El PSC y BComú están jugando el partido de la Navidad de 1914 que disputaron los soldados alemanes y británicos en la frontera de Bélgica y Francia. Ambas formaciones atraviesan por un armisticio efímero para intentar pactar los presupuestos del 2026. Pero como pasó con aquella pachanga en la Primera Guerra Mundial, todo acercamiento parece más un artificio que una opción real de llegar a buen puerto. Aunque todo puede pasar. Los Comuns exigen recuperar el plan de ejes verdes que el alcalde Jaume Collboni guardó en un trastero el pasado enero. En concreto, este martes han reclamado, en la comisión de Urbanismo, llevar el modelo de supermanzana a Sants-Creu Coberta, al paseo Maragall y al tramo pendiente de Consell de Cent, desde Sant Joan hasta la Meridiana. Los socialistas se han abstenido, pero la medida ha sido tumbada sin paliativos.
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Ya por la mañana, en la comisión de Derechos Sociales, el gobierno socialista ha tenido que poner buena cara con otra reivindicación comunera: un plan de 60 millones de euros para abordar la emergencia de las personas sin hogar, que en el último año han crecido un 23%. Se ha aprobado con el voto neutro del PSC, con la concejala Raquel Gil repitiendo la misma frase que por la tarde ha pronunciado Laia Bonet, teniente de alcalde de Urbanismo, cuando ha valorado la propuesta de nuevos ejes verdes: “Nos abstenemos porque forma parte de un debate abierto en el marco de los presupuestos del 2026”. El Consistorio ya invierte 51 millones en el cuidado de los ciudadanos que duermen en la calle, con lo que no debería costarle adoptar la exigencia de BComú, que incluye abrir centros para jóvenes y mujeres. Lo de las supermanzanas es otra cosa. Quizás, está por ver, sea la línea roja que rompa la baraja. Ya lo fue durante la negociación de las cuentas del presente ejercicio, que terminaron siendo un prórroga de las del 2024.
El eje verde de Consell de Cent
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La también presidenta de TMB ha explicado que por Creu Coberta pasan tres líneas de bus, otras nueve circulan por el paseo de Maragall y una usa Consell de Cent más allá del paseo de Sant Joan, donde termina el eje verde. Es decir, que la buena salud del transporte público no parece compatible con la propuesta de pacificar estas arterias. En cualquier caso, aunque la comisión lo ha tumbado con los votos negativos de Junts, PP y Vox y la abstención de Esquerra, que puso de manifiesto la gentrificación comercial y residencial generada por culpa de estos proyectos, el gobierno podría impulsar los ejes verdes, ya que las transformaciones urbanísticas son una potestad del gobierno de turno. Pero no pasó hace un año y cuesta imaginar que ahora, con los mismos protagonistas e idéntica demanda, sí vaya a suceder.
El plan B
Los socialistas siempre pueden echar mano de la cuestión de confianza: sin alcalde alternativo, cuentas aprobadas
Así las cosas, a la negociación presupuestaria con BComú se le abren tres posibles salidas. La primera es que el PSC abrace los ejes verdes y, de esta manera, pueda aprobar los presupuestos por la vía ordinaria, pues ya tiene en el bolsillo los cinco votos de Esquerra. La segunda, que los Comuns consigan el resto de demandas (también está el conflicto de Vallcarca, modificaciones de la tasa turística para construir más vivienda y poner coto al alquiler de temporada), orillen la supermanzana y digan sí a las cuentas municipales. Y la tercera, que el PSC no logre llegar a los 21 votos necesarios y eche mano de la cuestión de confianza, con la que la oposición dispone de 30 días para conseguir un alcalde alternativo. En el caso de no dar con un nombre de consenso (aritmética e ideológicamente imposible), las cuentas se aprueban de manera automática, amén del desgaste político de Collboni. Pero eso está por llegar; de momento, que ruede el balón.





