La polémica sobre quién se quedará con el departamento de Caballito en el que vivió sus últimos años Beatriz Sarlo (82), fallecida en diciembre pasado, sumó un nuevo capítulo: la Justicia revocó la exclusión del marido de la reconocida escritora, Alberto Sato (81), como heredero, y apartó al juez que así lo había dispuesto.
En el mismo fallo, la Sala E de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil pidió que intervenga en el caso el procurador General de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo.
La decisión de los camaristas coincidió con el dictamen del fiscal Juan Ignacio Lorenzutti, quien se había opuesto a la exclusión de Sato -de quien la escritora nunca se divorció a pesar de estar separados hacía décadas- dispuesta por el juez Carlos Goggi, titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N° 91.
La medida había sido requerida por el encargado del edificio Melanio Alberto Meza López, quien presentó en el expediente dos documentos supuestamente escritos de puño y letra por Sarlo y en los que ella expresó su voluntad de dejarle el inmueble a él. Y también a su gata Nini.
Fuentes de la Procuración aclararon a Clarín que hasta la tarde de este viernes no habían sido notificados formalmente del fallo de la Cámara. A su vez, se estima que si bien el procurador porteño puede intervenir espontáneamente, esto ocurriría una vez que se haya designado a un nuevo juez.
Sarlo murió el 17 de diciembre de 2024 como consecuencia de un accidente cerebrovascular. La ensayista no tuvo hijos, pero sí un marido, Sato, con quien se casó en 1966 y se separó en los años setenta, pero jamás se divorció legalmente.
La pareja no recurrió a los papeles firmados «por una cuestión ideológica», había deslizado años atrás el propio Sato, doctor en Arquitectura y conocido Conocido como «El Japonés».
Actualmente, Sato reside en Santiago de Chile, es padre y se encuentra en pareja. Clarín intentó comunicarse pero no hubo respuesta de su parte.
Tras la muerte de Sarlo, parecía que sus bienes serían heredados por el arquitecto. Sin embargo, la causa dio un giro inesperado cuando el encargado del edificio donde vivía la intelectual apareció con un supuesto testamento en el que ella le cedía su departamento ubicado en Hidalgo 140, de Caballito.
Meza López presentó ante la Justicia dos textos: uno data del 9 de junio de 2024 y dice: “Yo, Beatriz Sarlo, quiero dejar certificada mi voluntad de que, en caso de mi desaparición u otro accidente, mi gata Nini deberá quedar a cargo de Alberto Meza. Certifico con mi firma.»
Un segundo escrito, también de puño y letra y fechado el 2 de agosto de 2024, sostiene: “Alberto Meza, quedás a cargo de mi departamento después de mi muerte y también quedás a cargo de mi gata Niní, que te aprecia tanto como te aprecio y valoro yo. Beatriz Sarlo.»
¿Qué valor tiene «el puño y letra»? Uno de los actos más cuestionados judicialmente en las sucesiones ha sido históricamente el testamento», explicó a Clarín Fernanda Muntaner, de la Comisión de Derechos Humanos, Personalísimos y de Autoprotección del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires (Cecba).
La especialista explicó que «el cuestionamiento se realiza cuando la persona que lo otorgó ya no tiene la oportunidad de reafirmar su voluntad o ratificar las disposiciones».
«Si bien nuestra legislación admite la posibilidad de otorgar un testamento ológrafo, ya sea manuscrito (como en el caso de la ensayista), o por escritura pública (ante un escribano); sin duda, la posibilidad del asesoramiento de un profesional del Derecho experto en la temática brindará una seguridad jurídica mucho mayor que la del testamento ológrafo», añadió.
Muntaner contó que «una vez iniciado el juicio testamentario por la existencia de un testamento ológrafo, deben presentarse testigos a reconocer la firma y letra del testador; debe realizarse una pericia caligráfica, probar que era la letra del testador», lo que implica un «trámite que lleva tiempo y dinero».
En el edificio de Caballito
Mientras este culebrón con alto rating sigue movilizando al circuito intelectual y, también, al sindicato de los porteros, en Hidalgo 140, la guardia periodística continúa, aunque en menor medida. Se busca acceder a una de las palabras más buscadas del momento, la de Meza López, quien hasta el momento «sigue en la cueva», según consignaron algunos vecinos.
Hidalgo 140, octavo piso, Caballito: el departamento en disputa.«En lo que va de la semana no lo vimos ni tampoco responde los mensajes», dijo uno de los consultados. Según pudo averiguar Clarín, «el señor Mesa López se encuentra de vacaciones por dos semanas», señalaron de la administración Mazzitelli.
Su abogado, Carlos Somaglia, que también optó por estar alejado de los medios, se limitó a decir que lo que generó la decisión de la Cámara de Apelaciones es que «no hay reconocimiento de vocación hereditaria».
Para el letrado, este último fallo «exige que se efectúe la pérdida de vocación por la vía de juicio ordinario» y, en ese sentido indicó: «La única consecuencia será que habrá mayor demora en todo el proceso. Sólo eso.»
El círculo de intelectuales que era más cercano a Sarlo prefiere mantener el silencio y la prudencia a la hora de referirse al vínculo de la escritora con Meza López.
«Nosotros siempre dijimos respecto de Hidalgo que nos íbamos a atener a lo que dijera la justicia y que no es el tema central por el cual respaldamos en su presentación a Sato. Lo principal es el legado que queda involucrado en los derechos de autor», señaló un integrante de ese círculo.
AA
