Belén López es especialista en Comunicación Corporativa en British Airways.
¿Qué podemos aprender sobre los programas de prácticas del Reino Unido?
Cuando a finales de tercero de carrera me disponía a buscar prácticas para los meses de verano y alargar mi Erasmus en el Reino Unido, descubrí que allí los programas de prácticas eran bastante diferentes de los de Barcelona. En el Reino Unido, los periodos de prácticas cortos son poco habituales. Lo que predomina son programas de doce meses para estudiantes de grado, para complementar los tres años de estudios académicos.
Eso les permite aplicar los conocimientos adquiridos en la práctica, reforzar competencias, ganar experiencia y, a menudo, experimentar el trabajo a jornada completa por primera vez.

Belén López
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Yo misma pude disfrutar de uno de estos programas mientras hacía el trabajo de fin de grado y fue clave para lanzar mi carrera. Muchas empresas también ofrecen programas de prácticas para graduados recientes, que en muchos casos ven a antiguos estudiantes de prácticas reincorporarse una vez finalizados los estudios. Durante estos programas, tanto estudiantes como graduados asumen responsabilidades propias y pasan a ser uno más del equipo. No solo eso, sino que también reciben un sueldo que tiene que cumplir con el mínimo legal y se les aplican las mismas políticas de vacaciones que al resto de trabajadores.
¿Cómo se podría trasladar este modelo a Barcelona?
Los periodos de prácticas en Barcelona tienen que regirse por convenio con una universidad o centro adscrito, según el marco regulador vigente (actualizado por última vez el 2014).
Esta regulación limita la duración y la dedicación de las prácticas, a menudo a tiempo parcial para compatibilizarlas con las clases, hecho que disminuye su impacto real en la trayectoria profesional de los estudiantes.
Así pues, para trasladar el modelo británico, haría falta promover una actualización de la normativa, así como revisar y ajustar planes de estudio para permitir prácticas más enriquecedoras, con mejores condiciones y más alineadas con la realidad profesional. Barcelona tiene los ingredientes para liderar este cambio: un tejido empresarial extenso y diverso, con gran potencial para ofrecer programas de prácticas de calidad y acoger talento joven, y una amplia red de universidades.
La colaboración entre empresas, universidades e instituciones es esencial para diseñar programas de prácticas más ambiciosos y mejorar las experiencias formativas para estudiantes. Apostar por este modelo permitiría reforzar el vínculo entre mundo académico y empresarial, a la vez que ayudaría a atraer y retener talento en Barcelona.