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domingo, abril 27, 2025

Quién es Julieta Zapiola, la chica que soñaba con jugar en Boca, personifica a una de las amigas de Lali Espósito y lleva su bandera LGTB en «El fin del amor 2»

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Julieta Zapiola tiene 33 años, es hija de un cineasta pero su verdadera vocación por varios años fue el fútbol. «Soñaba con ser jugadora de Boca», cuenta a Revista GENTE. Esa misma determinación la llevó a enfrentarse con los prejuicios y a contarle a su familia que a ella le gustaban las chicas. También a elegir el camino del arte y a caminarlo, primero, desde el guion y la dirección de casting de actores y, más tarde, frente a las cámaras.

Su papel consagratorio fue sin dudas el de Laura, una de las íntimas amigas de Tamara Tenenbaum (Lali Espósito) en El Fin del amor (Prime Video). A poco del estreno de la segunda temporada de la serie, basada en el libro homónimo, Julieta abre el cajón de los recuerdos y habla de cómo fue su viaje hasta ser seleccionada para interpretar uno de los personajes centrales de la ficción.

«Lali estuvo en el proceso del casting. Ella era productora y me eligió a mí como actriz. Lo primero que hizo fue felicitarme y decirme que admiraba mucho lo que había hecho ahí. Al toque se acercó desde un lado muy lindo y a la par», detalla y destaca la decisión de las productoras de aclarar en la convocatoria que preferían una actriz que en su vida real fuera LGTB.

«Me motivó mucho y me dio mucha fuerza para sobrepasar todas las instancias el hecho de que buscaran una actriz LGTB», confiesa.

«Con Laura tenemos en común el tema de la orientación sexual. Me gusta que es fiel y que reacciona y dice las cosas que tiene que decir. Aunque yo respiraría mucho más por nariz y exhalaría por boca. Le falta relajarse», suma sobre el personaje que interpreta.

También celebra que en la serie hay muchos de los intérpretes que están vinculados a los temas que se abordan, como Brenda (Kreizerman) quien interpreta a Sarita, una judía ortodoxa. «La búsqueda no era que venda, sino refrescar y mostrar lo que realmente hay detrás», sostiene.

Julieta soñaba con jugar al fútbol y más tarde descubrió su pasión por la actuación.

A comparación del personaje, Julieta mantiene una relación sana que nació justamente cuando terminó de rodar la primera temporada de El fin del amor. Está de novia con la China desde hace tres años, con quien convive y sueña con tener una familia.

También revela que sueña con hacer teatro y que está escribiendo una serie que le gustaría protagonizar. A diferencia de su padre, que quería ser actor y terminó siendo director, el camino de Julieta parece hacer convivir ambas disciplinas. «Sostener el camino de actuación es un poquito más complicado. Pero cuando aparecen cosas así es como cumplir un sueño», dice.

Julieta Zapiola: de soñar con jugar en Boca al día en que le contó a su familia que era lesbiana

En pareja desde hace tres años, Julieta fantasea con tener hijos.

De chica, dice Julieta, estaba obsesionada con el fútbol y con jugar en Boca, fanatismo que heredó de su abuelo Tatita («el más tierno del mundo», con quien amaba estar y le sacó un abono en la Bombonera). Algo que su familia no veía tan claro. «Mi papá es de Independiente y no es tan hincha. Es director de cine y siempre me decía: `Vos tenés que actuar, tenés que actuar´. Y yo, para hacerle la contra, le decía: `Llévame a la Bombonera, no me interesa para nada`», recuerda.

Si bien jugaba al fútbol nunca lo hizo de forma profesional y a los 20, después de una crisis fuerte, decidió probar una clase de teatro y se le «abrió el mundo».

«Ahora estoy volviendo al fútbol y me duelen las lumbares… Jugaba mucho con mis compañeros y de hecho, mejor que mi hermano… Hubo todo todo un tema ahí», dice al tiempo que se reconoce como una deportista habilidosa.

