El caso de Kilmar Ábrego García resuena cada vez más fuerte. Conocido por ser el hombre que la administración de Donald Trump «deportó por error», la último que se sabía de él era que se encontraba incomunicado entre barrotes y paredes de cemento en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) de El Salvador, como otros 15.000 detenidos, acusados de integrar peligrosas bandas de pandilleros.
Quién es Kilmar Ábrego García y de qué lo acusan
Kilmar es salvadoreño, tiene 29 años y un hijo de 5, diagnosticado con autismo, además de ser padrastro de dos niños mayores, fruto de una relación anterior de su esposa Jennifer Vásquez.
Hasta los 16 años Kilmar vivió en su país natal, junto a su padre, que fue oficial de policía y su madre, que tenía un negocio de «pupusas», un plato típico a base de tortilla de maíz.

Toda esta información consta en los documentos que presentó al juez de inmigración en 2019. Junto a sus tres hermanos ayudaba a mantener el negocio familiar, la pupusería «Cecilia».
El país estaba entonces controlado por la Barrio 18 y la MS-13, pandillas rivales que hicieron de Honduras, Guatemala y El Salvador, el norte de Centroamérica, una de las regiones más violentas del mundo.
Con temor de que Ábrego García y uno de sus hermano fueran reclutados por la pandilla, sus padres los enviaron a Estados Unidos. Así fue como emigró a los 16 años.

Empezó a trabajar en el rubro de construcción y siete años después entabló una relación con su futura esposa, y juntos formaron una familia ensamblada. Su vida dio un inesperado vuelco hace un mes, cuando fue detenido mientras salía de una tienda en Maryland, en el noreste de Estados Unidos.
Lo acompañaba su hijo de 5 años, y la situación resultó traumática. Lo acusaron de ser miembro de la pandilla MS-13, mientras él lo negaba de manera rotunda.

Setenta y dos horas después, el 16 de marzo aterrizó en San Salvador en medio de un inmenso despliegue de seguridad, junto a 238 venezolanos y otros 22 salvadoreños señalados como integrar las bandas Tren de Aragua y Mara Salvatrucha (MS-13).
Su abogado, Simón Sandoval-Moshenberg, aseguró: «Nunca fue condenado por ningún delito, relacionado con bandas o de otro tipo». El letrado también indicó que aunque en su momento le negaron una solicitud de asilo, un juez le dio la protección legal para evitar que fuera deportado y se le dio permiso de trabajo.
La administración Trump admitió posteriormente en una documentación judicial develada por The Atlantic que había cometido «un error administrativo» al enviar a Abrego a El Salvador, se niega a hacerlo volver. La Corte Suprema norteamericana le exigió al gobierno que facilite su retorno, pero Trump asegura que ahora está en las manos de El Salvador.

El encuentro de Cris Van Hollen con Kilmar Ábrego García
El presidente salvadoreño Nayib Bukele publicó en su cuenta de X el jueves 17 de abril una serie de imágenes que hizo resurgir la controversia. «Kilmar Abrego García, milagrosamente resucitado de los ‘campos de exterminio’ y la ‘tortura’, ahora bebe margaritas con el senador Van Hollen en el paraíso tropical de El Salvador”, escribió en tono irónico el primer mandatario, junto a varias fotografías del encuentro en lo que parece ser un restaurante.
Kilmar Abrego Garcia, miraculously risen from the “death camps” & “torture”, now sipping margaritas with Sen. Van Hollen in the tropical paradise of El Salvador!🍹 pic.twitter.com/r6VWc6Fjtn
— Nayib Bukele (@nayibbukele) April 18, 2025
Días atrás Bukele había dicho que no tiene intención de devolver a Abrego García a Estados Unidos, luego de una reunión con Trump en la Casa Blanca. «Ahora que se ha confirmado que está sano, tiene el honor de permanecer bajo la custodia de El Salvador”, escribió Bukele en otro mensaje de la red social X, junto a dos emojis de las banderas de ambos países y un apretón de manos, como indicio de una presunta colaboración entre las dos naciones.
Van Hollen, por su parte, confirmó la información en la misma red: «Dije que mi principal objetivo de este viaje era reunirme con Kilmar; esta noche tuve esa oportunidad. Llamé a su esposa, Jennifer, para transmitirle su mensaje de cariño y amor. Espero poder proporcionar una actualización completa a mi regreso”.
El senador estadounidense por el estado de Maryland viajó a la nación centroamericana para impulsar la liberación de Ábrego García. Horas antes Van Hollen denunció que le negaron la entrada al CECOT, la prisión de alta seguridad en El Salvador donde el inmigrante se encuentra detenido.

Soldados en un puesto de control a tres kilómetros del centro penitenciario le impidieron avanzar. “Nos dijeron que tenían órdenes de no permitirnos avanzar más allá de ese punto”, declaró el funcionario.
Le solicitó al vicepresidente salvadoreño, Félix Ulloa, hablar con Ábrego García, en persona, de manera virtual o por teléfono, peticiones que también fueron denegadas, al igual que una solicitud para facilitar una llamada telefónica entre el detenido y su esposa.

Después de todas esas trabas, la reunión en persona finalmente ocurrió. La esposa de Kilmar participó de marchas e iniciativas de varias organizaciones de derechos humanos que exigen la liberación y retorno de su marido.
«No dejaré de luchar hasta ver a mi marido con vida. Kilmar, si puedes oírme, mantente fuerte. Dios no se ha olvidado de ti. Nuestros hijos preguntan: ¿Cuándo volverás a casa?», dijo la mujer frente a las cámaras en un pedido desesperado. Por el momento, pudo verlo a través de las imágenes que publicó el presidente de El Salvador y el senador Van Hollen.
Con información de agencias.