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sábado, mayo 17, 2025

Procastinación: ¿por qué dejamos todo para último momento? / Por Romina Atencio

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Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.

¿Te pasa que solés dejar todo para último momento? A la hora de entregar un proyecto, hacer un trabajo, preparar la valija para irte de viaje, todo a último momento. ¿Sos de esas personas que cuando tienen grandes tareas por delante, se sienten abrumadas, y lo van pateando para más adelante? A eso que te pasa se le llama procrastinación. Es muy común en nuestra época, es muy común en personas con trastorno de déficit de atención e hiperactividad y en personas con ansiedad o depresión. En este artículo, te voy a contar por qué para, por lo menos intentar, dejar de hacerlo.

La procrastinación es un fenómeno que muchos de nosotros hemos experimentado en algún momento. En esencia, procrastinamos porque a menudo existe una especie de lucha interna entre lo que sabemos que deberíamos hacer y lo que en realidad queremos hacer en el momento. La realidad, es que si tenés muchas ganas de hacerlo, no lo dejás para después.

A veces, las tareas que tenemos por delante pueden parecernos abrumadoras, aburridas o poco atractivas, así que buscamos distracciones que nos ofrezcan gratificación instantánea, como mirar el teléfono, navegar por internet o simplemente posponer esas tareas complicadas. También hay un componente emocional importante: el miedo al fracaso, la ansiedad y la falta de confianza en nuestras capacidades pueden hacernos evitar las tareas difíciles.

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Además, hay que considerar que vivimos en una época llena de distracciones constantes. Con tantas cosas llamando nuestra atención, es fácil caer en la trampa de dejar lo importante para después. La sensación de que el tiempo no es urgente o que mañana siempre será un mejor momento puede jugar un papel clave en esta decisión de procrastinar.

En resumen, procrastinamos por una mezcla de emociones, deseos inmediatos y, a veces, por la simple incapacidad de organizar nuestro tiempo de manera efectiva. Y aunque puede que no haya una solución mágica, ser consciente de estos patrones puede ayudarnos a lidiar mejor con ellos y a encontrar formas de ser más productivos.

Una de las claves para comenzar a trabajar con la procrastinación es la conciencia del deseo o no, de la tarea que tengo por delante. ¿A qué me refiero con esto? Muchas veces, solemos ponerle tono de obligación a la mayoría de las cosas que hacemos. ¿Cómo lo hacemos? Inconscientemente. Venimos programados con obligaciones. ¿Acaso cuando eras chico no te pasaba que la tarea la querías dejar para último momento? La tarea era una obligación. Nadie te preguntaba si la querías hacer o no. Tenés que hacer la tarea.

Y ahí apareció nuestra primera gran enemiga: la obligación. Cuando hacemos las cosas desde él “tener” y no desde el “querer”, no las queremos hacer. Esto no quiere decir que todas las tareas que postergas sean obligaciones. Veamos un ejemplo: te vas de vacaciones, estás muy entusiasmada o entusiasmado, pero la valija la dejas para último momento. ¿Por qué lo hacemos, si tanto nos queremos ir? Simplemente porque lo vemos como una obligación.

Fijate lo siguiente: seguramente no decís “me tengo que ir de vacaciones”, pero si decís: “tengo que hacer la valija”. Típica frase charlando con un amigo sería: “me voy de vacaciones, tengo que hacer la valija”. Ya usar la palabra “tener”, pone a la acción en un lugar de obligación. Probá dejar de decir “tengo que” con todas las cosas que en realidad si querés hacer, y vas a notar como todo comienza a cambiar.

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La procastinación es muy común en esta época.

La procastinación es muy común en esta época.

Otra de las cosas que podés hacer para dejar de procrastinar, o por lo menos intentarlo, es desglosar la tarea que tengas por delante en varios pasos. A veces, las tareas grandes pueden parecer abrumadoras. Intentá descomponerlas en pasos más pequeños y manejables. Así, es menos probable que sientas pereza y más fácil comenzar.

A esto probá sumarle el establecer plazos específicos; en lugar de tener un plazo general, establecé fechas concretas para cada tarea. Esto crea un sentido de urgencia y te ayuda a mantener el enfoque. Por ejemplo, en lugar de decir “para la semana que viene tengo que ordenar este cajón”, probá diciendo: “el lunes voy a vaciar el cajón, el martes voy a reordenar los papeles, el miércoles voy a limpiar el cajón y el jueves volveré a guardar todo en su lugar”.

Por otro lado, es importantísimo que saques dentro de lo posible las distracciones que hacen que te desenfoques. Reducir las distracciones en tu espacio de trabajo es clave. Esto puede incluir desactivar notificaciones del teléfono, utilizar aplicaciones que bloqueen redes sociales o asegurarte de que tu entorno esté ordenado y libre de ruidos molestos.

Para el final dejé lo más importante: uno de los principales secretos de la procrastinación que parece nunca terminar es el auto maltrato. En lugar de criticarte por procrastinar, tratá de ser amable contigo mismo. Reconocer que todos enfrentamos este problema puede aliviar un poco la presión. La autocrítica, aunque sea interna e inconsciente, sólo nos bloquea más. Imagínate si tuvieras siete años, y no estuvieras pudiendo abordar alguna tarea específica, y tu mamá viniera y comenzara a gritarte y a decirte que sos un inútil, incapaz, y que por tu culpa no vas a lograr absolutamente nada de lo que querés.

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¿Cómo te sentirías? ¿Te darían ganas de poner manos a la obra? Ahora imaginá la misma situación, pero tu mamá se pone a tu altura, te acaricia el pelo, y te dice “tranquila, tranquilo, no pasa nada si no podés ahora. Ya lo vas a poder hacer. ¿Necesitás algo de mí para poder lograrlo?” Seguramente, tu respuesta sea “si Mamá necesito que me ayudes a no distraerme con la televisión, el teléfono, etc.” Lo mismo ocurre con nuestra voz interior. Nuestro exigente puede ser cruel, o puede ser un fiel compañero que nos ayuda a lograr nuestras metas.

Otra cosa que también funciona mucho, y tiene que ver con la forma en que nos hablamos, y en qué nos decimos, es reforzar la motivación: Recuerda por qué es importante para ti completar esas tareas. Ya sea por una meta profesional, personal o algún tipo de recompensa que puedas darte una vez que termines, tener clara la motivación puede ayudarte a mantenerte enfocado.

En resumen, se trata de encontrar herramientas y estrategias que se adapten a tu estilo de trabajo y a tus necesidades personales. La clave es ser paciente contigo mismo y entender que hacer cambios en hábitos de comportamiento lleva tiempo y práctica. íLo importante es seguir intentándolo! Si necesitas ayuda con alguno de estos temas, no dudes en pedirla. Si querés que hablemos sobre estos temas podemos agendar una cita. Podés contactarme a mi celular que figura junto con todos mis datos, arriba de todo en esta página. Hasta el próximo domingo.

Redacción

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