No rugen como leones, pero cazan. En silencio, con formas exóticas y mecanismos invisibles, las plantas carnívoras desarrollaron estrategias que sorprenden incluso a los más expertos. Algunas personas las eligen para eliminar hormigas o moscas; otras, por pura fascinación. Pero antes de llevarlas a casa, vale la pena conocer cómo viven, qué necesitan y si realmente son nuestras aliadas.
En principio, digamos que estas plantas provienen de suelos pobres en nitrógeno o, en algunos casos, carentes de este nutriente. El nitrógeno, junto con el fósforo y el potasio, forma parte del grupo de elementos consumidos por las plantas en mayor cantidad.
Ante la imposibilidad de absorber el nitrógeno del suelo, estas especies han desarrollado adaptaciones en sus hojas que les permiten capturar pequeños animales y aprovechar sus proteínas. La vida siempre encuentra la forma de abrirse camino, incluso, de maneras tan inesperadas como esta.

Existen tres especies de plantas carnívoras muy sencillas de mantener. Son aptas para el exterior y resisten hasta las heladas muy intensas como las experimentadas el año pasado en Buenos Aires.
Sarracenia
Especie originaria de América del Norte, existe una amplia variedad (Sarracenia sp.) Atraen a las presas por medio de sus colores y de su olor. Mientras los bichitos se alimentan, se arriesgan a caer en una trampa resbaladiza de la cual no hay posibilidades de salir. Tiene alrededor de 70 cm de altura.
Esta planta necesita recibir un mínimo de tres horas de sol directo. El sustrato siempre debe estar húmedo. En verano, esto puede significar que requiera agua una vez al día o cada dos días. Se sugiere regarla de la siguiente forma: la maceta debe estar sobre una bandeja, en esta bandeja se va a colocar el agua que deberá ser destilada o de lluvia. En el mercado existen algunos modelos de platos para macetas, que pueden funcionar muy bien.
Cuando el ejemplar haya crecido lo suficiente como para requerir una maceta más grande, habrá que asegurarse que el nuevo recipiente tenga varios orificios a fin de permitir que el agua de lluvia se escurra y se absorba el agua del riego colocada en la bandeja.
Por otro lado, con relación al sustrato, será una mezcla de 70 % de turba y 30 % de perlita. Este sustrato, por lo general, no se vende ya formulado (salvo en viveros muy especializados), por lo que hay que prepararlo. Sin embargo, no hay mayores problemas, ya que tanto la turba como la perlita se consiguen fácilmente en los viveros y en la sección de jardinería de los hipermercados.
Una curiosidad: la sarracenia hiberna. Entonces, con el frío sus hojas comenzarán a secarse y llegará un momento en que parecerá que se ha muerto. Pero descartemos la idea de que la perdimos por no saber cuidarla.
De manera que la seguiremos regando, pero ahora, únicamente cuando el sustrato esté seco. En primavera volverá a brotar más grande y fuerte. Un dato más: cuando se trata de ejemplares que hibernan, esta es la época en que conviene hacer el trasplante.
Drosera
Existen muchas variedades de drosera -y requieren cuidados distintos-, por lo que aclararemos que hablamos de la Drosera capensis, originaria de Sudáfrica. Esta planta posee unos delicados pelos pegajosos que, al brillar al sol, atraen a sus presas, que quedan adheridas a ellos. Imaginen una plantita que siempre luce como si estuviera cubierta por un intenso rocío. Tiene una altura aproximada de 15 cm.
Requiere sol por la mañana o por la tarde: esto significa que la exposición solar debe ser moderada. Podemos imaginar que su lugar ideal es aquel que, de forma natural (sin mover la planta), recibe sol únicamente la mitad del día. A su vez, es muy importante no colocarla en sitios ventosos.

Al igual que la sarracenia, se riega por bandeja con agua destilada o de lluvia, y necesita un sustrato formulado con 70 % de turba y 30 % de perlita. Sugerencia: no cambien de lugar las plantas carnívoras de forma seguida, ya que esto las estresa. El jardín está formado por muchísimos microclimas y que las plantas son muy sensibles a ellos.
Venus atrapamoscas
La Venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) es, posiblemente, la planta carnívora más famosa del mundo. Es sorprendente el encanto que provoca en los niños. Originaria de los Estados Unidos, la trampa con la que cuenta es una especie de mordaza dentada en los bordes, que se cierra muy rápido en cuanto siente a su presa (¡tienen que verlo en vivo!). Su altura ronda los 15 cm.

Requiere sol directo por varias horas en otoño e invierno, mientras que, en primavera y verano, conviene que tenga parte del día de sol pleno y el resto de sombra. Siempre hay que mantener el sustrato húmedo. Se riega por bandeja con agua destilada o de lluvia.
Aunque es muy difícil resistirse a la tentación de alimentarla, es mejor no hacerlo. Se corre el riesgo de que se active la trampa sin atrapar la presa y esto le consume mucha energía. Les cuento que cuando la pequeña Venus llegó a casa, lo primero que hicimos fue salir corriendo a buscar una hormiga. Así es que hablo desde la experiencia.
Esta variedad también hiberna. Parecerá muerta, iniciará este proceso poniéndose marrón por partes, pero en primavera volverá a crecer y hacerse aún más grande. Recuerden que, en este período, hay que regarla cuando el sustrato esté seco y, además, cuando necesite ser cambiada a otra maceta, el sustrato debe ser el mismo que en las otras dos plantas: una mezcla de 70 % de turba y 30 % de perlita.
Plantas carnívoras nativas
Hasta aquí, tres plantas carnívoras fáciles de cuidar y de hallar en los viveros, pero ¿sólo si salimos de la Argentina podemos encontrar una planta carnívora en su hábitat natural? Les cuento que, si caminan por nuestro suelo, existen pequeñas especies de Drosera en provincias como Entre Ríos, e incluso hasta en lugares de climas tan fríos como Tierra del Fuego.
Al igual que sus parientes sudafricanas, estas droseras argentinas poseen hojas cubiertas de finos pelos pegajosos y brillantes que atraen y capturan diminutas presas. Las plantas carnívoras, con su belleza diferente y sorprendentes estrategias de supervivencia, son mucho más que una curiosidad botánica: representan una puerta de entrada al asombro por la naturaleza.

Fáciles de cuidar e ideales para regalar, nos invitan a observar con otros ojos el mundo vegetal. Tal vez sea momento de mirar con más atención jardines, balcones e incluso nuestros paseos por la naturaleza: nunca se sabe dónde puede estar acechando una pequeña cazadora verde.
Para quienes estén dispuestos a conocerlas y respetar sus reglas, tener una planta carnívora en casa puede ser tan útil como fascinante.
Agradecemos el asesoramiento técnico de Nahuel Lajmanovich (Devoplant).