Todavía nos llenamos de fuerza cuando recordamos el 23 de abril del año pasado, el 2 de octubre, las enormes asambleas y tomas de facultades donde muchos aprendimos que lo que opinamos importa y por eso hay que hacerlo valer, uniendo fuerzas con nuestros compañeros y votando a mano alzada para defender nuestros derechos. Fuimos cientos de miles en las calles de todo el país; más de un millón si contamos cada rincón donde se hizo sentir el grito en defensa de la universidad, pero no cualquier universidad: “Universidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”.
No marchamos solo por el presupuesto. Marchamos por nuestros amigos y amigas que trabajan y estudian sin dormir, por nuestras familias que hacen malabares para ayudarnos siendo en muchos casos nosotros la primera generación que llega a la universidad. Por nuestras docentes y no docentes que no llegan a fin de mes y tienen trabajos extras para sobrevivir, por los compañeros y compañeras que concentran todas las cursadas en un día porque no les alcanza para el bondi, por nuestro derecho a estudiar, por nuestro derecho a tener un futuro distinto.
No se puede esperar más. Los salarios de los docentes, no docentes y de los investigadores son los que más perdieron durante los últimos gobiernos. Con la guerra que Milei le declaró a la Universidad pública y al sistema científico, esta situación empeoró drásticamente. Hoy, más del 70% de los trabajadores universitarios perciben salarios por debajo de la línea de pobreza, y a esto debe agregarse la situación de los mal llamados docentes «ad honorem» o “adscriptos”. El ajuste sigue. Las partidas siguen congeladas, los salarios pulverizados. Y Milei va por más. Quiere convertir a la educación en un privilegio para pocos y a la juventud en mano de obra precarizada y sumisa.
Todos tenemos el recuerdo fresco de la fuerza que podemos poner en las calles. Y que gracias a la masiva movilización de abril frenamos el ahogamiento presupuestario, logrando que el gobierno retroceda en su ataque a fondo que tenía el objetivo de arancelar la Universidad y con las tomas enfrentamos el veto redoblando la organización democrática desde abajo. Tuvo que dejar de hablar de privatización y dar un aumento de presupuesto, que fue miserable porque los rectores pactaron y cancelaron la tercera marcha nacional a fines del 2024. La conclusión es que la batalla es a todo o nada. Es el gobierno contra la Universidad pública. El mismo gobierno que no para de atacar a los y las laburantes, a la salud pública, a las y los jubilados. Y nuestra generación no va a ver por la tele cómo nos roban el futuro. Por eso no podemos depositar el destino de nuestra lucha en las autoridades, que tranzan por sus intereses a espaldas de todos. Mientras miles de trabajadores se organizan contra los despidos, contra el ataque a la educación y la salud pública, por aumento de salarios y jubilaciones, tenemos que coordinar todas las luchas en curso, uniendo la fuerza en defensa de la universidad con la de distintos sectores de trabajadores para golpear al gobierno con un solo puño.
No estamos solos, hay otra fuerza que se empieza a mover
Desde la Red Nacional de Agrupaciones En Clave Roja, en cada facultad de cada universidad en la que estamos, planteamos la necesidad de construir una nueva marcha nacional universitaria desde que comenzó el año. Juntamos miles de firmas para expresar que la voluntad de seguir con la lucha en defensa de la universidad pública está, en los lugares donde conducimos Centros de Estudiantes como el caso del Centro de Salud Comunitaria en la UNLa pusimos en pie comisiones para pelear por nuestras demandas, como el acceso al boleto educativo gratuito recortado por Kicillof, con la participación de cientos de compañeros. Desde los centros que conducimos en el Comahue llevamos mil firmas al congreso de la FUC para pelear porque la Federación plantee a las demás federaciones la necesidad de construir la tercera marcha nacional. Desde la Secretaría General del CEFyL estamos presentes cada miércoles acompañando a los y las jubiladas, enfrentando la represión de Milei y Bullrich. En la UNLP donde conducimos la Secretaría de Coordinación de la FULP, impulsamos un relevamiento sobre las condiciones socioeconómicas de quienes transitamos la facultad para visibilizar la falta de presupuesto y pelear por un plan de lucha a la altura.
