Por Marcelo Carbone
Los negocios lindos son aquellos que se conocen como de “triple impacto”. Es una forma de generar bienes y/o servicios social y económicamente sustentables. Si a esto le sumamos que esto sea ambientalmente sustentable, hablamos de una economía de triple impacto. Es decir, un emprendimiento sustentable desde lo económico, lo social y lo ambiental es de triple impacto, y es todo lo que está bien.
Podemos hablar de empresas adaptadas socialmente, que hacen cosas buenas por la gente y por entorno, y las que derraman conocimiento y riqueza. Los emprendedores tenemos que tener en cuenta que nuestra comunidad es una palanca social, económica y ambiental.
La economía circular habla mucho de reciclado, reutilización y puesta en valor. Y todo con un cuidado de la mano de obra, por ejemplo, de los pueblos originarios y de los sectores más vulnerables. La economía circular genera productos y servicios que el consumidor está dispuesto a pagar un poco más caro solo por el hecho de ayudar.
Hay un proceso productivo cuidado para no contaminar, para hacer economía de recursos, con lotes pequeños en comunidades que da trabajo a las personas. Por eso, el que compra ese producto, sabe que ese producto es muy bueno y específico. Se recicla, se reutiliza y se hacen grandes cantidades en pequeños lotes con mano de obra responsable. En este sentido, es todo lo que está bien.
Un caso contrario sería alguna marca que manda su producción a países como Filipinas o Indonesia, explotando a trabajadores semiesclavos y trabajo infantil en empresas satélites que no reportan a la empresa matriz. La economía circular es todo lo contrario a esto, no pisa los derechos de otros.





