La creatina, reconocida por su capacidad para potenciar el rendimiento físico en deportistas, podría tener un papel significativo más allá del músculo. En las últimas décadas, la ciencia ha comenzado a explorar su impacto en la función cerebral, revelando un potencial que podría ir desde la mejora de la memoria hasta la protección de las células nerviosas.
La creatina es una molécula que el cuerpo produce a partir de aminoácidos y se encuentra en alimentos como la carne y el pescado. Su principal función es ayudar a las células a producir energía, especialmente durante el ejercicio de alta intensidad. Sin embargo, el cerebro es un órgano que consume una gran cantidad de energía, y por ello, los investigadores se preguntaron si la creatina podría influir en su rendimiento.
Un estudio que fue publicado en el año 2003 en la prestigiosa revista Neuroscience, fue uno de los pioneros en este campo. Los científicos administraron suplementos de creatina a un grupo de vegetarianos y veganos —poblaciones con niveles más bajos de creatina— y evaluaron su desempeño en pruebas de memoria y de inteligencia.
El cerebro, un órgano hambriento de energía
Los resultados mostraron que los participantes que tomaron creatina obtuvieron mejores puntuaciones en tareas de memoria de trabajo y de rapidez de procesamiento, sugiriendo una mejora en la función cognitiva.
La investigación ha continuado a través de los años y estudios más recientes han explorado el mecanismo detrás de este fenómeno. La creatina juega un papel vital en el sistema energético del cerebro, específicamente en la producción de trifosfato de adenosina (ATP), la principal moneda energética celular.
Cuando el cerebro requiere energía para tareas cognitivas, la creatina ayuda a reponer rápidamente las reservas de ATP, permitiendo que las neuronas funcionen de manera más eficiente.

Además de su papel en la energía, la creatina ha mostrado efectos neuroprotectores. Investigaciones en modelos animales han demostrado que el suplemento puede mitigar el daño neuronal en condiciones de estrés, como la falta de oxígeno o la isquemia.
Esta capacidad podría ser relevante en el contexto de enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y el Huntington, aunque la evidencia en humanos aún es incipiente y se necesitan más estudios clínicos. Por ahora, la suplementación con creatina se considera segura para la mayoría de las personas sanas, pero siempre se recomienda la consulta con un profesional de la salud antes de comenzar a tomarla.
Otros aspectos importantes sobre la creatina
- Dosis y forma de consumo: la dosis estándar para la mejora cognitiva es similar a la dosis deportiva, pero se debe evaluar la cantidad ideal para cada persona.
- Diferencia entre fuentes: los alimentos como la carne y el pescado contienen creatina, pero la suplementación es la forma más efectiva de aumentar los niveles cerebrales.
- Efectos secundarios: en personas sanas, los efectos secundarios son raros, pero pueden incluir molestias estomacales si se toma en dosis muy elevadas.
- Combinación con otros suplementos: aún se investiga cómo interactúa la creatina con otros compuestos que potencian la función cerebral, como la colina o los ácidos grasos omega-3.
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