Si quienes tienen la responsabilidad de convocar a una nueva movilización lo hicieran, es decir, quienes conducen la enorme mayoría de los Centros de Estudiantes y Federaciones Universitarias, hoy en manos de radicales y peronistas, así como los gremios docentes y no docentes, conducidos en su mayoría por sectores peronistas que conforman el Frente Gremial; estaríamos en mejores condiciones para seguir construyendo una verdadera marcha masiva desde abajo, en unidad con todos los sectores que se encuentran luchando contra ataques y despidos, que pueda golpear al gobierno de Milei. En cada cursada y en cada pasillo se vuelve a debatir la necesidad de salir a las calles. Tenemos que unir por abajo lo que ellos dividen por arriba. Las conducciones vienen dejando pasar el ajuste. Convocan a medidas aisladas “haciendo como que” luchan, llamando a marchar un día pero sin paro y haciendo paro otro día sin ninguna convocatoria a movilizar. Esto está generando malestar, sobre todo entre docentes y no docentes, porque parece un chiste de mal gusto.
Llevemos a cada facultad de cada universidad del país una propuesta clara: debatir desde cada cursada y construir asambleas entre estudiantes, docentes y no docentes para decidir los pasos a seguir. Y con este método, debatiendo democráticamente, construir una nueva marcha masiva el día que se trate el proyecto de ley de financiamiento, que pareciera ser el 18 de junio, exigiendo a las organizaciones sindicales que convoquen a parar ese día y garanticen los medios para ser miles en las calles. Sostenemos que la única salida vendrá desde abajo, y no negociando con el gobierno ni con los diputados de la UCR y el PJ que, cada vez que el emperador Milei los necesita, se ponen la peluca. También sabemos que si avanza la ley, después viene el veto. Y por eso lo que hay que redoblar es la movilización.
Nadie se salva solo: coordinemos todas las luchas para enfrentar el plan de Milei
La lucha universitaria puede encender la llama para coordinar con todas las luchas. En distintos puntos del país se están calentando conflictos porque el ataque al salario y los puestos de trabajo es generalizado. Sabemos que no estamos solos. En cada rincón trabajadores y trabajadoras se están plantando. Como en el Hospital Garrahan, profesionales de la salud pediátrica están en una semana de paros y ahora se encuentran movilizados reclamando no solo mejoras salariales y denunciando el deterioro de las condiciones laborales sino sobre todo defendiendo el acceso a la salud pública y de calidad de las niñeces.
Los choferes de colectivos de más de 40 líneas marcharon a la sede de la UTA exigiendo un plan de lucha y la renuncia de la conducción sindical, reclamando un salario digno y condiciones laborales justas. En Tierra del Fuego, tras una semana de paro, trabajadores de la industria lograron un acuerdo para suspender despidos hasta diciembre de 2025, demostrando que la organización puede frenar los ataques patronales. El Hospital Laura Bonaparte, especializado en salud mental, enfrenta una intervención gubernamental y despidos masivos que ponen en riesgo su funcionamiento. Sus trabajadores mantienen una lucha activa para defender el acceso a la salud pública y de calidad. En la ciudad de Córdoba miles de trabajadores municipales reclaman por sus salarios.
En Catamarca, una masiva movilización docente logró la derogación del decreto 884/25, que pretendía modificar estructuras educativas y profundizar el ajuste. En muchas provincias se dieron movilizaciones muy grandes contra el ajuste en discapacidad. La lucha docente también se extiende en la provincia de Buenos Aires, donde se convocan planes de lucha ante el rechazo a las propuestas salariales del gobierno y la conciliación obligatoria dictada por Kicillof. Trabajadores de Shell, Volkswagen, Pilkington, Praxair, Secco que enfrentan despidos discriminatorios amparados en la nueva «Ley Bases», que facilita cesantías por motivos ideológicos o gremiales. Las fábricas recuperadas como Madygraf y Zanón siguen luchando por la expropiación y contra el ahogo económico, defendiendo el control obrero y la producción en función de las necesidades sociales. Y por supuesto la heroica resistencia que miércoles a miércoles mantienen los y las jubilades aguantando los palos de la ministra Bulrich.
Estas luchas nos muestran que si nos coordinamos entre todos los sectores la resistencia es posible hasta doblarle la mano a este gobierno, a diferencia de lo que dijo Daer, parte de la burocracia sindical de la CGT cuando livianamente planteó que “no hay clima” para un paro general. La unidad entre estudiantes y trabajadores es fundamental, como nos enseñó esa enorme gesta obrera que hace poco cumplió 56 años, el Cordobazo. Con la nueva gran marcha nacional educativa también tenemos el desafío de coordinar con todas estas luchas, porque en esa unidad está la fuerza para defender la educación pública, pero también para exigir un paro activo de 36h y un plan de lucha para tirar abajo todo el plan de Milei, sus cómplices, el FMI y los grandes empresarios.