La captura en Paraguay de Erick Luis Moreno Hernández, alias El Monstruo y cabecilla de la organización criminal Los Injertos del Norte, estuvo marcada por desconcertantes declaraciones que el criminal lanzó apenas fue detenido por la policía paraguaya. Según informó el canal ABC de Paraguay, el peligroso delincuente no ofreció resistencia al ser reducido por los agentes.
El operativo se desarrolló en un inquilinato de San Lorenzo, donde Moreno vivía desde hacía cinco días en condiciones de extrema precariedad. De acuerdo con el reporte policial, compartía la vivienda con una mujer paraguaya a la que había conocido pocas semanas atrás.

De acuerdo con el relato difundido por ABC cuando los policías le pidieron identificarse, el detenido respondió: “Erick Luis Moreno Hernández, peruano”, luego del criminal peruano hizo una polémica pregunta. “¿Quién me delató? ¿Quién me entregó?”, cuestionó ‘El Monstruo’.
Como respuesta, los agentes solo le recordaron que había una recompensa por su captura. Moreno, insistente en conocer quién lo había traicionado, ofreció primero quintuplicar la suma de la recompensa y luego aseguró que podía entregar un millón de dólares a cambio de esa información. Sin embargo, los investigadores destacaron lo paradójico de la oferta, considerando que en su vivienda no tenía ni un ropero y dormía en una cama precaria.

La acción fue encabezada por el comisario Hugo Granse, jefe de investigaciones de Amambay, quien se trasladó más de 460 kilómetros desde Pedro Juan Caballero para dirigir el allanamiento. En la operación participaron agentes de la División de Inteligencia, de la Unidad Especial de Inteligencia Sensible (SIU) contra las drogas y el fiscal Benjamín Marícevich, quien dio el ropaje legal al ingreso con una investigación vinculada al robo de vehículos en la zona.
El despliegue incluyó a más de 50 agentes, de los cuales 10 ingresaron a la vivienda mientras el resto rodeaba la propiedad. ‘El Monstruo’ fue hallado viendo televisión, vestido de manera sencilla, sin armas ni mayor seguridad, y fue rápidamente reducido por los agentes.

Tras ser trasladado a la base del Departamento de Investigaciones de Asunción, Moreno pasó la noche en un calabozo. A la mañana siguiente fue llevado al Palacio de Justicia, donde habló brevemente con periodistas y reconoció haber estado en Paraguay por dos años, luego de residir en Bolivia. Según dijo, buscó refugio en ese país porque sus “enemigos” lo querían asesinar.
El detenido también negó haber participado en varios de los crímenes que se le imputan en Perú, aunque admitió: “Yo no soy santo. Quiero responder por las cosas que hice, pero no que me culpen por lo que no hice”. En particular, rechazó cualquier vínculo con el asesinato de un policía brasileño ocurrido en abril, enfatizando que nunca estuvo en ese país y evidenció su temor a ser extraditado a Brasil por la severidad de su sistema penitenciario.

En su conversación con la prensa, El Monstruo adoptó un tono respetuoso y hasta conciliador. Cuando se le consultó sobre la posibilidad de una extradición abreviada al Perú, respondió que no la aceptaría, aunque reconoció que su salida del país es inevitable. “Yo sé que voy a ser extraditado porque soy un delincuente y el Estado puede más”, declaró.