A diferencia del llamado «sleep divorce», en la que las parejas duermen en camas distintas, el método noruego es una forma de dormir mejor sin sacrificar el contacto ni la intimidad.
Foto: Freepik.
Redacción El País
En muchos hogares de Noruega, Suecia y Dinamarca, compartir cama no significa necesariamente compartir abrigo. Allí, dormir con dos acolchados individuales —uno para cada persona— es tan común que incluso tiene nombre: “dormir a la noruega”. Esta forma de descanso, que sorprende a muchos extranjeros, se está extendiendo a otros países por sus ventajas prácticas y emocionales.
Para muchos, dormir con acolchados separados facilita la convivencia. Cada persona puede elegir el grosor que más le convenga, evitando pasar frío o calor. Además, desaparecen las peleas nocturnas por quién se queda con más manta , un clásico en muchas parejas. Y, por si fuera poco, lavar y secar cada edredón por separado resulta mucho más sencillo y mantiene la cama más higiénica.
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A diferencia del llamado sleep divorce, una tendencia en la que las parejas optan por dormir en camas distintas, el método noruego no busca distancia. La cama sigue siendo compartida, pero cada quien disfruta de su propio espacio bajo las mantas. Es una manera de dormir mejor sin sacrificar el contacto ni la intimidad.
En tiempos en que dormir bien se considera parte fundamental del bienestar, esta práctica escandinava gana adeptos fuera del norte de Europa. Dormir a la noruega no es solo una costumbre curiosa: es una manera moderna de entender el descanso compartido, donde la comodidad individual también fortalece la armonía en pareja.
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En base a El Tiempo/GDA
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