El Principado de Asturias guarda un secreto bajo su costa: la primera mina submarina de Europa, hoy convertida en museo y rodeada de un paisaje natural que sorprende a visitantes de todo el mundo. A lo largo de los siglos, esta región del norte de España fue sinónimo de minería, con un subsuelo que ofrecía carbón, oro, plomo y arcilla.
Ubicada en el concejo de Castrillón, frente a la playa de Arnao, esta explotación se convirtió en un hito histórico al reunir varios títulos pioneros. Fue la primera mina de carbón de la península ibérica, el primer pozo vertical de Asturias y la única en Europa que se extendía bajo el mar. Cerró sus puertas en 1915 y hoy es un Bien de Interés Cultural.
El sitio, conocido como Mina de Arnao, también marcó otros hitos: allí funcionó el primer ferrocarril con tracción animal en España, inaugurado en 1836, y fue la primera explotación minera del país en emplear mujeres. Además, en su entorno se levantó uno de los primeros poblados obreros vinculados a la minería.

Actualmente, este conjunto industrial se puede visitar con recorridos que incluyen maquetas, objetos y fotografías, además de un descenso guiado de 20 metros hacia las galerías originales. Un viaje en el tiempo que une historia, patrimonio y paisajes costeros de gran belleza.
Asturias es un lugar fascinante y repleto de historia. La mina de Arnao tiene un recorrido singular que comenzó en el siglo XVI, cuando un fraile pidió permiso al rey Felipe II para explotar el lugar.
Recién en el siglo XIX se logró+ profundizar 80 metros y abrir galerías que alcanzaron varios kilómetros bajo el mar. En ese mismo período se construyó el ferrocarril que conectaba la explotación con un embarcadero, desde donde partieron cargamentos de carbón hacia distintos puertos de España.

La relevancia de este yacimiento fue tal que hasta la reina Isabel II lo visitó. Con el tiempo, se instalaron fundiciones y se amplió el tendido ferroviario hasta Avilés, donde la locomotora “Eleonore” marcó otro capítulo del avance industrial en Asturias.
Vida de los mineros
Los primeros trabajadores de Arnao eran campesinos y pescadores que debieron aprender el oficio en condiciones muy duras. Antes de que existiera el castillete de madera que hoy se conserva, descendían en toneles atados con cuerdas y los niños recorrían galerías estrechas para llevar agua y comida.
El poblado minero creció alrededor de la explotación, aunque con condiciones precarias. Las filtraciones de agua marina y las tensiones laborales llevaron finalmente al cierre de la mina en 1915, tras una gran inundación.

Un patrimonio que sigue vivo
Desde 2013, la mina reabrió sus puertas como museo. La visita guiada permite descender a las galerías, observar las bóvedas de ladrillo del siglo XIX y conocer la fragua original. En el exterior, se conservan la casa de máquinas y las viviendas obreras, que muestran cómo era la vida cotidiana de las familias.
Conocida también como el “pozo güelu” (abuelo), la Mina de Arnao se consolidó como un símbolo de la historia industrial de Asturias y un atractivo turístico que combina patrimonio cultural, memoria obrera y el encanto natural del litoral cantábrico.