Solana Sierra brilla en Wimbledon sin apoyo económico ni técnico. La marplatense es revelación del tenis junior argentino.
Con apenas 20 años, Solana Sierra está escribiendo una historia diferente en el césped de Wimbledon. Sin entrenador, sin patrocinadores y costeando todo de su propio bolsillo, la marplatense se abrió paso hasta la tercera ronda de la clasificación del Grand Slam británico, y sueña con dar el salto definitivo al circuito profesional.
Sierra representa a una nueva generación de tenistas argentinos que desafían las reglas del juego. No integra el equipo de la Asociación Argentina de Tenis, no forma parte de ningún programa oficial de desarrollo, ni cuenta con apoyo financiero estable. Sin embargo, llegó a Wimbledon por mérito propio, costeando su viaje y alojamiento con lo ganado en torneos previos, y enfrentando a rivales con estructuras profesionales consolidadas.
Una luchadora por vocación
Nacida y criada en Mar del Plata, Solana fue finalista del US Open Junior en 2022 y campeona sudamericana Sub-16. Su crecimiento fue autodidacta y apoyado principalmente por su familia. Esta semana en Londres, venció en sets corridos a rivales de mayor ranking, dejando en claro que su tenis está a la altura de las grandes.
Aunque cayó en la tercera ronda de la qualy frente a la estadounidense Hailey Baptiste, su actuación fue tan destacada que despertó elogios incluso entre entrenadores de otras delegaciones.
Sin equipo, pero con objetivos claros
“Me entreno sola, organizo mis viajes y me pago todo”, confesó Sierra, que actualmente reside en Buenos Aires y entrena en canchas alquiladas. Su objetivo inmediato es entrar al top 200 del ranking WTA y comenzar a jugar regularmente torneos WTA 250.
Mientras tanto, continúa apostando por su talento sin esperar nada de nadie. “Hay jugadoras con sponsors y entrenadores que no llegaron donde yo estoy. Eso me motiva”, dijo. El suyo es un camino cuesta arriba, pero lleno de determinación.
Sierra es hoy el símbolo de una camada de deportistas que, sin estructura ni respaldo institucional, siguen dejando huella en el tenis mundial. Su paso por Wimbledon no solo ilusiona, sino que también expone las falencias del sistema que no logra contener a talentos emergentes como ella.