«Ahora me va bien en el arco pero mi sueño era ser tipo 9… Quería ser Messi, pero hoy soy el Dibu en el Fútbol 5″, suma.

En paralelo a su descubrir vocacional estuvo el de su orientación sexual. «Mi proceso fue complicado. Cuando a los 16 años me gustó una chica, a mis amigas no les pasaba. Pero, en lo personal, tuvo una madre muy allegada que me pudo acompañar«, relata.

Y confiesa: «Hay algo cuando decís por primera vez `soy gay´… Como una angustia, algo de ese momento que cualquier persona homosexual se acuerda. Te viene un llanto. Me acuerdo de que sentí un abismo y pregunté: `Bueno, ¿ahora por dónde?´. Creo que el mundo de la actuación fue un canal que me trajo un montón de posibilidades; también, la terapia«.

Hija de un director de cine que soñaba con ser actor, a los 16 años Julieta enfrentó a su familia para decirle que le gustaban las chicas. Siente que se alguna manera está cumpliendo con el anhelo de su padre.

Más allá del shock inicial, Julieta sostiene que sus padres son muy abiertos y que tanto ellos como sus tres hermanos la fueron acompañando de cerca. Ella es la segunda de cuatro. «Mi hermana es muy heterosexual, yo soy la única LGTB de la familia», añade.

También reflexiona sobre los tiempos actuales y cómo cambiaron las cosas hoy. «Todas mis primitas son lesbianas. No se etiqueta como bisexual, lesbiana o heterosexual», sostiene. Y dice que ahora, a los 33 y en pareja, cada tanto coquetea con la maternidad.

«En lo personal, ahora que tengo una relación sana, se habla de eso. De hecho hay un amigo de mi novia sobre el que siempre comentamos que es el donante. Ella me dice: `Bueno, es tu óvulo, lo llevo yo, pero yo elijo el donante… Y es este amigo mío, que se llama Chapi´», cuenta aunque aclara que es una fantasía y que ella ahora está concentrada su carrera.

Julieta Zapiola y la amistad con Vera Spinetta y Lali Espósito

Lali, Julieta y Vera son Tamara, Laura y Juana en El fin del amor.

El trío de amigas pasó de la ficción a la realidad y hoy, según cuentan, existe entre ellas una gran amistad. «No las conocía a las chicas, con Vera Spinetta compartíamos espacios pero no éramos amigas. Somos muy distintas: Lali es una popstar, Vera tiene dos hijos en zona norte y yo vivo en un departamento con mi gato, pero nos llevamos muy bien», dice.

Además, Zapiola destaca que su debut en grandes ligas fue acompañada de actrices que tienen oficio «desde 1800», lo que la hizo sentir mucho más segura. «La verdad es que estaba muy nerviosa, pero todas al segundo me acompañaron. Después me fui relajando y la segunda temporada fue hacer algo con amigos directamente. Respetaron mucho el equipo de la primera y eso fue inteligente porque de verdad éramos como un grupo de viaje de egresados», cuenta.

Y confiesa que si bien ella no seguía a Lali como sí lo hacían sus amigas, cuando la vio por primera vez en el set empezó a tartamudear.

Sobre qué aprendió de Lali, cuenta: «Hay algo que es muy básico que es entrar en un lugar y saludar a toda la gente con la que vas a trabajar, pero hay gente que no lo hace. Lali entra a un set y saluda… `Rubén, ¿cómo anda tu prima?´... Digo, saluda a todas las personas que están ahí, antes de tirar una escena se ocupa de saludar a cada uno de los que están. Hay algo del oficio que tiene que es muy admirable. También se ocupa de que haya una energía festiva».

También dice que se sorprendió de lo poco que duerme y de la buena energía que tiene todo el tiempo. «La adoro», dice. Y agrega: «Es muy consciente del privilegio de hacer una serie, de protagonizarla, de ser productora. Se pone la bandera e inspira también al resto. Y eso le cambiaba la cara a la gente, es como que todos teníamos ganas de tirar para el mismo lado».

Fotos: Gentileza Prime Video

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Redacción

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