Durante el invierno, una consulta médica que crece en las guardias es la que se produce por quemaduras con agua caliente en niños. Es un accidente doméstico común, especialmente en menores de cinco años, que suele ocurrir en la cocina mientras se preparan infusiones o comidas calientes.
Una olla al fuego, una taza sobre la mesa, una pava al alcance de una mano curiosa: situaciones cotidianas que, si no se toman ciertos recaudos, pueden derivar en una quemadura que muy frecuentemente requiere atención médica, días de internación y que, en algunos casos, deja secuelas estéticas, especialmente cuando afecta el rostro.
La buena noticia es que este tipo de accidentes puede prevenirse con medidas simples:
- Usar preferentemente las hornallas traseras y girar los mangos de las ollas hacia adentro.
- Evitar cocinar con niños en brazos o mientras juegan cerca.
- No dejar recipientes con líquidos calientes al borde de mesas o mesadas.
- Colocar barreras protectoras si hay estufas, cocinas o calefactores expuestos.
- Conversar sobre estos cuidados con todos los adultos que estén a cargo de niños.
Cuidar no siempre requiere grandes cambios, sino prestar atención a los detalles. El invierno nos invita a estar más en casa, compartir comidas calientes y matear en familia. También puede ser una oportunidad para repensar algunos hábitos y reforzar la seguridad en el hogar.
¡Qué hacer en caso de una quemadura!
- Alejá a la persona de la fuente de calor.
- Enfriá la zona quemada:
- Colocá la quemadura bajo agua fresca (no helada) durante 10 a 20 minutos.
- Si no hay agua, podés usar compresas frías.
- No apliques: Pasta dental, manteca, aceites, café, hielo directo ni alcohol. Estos pueden empeorar la lesión o provocar una infección.
- Cubrí con una gasa estéril o paño limpio. No uses algodón que se deshilache.
- Podés tomar un analgésico de venta libre (ibuprofeno o paracetamol) si hay dolor.
Cuándo acudir urgentemente a la guardia: guía para padres
Si tu hijo sufre una quemadura, es importante consultar en la guardia médica urgentemente si:
- Abarca una gran parte del cuerpo.
- La quemadura es profunda (segundo o tercer grado).
- Está en la cara, el cuello, las manos, los pies o los genitales.
- El niño tiene dificultad para respirar, está muy adormilado, o presenta signos de shock (palidez, sudoración, pulso débil).
- No estás seguro de la gravedad o la quemadura no mejora.
En caso de quemaduras leves, siempre se recomienda controlar y consultar con el pediatra para evitar complicaciones.
Vito F. Vulcano