El viernes 17 de noviembre de 2023, a mediodía hora del Pacífico, Sam Altman se conectó a una videollamada de Google Meet esperando una reunión rutinaria con la junta directiva de OpenAI. Encontró allí cuatro rostros serios mirándole fijamente desde sus respectivas pantallas. Ilya Sutskever, científico jefe y cofundador de la empresa, fue directo al grano: Altman estaba despedido. En los siguientes cinco días, el mundo tecnológico viviría uno de los episodios más dramáticos y reveladores de su historia reciente. Una crisis que desnudaría las fracturas profundas en el corazón de la empresa más poderosa de inteligencia artificial.
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