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lunes, marzo 17, 2025

¿Por qué no unos aros para Barcelona?

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Cae la tarde en el estadio Panathinaikó, una de las instalaciones deportivas más bonitas del mundo. Sus tribunas de mármol, su emplazamiento, su simbolismo en Atenas, cuna del olimpismo, lo convierten en un recinto carismático. Allá, en una jornada calurosa de agosto del 2004, terminó el maratón de los Juegos atenienses, como muchos años después sigue acabando la prueba de los 42,195 kilómetros cada noviembre. Junto al estadio, en la parte superior, casi presidiéndolo, unos enormes anillos olímpicos emergen a la vista del visitante.

Simbiosis perfecta entre un icono de la ciudad y su relación con los albores de los Juegos. Podría pensarse que están ahí por eso, por ser la sede de los primeros en la Era Moderna, en 1896. Pero en otras urbes que han acogido los Juegos sucede lo mismo. En los últimos, los resplandecientes de París del pasado verano, tomaron buena nota y decidieron mantener los anillos.

Collboni ha anunciado un plan para Montjuïc; sería un buen momento para pensar en colocar unos anillos olímpicos

No donde los habían emplazado originalmente, pero sí muy cerquita. Durante los Juegos parisinos unos enormes cinco aros fueron colocados en el monumento por excelencia de la ciudad, la Torre Eiffel. Presidieron la ceremonia inaugural, las pruebas de marcha o las de ciclismo en ruta. Al término de la competición olímpica y de los Paralímpicos se abrió el debate y París se posicionó a favor de conservarlos. No suspendidos en la torre pero sí a sus pies, generando otra postal maravillosa para sus millones de visitantes.

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En Munich, hogar de los Juegos de 1972, todo aquel espíritu está muy conservado en el parque olímpico. No solo por la vigencia de unas instalaciones que aguantan muy bien el paso del tiempo y por la cartelería cuidadosamente explicativa de cada sede sino también por la presencia en su entrada de cinco grandes aros. Es una gozada pasearse por allí y recordar qué sucedió en su estadio o en su piscina (donde Mark Spitz se colgó siete oros, por ejemplo).

En Tokio 2020, la edición que se retrasó al 2021 por el coronavirus, optaron por instalarlos a las puertas del Estadio Nacional, sede del atletismo y las ceremonias. Junto a ellos estaban los tokiotas cuando se inauguraron unos Juegos en los que el público estuvo vetado por los efectos de la pandemia.

Olympic symbols at Panathenaic Stadium, the site of the first modern Olympic games in 1896, in Athens, Greece on March 14th, 2024. (Photo by Beata Zawrzel/NurPhoto)

Los aros del movimiento olímpico presiden el legendario Estadio Panathinaikó, en Atenas

NurPhoto / Getty

Pero, ¿qué ocurre con Barcelona? La ciudad se vanagloria, con razón, de haber albergado unos Juegos maravillosos que dejaron un gran legado a nivel de instalaciones e infraestructuras, pero en el centro neurálgico de Montjuïc, allá donde lucen el Estadi Lluís Companys, el Palau Sant Jordi o la Torre Calatrava, no aparece ningún monumento con los cinco aros olímpicos. Sería sin duda un magnífico emplazamiento teniendo en cuenta el entorno.

Ahora que el alcalde Jaume Collboni ha esbozado un plan, según anunció el pasado 26 de febrero, para la reforma integral de la montaña de Montjuïc y su entorno, sería un buen momento para que Barcelona apostara por lucir su raigambre olímpica. Se trata de un proyecto municipal para renovar equipamientos y mejorar los accesos a un gran espacio al que muchos barceloneses no suelen acudir pese a la cantidad de eventos que se han desarrollado allí a lo largo de los años.

En Barcelona hay distintos motivos olímpicos, faltaría más. Por ejemplo, en la plaza Dante, junto a la avenida Miramar (donde estaba ubicado el antiguo parque de atracciones). Allí la escultura de homenaje al desaparecido gimnasta Joaquim Blume está adornada con los aros olímpicos. Pero por decirlo así no se trata de los cinco anillos “oficiales” situados de manera visible y específica a modo de postal.

08 August 2022, Bavaria, Munich: The Olympic rings and a poster with the logo of the

El parque olímpico de Munich, en una imagen del 2022

Picture Alliance / Getty

Incluso una ciudad que dejó un regusto tan agridulce en el Comité Olímpico Internacional (COI) como Atlanta tiene unos aros al uso en lo que se conoce como Parque del Centenario. Y estamos hablando de una localidad que en cuanto se terminaron los fastos de 1996 demolió su estadio olímpico para convertirlo en un aparcamiento.

A Barcelona le gusta presumir de diseño propio y de apostar por ideas originales. Pero en este caso algo tan sencillo como los cinco aros olímpicos, ya sean con sus cinco colores o no, podría darle más lustre. Tampoco haría falta esperar a que se cumplieran cuarenta años desde que el arquero Antonio Rebollo lanzara la flecha que dio el pistoletazo de salida a los Juegos del 92.

Redacción

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