Las personas reconocen con facilidad ladridos o gruñidos como advertencias, pero tienden a ignorar señales más sutiles como girar la cabeza, bostezar o relamerse.

Foto: Freepik.
Redacción El País
Muchos interpretan que, cuando un perro lame su cara o sus manos, está expresando cariño. Sin embargo, especialistas en comportamiento canino advierten que esta creencia puede llevar a malentendidos. Detrás de ese gesto puede haber incomodidad, nerviosismo o la necesidad de transmitir un mensaje que suele pasar desapercibido para los humanos.
Según expertos, los lamidos de los perros menudo reflejan que el animal está procesando una situación incierta o que necesita comprender qué ocurrirá a continuación.
En la convivencia diaria, las personas reconocen con facilidad ladridos o gruñidos como advertencias, pero tienden a ignorar señales más sutiles como girar la cabeza, bostezar o relamerse. Al no ser interpretadas, estas manifestaciones pueden intensificarse y transformarse en conductas reactivas o incluso agresivas.

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Una forma de entender lo que el perro intenta comunicar es observar su reacción cuando alguien se acerca con la mano. Si busca más contacto o se relaja, probablemente se sienta cómodo. En cambio, si lame de inmediato o evita la mirada, puede estar mostrando inseguridad o rechazo al acercamiento.
Comprender el lenguaje corporal del perro es esencial para mejorar la convivencia y prevenir problemas de conducta. Los lamidos forman parte de ese repertorio comunicativo y no deberían interpretarse automáticamente como muestras de cariño, sino como una señal más que requiere atención y respeto.
En base a información de La Nación/GDA
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