El lenguaje corporal es una de las formas de comunicación más antiguas y universales. Antes de que los seres humanos desarrollaran el habla, los gestos y expresiones faciales eran esenciales para transmitir pensamientos y emociones.
Aunque hoy contamos con las palabras para omunicarnos, nuestro cuerpo sigue revelando información clave sobre lo que sentimos, incluso cuando intentamos ocultarlo.
Uno de los gestos más significativos en la interacción social es el movimiento de las cejas. Este pequeño pero poderoso gesto puede indicar sorpresa, interés, duda o incluso desagrado.
Por ejemplo, si alguien levanta las cejas al verte, generalmente se trata de una señal positiva. Si , en cambio, este gesto está ausente podría sugerir indiferencia o falta de entusiasmo.
Prestar atención a estas sutilezas en la comunicación no verbal y comprender su significado nos ayudará a interpretar mejor a quienes nos rodean y también a proyectar la imagen que deseamos.

En la década del 70, mientras investigaba cómo las personas interpretan mensajes ambiguos o emocionalmente cargados, el reconocido psicólogo e investigador Albert Mehrabian desarrolló la Regla 7-38-55.
Está regla afirma que el mensaje se determina en un 7% por las palabras habladas, un 38% por el tono, el ritmo y la entonación y un 55% está vinculado al lenguaje corporal, es decir, las expresiones faciales, los gestos, las posturas y el contacto visual.
En las últimas décadas, varios estudios en psicología han identificado distintas emociones que pueden reflejarse al levantar las cejas. Estas son algunas de las más frecuentes, según el sitio español La Razón:
- Sorpresa: un ascenso rápido de ambas cejas suele indicar asombro o incredulidad.
- Interés o curiosidad: un ligero levantamiento sugiere que la persona está atenta a lo que observa o escucha.
- Duda o escepticismo: levantar solo una ceja puede transmitir desconfianza o incredulidad.

Los especialistas explican que el gesto de levantar las cejas también puede ser una herramienta importante en la comunicación no verbal dentro de las relaciones personales.
Por ejemplo, al iniciar una conversación con alguien que no conocemos, levantar las cejas puede ser una señal sutil de interés, que prepara al otro para un intercambio amistoso.
También en contextos de coqueteo o atracción este gesto es interpretado como una invitación a continuar la interacción.
Por el contrario, si una persona nos saluda con palabras amables, pero mantiene sus cejas inmóviles, es decir, si el lenguaje corporal no concuerda con sus dichos, esas señales no verbales pueden contradecir claramente el mensaje transmitido con palabras y provocar desconfianza en el interlocutor.