
La Legislatura bonaerense sancionó este jueves una ley que prohíbe el uso de celulares en las aulas de escuelas primarias.
El proyecto busca frenar un fenómeno que ya fue identificado por padres y docentes, que registran que la utilización de dispositivos digitales fragmenta la atención, reduce la capacidad de concentración y dificulta la adquisición de conocimientos.
La iniciativa, impulsada por los senadores Emmanuel González Santalla de La Cámpora y Lorena Mandagarán del GEN, impedirá el uso de pantallas durante el tiempo que los estudiantes estén en establecimientos de educación pública o privada siempre que «su utilización no sea requerida por personal docente».
El proyecto surge en un contexto crítico de aprendizaje. Las últimas pruebas Aprender expusieron un dato que generó mucha inquietud: el 46 % de los alumnos de tercer grado del nivel primario no alcanza los niveles mínimos de lectura.
Para mitigar las consecuencias del uso de las pantallas hay restricciones similares en la ciudad de Buenos Aires y en otras ciudades de distintos países como Francia, Brasil, Estados Unidos, Alemania, Noruega y China.
En la Argentina, en agosto pasado, el Ministerio de Educación porteño tomó la decisión de restringir el uso de celulares durante las clases. Y desde entonces hasta ahora, algunas autoridades de instituciones educativas notaron cambios destacables en el comportamiento de los alumnos. Entre ellos, vieron una mejoría en la atención en clase y la interacción social en los recreos.
Ahora, la provincia de Buenos Aires se suma a la medida. Los senadores argumentaron que relevamientos de UNICEF y UNESCO dejan en evidencia que «los estudiantes bonaerenses hacen un uso excesivo de los dispositivos electrónicos», algo que tiene un impacto negativo en su aprendizaje, bienestar y relaciones sociales.
La norma tuvo su primer tratamiento en el Senado y se convirtió en Ley en Diputados este jueves. Del texto se deprende que el Poder Ejecutivo provincial la reglamentará en un plazo de 180 días contados desde la fecha de la sanción.
Sobre su implementación definitiva, no hay una fecha establecida, informaron fuentes de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia —encargada de su aplicación—. Por el momento, se encuentran analizando el alcance de la normativa. Lo más probable, se especula, es que se aplique de manera obligatoria recién en 2026.
Los efectos del uso del celular en las aulas
Los senadores señalaron que el nivel primario representa una parte fundamental de la vida de las personas debido a que se obtienen aprendizajes esenciales como «la interacción y vinculación entre pares, la lecto-escritura, la comprensión de textos, razonamiento matemático».
Sin embargo, «sólo uno de cada dos estudiantes termina tercer grado comprendiendo lo que lee» y solo el 43 % de los alumnos llegan con el tiempo teórico esperado y con aprendizajes satisfactorios de lengua a sexto grado.
En el proyecto, los legisladores aseguraron que la prohibición del uso en las aulas no significa que las tecnologías no se incorporen en las escuelas, que tienen beneficios con potencial de transformar la educación. Lo que implica es que los docentes tengan las herramientas y conocimientos que «permitan integrar las tecnologías digitales al aula de manera sólida y segura».
«Es importante abordar los desafíos y seguir estrategias efectivas para aprovechar esos beneficios y repeler los efectos negativos que estos tienen cuando su utilización reemplaza actividades esenciales del mundo real», dijo González en la primera iniciativa que presentó sobre esta temática.
Los efectos negativos pueden manifestarse en la vinculación y el juego con pares y también puede llevar a distracciones y falta de atención a una edad temprana en el nivel primario. La multitarea fomentada por los celulares impide que el aprendizaje sea profundo y significativo. (La Nación)
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