘pack’ es chica y cocaína rosa”.

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Xesca Muñoz, responsable del Servei d’Atenció Socioeducativa (SAS) de la agencia municipal Àbits, subraya “el importante cambio que ha experimentado el mercado del sexo en Barcelona en los últimos años por la covid y el uso de las redes sociales; el cliente ya no busca en la calle, es un lugar sólo para los perfiles más degradados”. “Antes eran muy visibles, podíamos contactar fácilmente con ellas, pero con la pandemia se trasladaron a espacios cerrados. Si en el 2017 el 83% de las personas que atendíamos encontraban al cliente en la vía pública, ahora es sólo el 24%. Robadors o el entorno del Barça siguen siendo puntos de prostitución, pero con un número sensiblemente inferior de trabajadoras sexuales”, precisa Muñoz.

El SAS pone a disposición de las mujeres apoyo psicológico, acceso a juristas y a servicios sanitarios. Desde su creación se especializó en las que están en la vía pública.

Plataformas digitales funcionan como una suerte de mercado del sexo en el que el cliente escribe sus críticas

Las posibilidades que brinda internet han impulsado la puesta en marcha de plataformas en línea en las que se anuncian personas que se dedican a la prostitución y se ofertan todo tipo de servicios, en una suerte de mercado del sexo en el que los usuarios hacen críticas de sus experiencias.

Muñoz también lamenta que actualmente es mucho más difícil acceder a pisos por lo que el equipo del SAS contacta con las mujeres a las que presta apoyo a través de los teléfonos que aparecen en estas páginas web de prostitución. En el 2023 accedieron a 1.600 trabajadoras sexuales de esta manera.

“Nos llega gente en situación extrema, relatan coerciones y privación de libertades. Nos cuentan que no las dejan salir cuando quieren, que no pueden escoger a sus clientes, que trabajan y duermen en infraviviendas…”, sigue relatando la responsable del SAS.

Los porcentajes respecto al origen de las usuarias del SAS se han invertido: antes de la pandemia el 70% eran migrantes nigerianas sometidas por sus explotadores con la amenaza de hacerles vudú. Ahora, el 70% son latinoamericanas, principalmente colombianas y peruanas. “La precariedad y las situaciones de riesgo en su país las llevan a venir a Europa en busca de oportunidades; el perfil de las mujeres coincide con la evolución de los flujos migratorios. El 60% de las que atendemos no tienen papeles; en dos años se ha duplicado la entrada de mujeres que se dedican a la prostitución”, precisa Múñoz.

Los tres primeros países de origen de ciudadanos solicitantes de protección internacional en España son Venezuela, Colombia y Perú, que en el 2023 concentraron el 78,7% del total de peticiones, según el informe que publica anualmente la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). En el 2023 se registraron 53.564 demandas de asilo, un 48,7% más que en el 2022.

“El 60% de las personas que atendemos no tienen papeles”, dice Xesca Muñoz, responsable del SAS

“Tengo hijos en Bogotá, no quiero dedicarme siempre a esto, es temporal, pero llegué aquí sin un céntimo, no tenía ni para comer. Muchas acabamos enfermas física y mentalmente, la droga siempre está presente”, relata una mujer veinteañera que aterrizó en Barcelona hace unos meses. A comienzos de diciembre tenía plaza en un piso del centro de la ciudad junto con cinco compañeras y preveía que antes de Navidad la trasladarían a otro inmueble. Las rotaciones de unas tres semanas a las que aluden los Mossos.

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Primera preocupación, la seguridad

Un edificio en una discreta calle de un céntrico barrio de Barcelona aloja un piso convertido en pequeño burdel. Desde el exterior nada hace sospechar que, en la primera planta, funcione un prostíbulo. Mujeres llegadas de Colombia, Perú y República Dominicana, algunas hace unos pocos días y otras tres o cuatro semanas, chatean con familiares y amigas mientras esperan la llegada de clientes, en una habitación en la que no faltan los neones. Una de sus grandes preocupaciones es ejercer su trabajo con la máxima seguridad para minimizar el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual y para evitar la violencia. Una de ellas cuenta que fue agredida por un cliente pero que decidió no denunciar por su situación administrativa irregular. No muy lejos, también en una calle apartada, se repite la escena en un pequeño club a pie de calle. Una decena de mujeres muy jóvenes descansan en una salita oscura. El negocio suele quedarse el 50% de lo que cobran.

En junio

Liberadas ocho mujeres forzadas a ejercer la prostitución en Barcelona

Los Mossos d’Esquadra hicieron pública ayer una operación del pasado mes de junio, que culminó con la liberación de ocho personas obligadas a ejercer la prostitución en dos locales del Poblenou de Barcelona y con tres detenidos, dos mujeres y un hombre, acusados de los delitos de tráfico de seres humanos con explotación sexual, pertenencia a grupo criminal y tráfico de drogas.
Durante la instrucción judicial del caso dos de las personas explotadas ofrecieron “declaraciones relevantes”, detalla la policía autonómica en un comunicado. “A día de hoy –añaden–, las víctimas permanecen libres, protegidas y regularizadas administrativamente, en nuestro país, y dispuestas a colaborar con la justicia en cualquier diligencia que se necesite”.
El grupo captaba a mujeres jóvenes en países latinoamericanos, principalmente en Colombia, Honduras y Venezuela. El primer paso era buscar a chicas “en páginas web de streaming de contenido sexual; el objetivo eran aquellas que ya se habían iniciado previamente en sus países de origen en este mundo”, indican los Mossos. Las convencían prometiéndoles beneficios económicos a cambio de ejercer la prostitución en Barcelona. Una vez aquí, las sometían a unas “condiciones abusivas, vivían de manera precaria en los mismos locales y la organización se quedaba más de la mitad de sus ganancias”.
Cada uno de los detenidos tenía un rol asignado: el hombre era el proxeneta, una mujer gestionaba los locales y la otra se encargaba de transportar a las mujeres hasta Catalunya. Ya habían adquirido otros locales para expandirse a diferentes zonas de la ciudad.
El operativo policial intervino más de 35.000 euros en metálico y pequeñas cantidades de sustancias estupefacientes, como cocaína, también la llamada cocaína rosa, MDMA y popper, que ofrecían a sus clientes y que a veces obligaban a consumir a las trabajadoras sexuales

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