Los ascensos militares que tramita la Comisión de Acuerdos del Senado quedaron envueltos en una polémica y generan cruces en la Cámara alta por una supuesta «doble vara» en la definición de recategorizaciones que, por un lado, han logrado jerarquizar a algunos jefes militares «con denuncias previas» en detrimento de la suspicaz demora en el tratamiento de los pliegos de otros pares en la misma situación.
Entre los bloques de la Cámara alta hay suspicacias por las razones por las que no se ejecutan los ascensos de los altos mandos de las Fuerzas Armadas. La comisión de Acuerdos, que preside la larretista Guadalupe Tagliaferri, a fin de 2024 había cumplimentado algunas categorizaciones que, dentro del cuerpo, no esquivaron las polémicas. Hay, además, un cruce de denuncias por aparentes lobbys de senadores y la supuesta tensión por el tema entre la vicepresidenta Victoria Villarruel, de reconocida pertenencia a la «familia militar», y el ministro de Defensa, Luis Petri.
Uno de los casos más polémicos ha sido el ascenso del vicealmirante Juan Carlos Coré, cuya jerarquización «al grado inmediato superior» fue oficializada en marzo pasado por Boletín Oficial. Hoy ejerce como director de Estado Mayor de la Armada siendo el tercer oficial más antiguo de esa fuerza.
El jefe militar habría tenido un sumario interno «por maltrato laboral» que, con el paso del tiempo, fue «cajoneado». Ex titular de inteligencia de la Armada, también quedó mencionado en una «carta» que envío una numeraria, «personal civil de inteligencia», que se quejó por la orden de traslado desde Tucumán hasta Buenos Aires; había sido efectivizada en planta permanente en 2023 pese a la resistencia de recursos humanos de la fuerza por una aparente falta de idoneidad.
También Coré fue cuestionado internamente como titular de Inteligencia por la «designación y confirmación en tiempo récord de una agente rusa», identificada como Y.O., «para el área de traducciones». Más allá del dilema geopolítico que generaría su incorporación al área, también resultaría suspicaz su caso teniendo en cuenta la reciente revelación de Infobae sobre la radicación en el país de un espía ruso llamado Alexander Verner, que también oficiaba como traductor.
Coré fue apoyado en todo el proceso por el jefe de la Armada, Carlos Allievi, también beneficiario de un reciente ascenso militar. El jefe de la fuerza también habría quedado envuelto en una polémica por el supuesto uso que le habría dado a un avión B-200 de la Armada para viajar desde Aeroparque hasta Mar del Plata, «en al menos tres ocasiones solo con fines personales», según denuncian fuentes oficiales consultadas. El caso, de confirmarse, guardaría relación con el del eyectado jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Fernando Mengo.
En este contexto, en el Senado han deslizado que habría una «doble vara» para definir los ascensos militares teniendo cuenta las demoras en la aprobación de algunos pliegos, como es el caso del brigadier Marcelo Monetto, que tiene una denuncia en Córdoba «pero que no ha sido procesado» por la misma, según fuentes oficiales.
Las versiones sobre porqué se demorarían algunos ascensos en la cúpula de las FFAA no tienen un fundamento común. Algunas apuntan a decisiones de la vice Villarruel, que tiene reconocido vínculo con el Ejército y un sector de la Armada. Pero en la Cámara alta recuerdan que muchos de los ascensos son definidos por el ministro Petri como delegado en el tema por parte del Poder Ejecutivo.