Los juguetes pueden ser fundamentales para el desarrollo de los menores, de acuerdo con la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ): «Perfeccionan las habilidades para tomar decisiones, ayudar a agudizar la capacidad de atención y planificación, además de promover el pensamiento crítico».
Para los chicos, los juguetes pueden representar más que una simple cosa, ya que los ayudan a lidiar con sentimientos como el miedo, la frustración, el enojo y, a través de ellos, pueden descubrir la empatía y la comprensión.

Algunos son tan importantes durante su infancia, que deciden conservarlos en su vida adulta. Si bien algunos pueden definir este hecho como «infantil», la ciencia dice lo contrario: algunos adultos que guardaron su juguete de la infancia son más resilientes.
Por qué los adultos con juguetes de la infancia son más resilientes
Se entiende por resiliencia al proceso de adaptación positiva frente a la adversidad, trauma o a una fuente de tensión significativa. Implica la utilización de recursos internos y externos que ayudan a recuperarse o salir fortalecidos frente a las situaciones difíciles.
De acuerdo con este concepto, cuatro investigadores asiáticos realizaron un estudio titulado «Explorando la relación entre el apego transicional a objetos y la regulación emocional en estudiantes universitarios» y publicado en PubMed Cental de la Biblioteca Nacional de Salud de EE.UU.
El estudio se centró en «examinar si la regulación emocional varía en función del apego de un individuo a los objetos e investigar el papel y la importancia de los objetos en la regulación emocional de los adultos con apego a los objetos».

Según la investigación, algunas personas que conservan sus juguetes de la infancia pueden tener mayor resiliencia por diferentes razones:
- Recurso emocional en situaciones difíciles: tener el objeto físico les permite recurrir a mecanismos aprendidos durante la infancia para afrontar sus emociones; esto puede favorecer la creación de experiencias adversas en la adultez.
- Vínculo con recuerdos positivos: los juguetes cumplen el rol de objetos transitivos, también conocidos como objetos de confort. Al generar seguridad y pertenencia, facilitan la llegada de recuerdos agradables en los que se sintieron protegidos.
- Autorregulación emocional: contemplar o tocar los juguetes de la infancia pueden reducir notablemente los niveles de estrés y ansiedad generados por situaciones adversas
- Identidad y continuidad personal: al conservar uno de estos objetos se produce un sentido de identidad estable, en la que se conectan diferentes etapas vitales y refuerza la representación de continuidad.
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