Juliana Awada dejó entrever cómo decoró el living de la casa que tiene en la Patagonia
Adentrarse en el corazón del hogar de Juliana Awada en la Patagonia es como ingresar a un universo de calidez y sofisticación. La casa, ubicada en la pintoresca Villa La Angostura, se alza como un refugio de conexión con el entorno natural y evidencia un profundo amor por el diseño y la armonía.
Desde que se trasladó a la Patagonia, Juliana Awada ha compartido la evolución de su vivienda, una obra maestra de integración ambiental y estética atemporal. Se observa que el living es el núcleo de la casa, donde se distingue una fusión de estilos. Con tonos neutros y materiales nobles, el espacio acoge a sus visitantes con una invitación constante a la relajación y al disfrutar de la naturaleza.
El diseño interior hace gala de una delicada combinación de elementos. Las paredes recubiertas de madera y una amplia alfombra de yute se complementan en perfecta armonía con sillones tapizados en tonalidades tierra. La chimenea negra, majestuosamente ubicada entre ventanales que inundan de luz el lugar, proporciona un contraste contemporáneo con el característico estilo rústico de la región.
La historia de este amor por la Patagonia comienza durante un viaje en su juventud, acompañado de su madre y hermana, donde descubrió la belleza inigualable del sur argentino. Esta experiencia marcó el anticipo de un sueño realizado años después junto a su esposo, el ex presidente Mauricio Macri, en un terreno encantador donde decidieron construir su refugio.
Con la premisa de no alterar el paisaje, el arquitecto Alberto Rossi, cuñado de Awada, diseñó una casa que se integra con el bosque patagónico. La construcción presenta una serie de volúmenes bien pensados, conectados por pasarelas elevadas que contribuyen a preservar la vegetación autóctona. Además, incorporaron innovaciones sostenibles como recolección de aguas de lluvia, en consonancia con un compromiso ecológico firme.
La decoración del interior, supervisada por Daniela Galitó y paisajistas expertas, se centra en un minimalismo que pone de relieve la serenidad del entorno. La cuidadosa elección de roble de Eslavonia para revestir las paredes permite que el paisaje exterior sea el cuadro viviente que adorna el hogar, mientras que los accesorios se limitan a lo esencial.
En poco más de un año, este proyecto residencial se transformó en un oasis que refleja fielmente el estilo personal de Juliana Awada. La vivienda es hoy día un lugar donde la estética, la naturaleza y el ser humano conviven en absoluta armonía, ofreciendo un ejemplo de cómo se puede vivir en sintonía con el medio ambiente manteniendo un alto nivel de diseño y confort. Este rincón patagónico se levanta hoy como testimonio perdurable del compromiso de Awada con la naturaleza y el diseño sostenible.