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martes, julio 29, 2025

Quedó ciego a los 14 y hoy deslumbra en División Palermo: «La vista no ocupa una necesidad en mi vida»

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Facundo Bogarín dejó de ver a los 14 años. No indagó demasiado en la causa. Cuando tenía siete perdió la vista en un ojo y a los nueve, del otro. La luz se fue desvaneciendo hasta que se convirtió en un cúmulo de manchas psicodélicas. Aún así, paradójicamente, Facundo Bogarín brilla. Actúa en División Palermo, una de las series más vistas de Netflix, e inspira a incontables hombres y mujeres con su misma condición.

En su certificado de discapacidad dice que tiene Síndrome de Stickler. Su mamá y su papá también son ciegos; su ceguera es producto de una cuestión genética.

-¿Cuál fue la última película que viste antes de quedarte ciego?

-Las locuras del emperador.

Facundo apenas se acuerda del dato. Tampoco sabe exactamente cuánto tiempo lleva sin poder ver. Tiene 37 años y solo está seguro de que vivió más tiempo a oscuras que a color. Estos titubeos o imprecisiones son síntomas de que sus mayores necesidades no provienen de su ceguera.

Sus otros sentidos se encargaron de suplir más o menos su falta. “Te pongo en la calle y de repente te saco la vista. ¿Vos, Nico, qué haces?”, pregunta Facundo a su entrevistador. Y Nico responde: “No sé, ¿busco una pared?”. Entonces remata: “Bueno, ¿entendés? Ya el instinto empieza a suceder”.

Bogarín explica que “uno al ver basa mucho su seguridad en lo que ve, y al no hacerlo automáticamente la información la empieza a recabar de los otros sentidos de forma instintiva. Es un proceso en el que se tiene aprender a decodificar todo lo que está pasando”

Facundo Bogarín y Charo López en la segunda temporada de División Palermo. Foto: Netflix
Facundo Bogarín y Charo López en la segunda temporada de División Palermo. Foto: Netflix

-En una película llamada El sonido del metal (alerta: spoiler), el protagonista va perdiendo la audición de manera gradual hasta que finalmente acepta su vida como sordo. Cuando se le presenta la posibilidad de usar audífonos los prueba en el banco de una plaza, pero no queda convencido. En este sentido, ¿te gustaría volver a ver?

-Tampoco voy a romantizarlo, conozco gente que dice que no. Yo volvería a ver si no tuviese costo. Y no hablo del monetario. ¿Cómo volvería a ver? ¿Metiéndome un implante o sometiéndome a una cirugía? Bueno, depende del riesgo de la cirugía, ¿entendés? No es una prioridad en mi vida. Si alguien me dice: ‘mirá esto, te lo ponés y volvés a ver’ yo digo ‘ok, sí, quizás para poder trasladarme’. Andaría en moto o en bici porque es más práctico, más rápido; es lo único. Creo que mi vida hoy en día está bastante adaptada a esta forma y mis prioridades en cuanto a la necesidad no pasan por ahí.

En División Palermo Facundo Bogarín hace de Edgardo, el ciego del escuadrón, ambicioso como pocos. ¿Cómo es hacer comedia siendo invidente? ¿Hasta dónde llegan los chistes sobre ciegos? ¿Cómo es ser parte de un rodaje sin ver nada de lo que ocurre alrededor?

Bogarín destaca que la peculiaridad de Edgardo es que la búsqueda del personaje “no tiene nada vinculado con la ceguera”. “La situación de que él sea ciego solo genera situaciones hilarantes de cómo un ciego se encuentra la plata o cómo la esconde. Me parece que el que sea ciego es un camino hacia la comicidad de su vínculo con el dinero. Y está buenísimo que el foco no se ponga en la ceguera, sino en que la ceguera es un camino para contar la historia”.

Facundo Bogarín es Edgardo en División Palermo. Foto: NetflixFacundo Bogarín es Edgardo en División Palermo. Foto: Netflix

-Está bien que existan personajes ciegos cuyo eje no sea su ceguera, pero a su vez también está bueno poder visibilizar las vidas cotidianas de los ciegos a través del cine o la TV. ¿No hay una contradicción ahí?

-Sí y no. Hoy en día es mucho más el tiempo de mi vida que no vi que el que vi, y la verdad es que la vista no ocupa para nada una necesidad en mi vida. Yo, Facundo, en mi vida real necesito muchas más cosas antes que volver a ver, me parece. Es algo que llama la atención, pero desde el personaje no es el motor, no es lo que lo mueve.

—¿Cómo fue haber sido dirigido por Santiago Korovsky?

Santi es muy permisivo y a la vez sabe muy bien lo que quiere. Entonces hay cosas que se negocian y hay otras que no. Todo lo chequea, desde la confección del guión y los chistes hasta el espacio. Yo por ahí necesitaba otros tiempos, entonces desde ese lado Santi fue muy compañero. Está muy atento también a esas particularidades.

-¿Cómo se desarrolla el rodaje de una serie siendo ciego?

Cada vez que entrábamos al set teníamos un tiempo de reconocimiento del espacio. Yo en mi casa me muevo perfectamente y no me choco nada, pero en el set yo tuve que entrar dos minutos antes. Entonces para tener la familiaridad que tengo con mi espacio real en escena tuvimos que hacer un recorrido. Conocer el espacio para poder habitarlo.

-Dijiste que hay algunas cosas que se negocian y otras que no. ¿Cuál es el límite de los chistes?

En ningún chiste que me pasaron de División Palermo dije ‘che, se les fue la mano’. De hecho hasta por ahí en muchos casos decía ‘esto es medio tibio, busquémoslo más’. Por ahí yo planteaba algunas cosas. Una situación no chistosa puede ser que venga un personaje -vamos a agarrar el de Garabal— cuando el mío está cruzando la calle y le saque el bastón. Y vos dejás a un ciego sin el bastón en medio de la calle y lo va a pisar un auto. Eso no sería un chiste, ponele. Por más que pueda parecer que en los 90 sí lo hubiese sido.

-¿Qué te pasa con eso que quedó, con el resultado final? ¿Confías en las imágenes?

-Confío en lo que me dice la gente y un poco también de lo que me acuerdo, porque a la vez yo no sé en qué momento Santi recorta un plano corto o deja un plano abierto. Igual no soy tanto de ver mi trabajo. Yo, al ser más del teatro, estoy en el momento que sucede.

Facundo Bogarín en un reel para su cuenta de Instagram, @ciegología.Facundo Bogarín en un reel para su cuenta de Instagram, @ciegología.

El trabajo que “ocupa el día a día” de Facundo no es en series ni en películas: es en teatro ciego, donde oficia de director y a veces reemplaza a sus compañeros sobre el escenario. También es músico e influencer. Desde su cuenta de Instagram @ciegología explica a miles de usuarios todo lo que el mundo siempre quiso saber sobre los ciegos y nunca se animó a preguntar.

Para un papel futuro, Bogarín fantasea con interpretar a un capo mafia. ¿Y quién dice que no se convertirá en el primer villano ciego (de verdad) de la historia?

Redacción

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