Mientras la Cámara de Diputados se prepara para una sesión crucial, se despliega un escenario alarmante detrás de los muros del Congreso. Germán Martínez, jefe del bloque de Unión por la Patria, rompió el silencio y encendió todas las alarmas: «Las presiones del Gobierno son impresionantes», advirtió con contundencia.
La advertencia no es menor. El oficialismo, con Javier Milei a la cabeza, vuelve a aplicar su fórmula oscura del 2024: apretar, condicionar y manipular votos para sostener vetos que afectan directamente a jubilados, personas con discapacidad y el sistema universitario. El nivel de intimidación política es tan fuerte que muchos se preguntan: ¿Estamos realmente en una democracia o bajo el mandato de una banda con modus operandi mafioso?
Martínez no se anduvo con rodeos. “Hay que mirar a los mismos diputados que ya sabemos quiénes son”, dijo, señalando a los aliados del Gobierno entre los libertarios, el PRO y los llamados «radicales con peluca». Un núcleo duro que ya permitió vetos escandalosos como el de la ley de financiamiento universitario.
El escenario en Diputados es delicado. La diferencia de votos es mínima y cualquier movimiento puede inclinar la balanza a favor del Ejecutivo. Pero el dato más preocupante no está en los números: está en el nivel de impunidad con el que se actúa desde el poder central.
La sesión del miércoles incluye temas sensibles: desde la recomposición del salario docente hasta la emergencia sanitaria pediátrica, pasando por la eliminación de fideicomisos y la disolución de organismos científicos y culturales. Proyectos que afectan directamente la vida de millones de argentinos.
Frente a este panorama, Martínez aseguró que su bloque trabajará para que esta vez los diputados se alineen con las necesidades del pueblo y no con los caprichos del Ejecutivo. Pero las maniobras que se están viendo en los pasillos del Congreso hacen recordar más a una organización mafiosa que a un gobierno democrático.
¿Hasta cuándo seguirá la política de la amenaza disfrazada de institucionalidad? ¿Quién controla al poder cuando el poder se vuelve inescrupuloso? La respuesta está por verse en una sesión que podría definir mucho más que leyes: podría marcar el verdadero carácter del sistema político argentino en 2025.